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Hubo un tiempo en el que una muralla encerraba el casco viejo de Bermeo. La ordenó construir Alfonso XI, mientras sitiaba Gaztelugatxe, en 1337. El rey concedió para su construcción 2.000 maravedís anuales durante cinco años. «Más tarde, en 1353, el conde Don Tello donó para la construcción del muro defensivo la piedra del antiguo Alcázar que tenían en Bermeo los señores de Bizkaia», cuentan las crónicas sobre la Historia de Bermeo.
La construcción encerraba el actual entramado de calles, ordenadas de este a oeste, del casco histórico de la villa marinera; uno de los más grandes de Bizkaia, junto con el de Durango. Contaba en su origen con siete puertas, aunque solo una de ellas –San Juan Portale– ha conseguido superar los diversos incendios y alteraciones que ha sufrido el recinto amurallado a lo largo de su historia. «La cerca desapareció prácticamente en el siglo XIX y como único vestigio solo queda en pie el Arco de San Juan», señalan fuentes históricas.
El Ayuntamiento de Bermeo tiene previsto en breve señalar la localización real de aquellos siete grandes portales de acceso a la parte vieja de la villa marinera y, asimismo, recuperar la historia, características y singularidades de cada una de ellas a través de la colocación de paneles informativos en puntos estratégicos del área histórica. «Supone poner en valor nuestro patrimonio y contribuirá a convertir el 'corazón' del pueblo en un espacio interesante y visitable», apuntó el alcalde de la villa marinera, Aritz Abaroa.
La iniciativa cuenta con la colaboración del profesor de la UPV, Asier Romero, y el historiador local, Bittor Uriarte, que han recopilado y redactado de manera conjunta la información sobre la antigua construcción defensiva de piedra que circundaba el casco viejo. Los textos explicativos de los paneles, que se presentarán ante vecinos y visitantes de manera didáctica, estarán ilustrados con la recreación visual de cada puerta, creada por el dibujante Rober Garay.
La propuesta municipal se completará con la edición de un folleto «para que las personas que nos visiten y que desconozcan la historia de la muralla se animen a realizar el recorrido por las antiguas puertas», apuntan fuentes municipales.
La muralla arrancaba en las inmediaciones de la iglesia de Santa Eufemia y continuaba por la orilla del parque de la Lamera. En la calle Ibarluzea tar Kosme se encontraba el portalón Errenteria, metros después el de San Miguel y a la altura de Aldatseta el de San Francisco. A estos les seguían el del Remedio o de la Cárcel vieja, Santa Bárbara, Bei y el de SanJuan.
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