Bakio alerta sobre la escasez de pisos para sus vecinos por las segundas residencias

El Ayuntamiento de Bakio (EH Bildu) ha entregado al departamento de Vivienda del Gobierno Vasco un informe «detallado» sobre la «preocupante» situación que atraviesa en la actualidad el municipio costero en materia de vivienda. El diagnóstico alerta, de hecho, de que la localidad turística sufre en la actualidad una «creciente falta» de casas accesibles para sus residentes permanentes.

«En los últimos 25 años, la población ha aumentado de manera notable, pero la oferta de viviendas no ha seguido el mismo ritmo», advierten desde el Consistorio local. Según el análisis presentado, solo el 39% de las viviendas en Bakio son de primer uso, «frente al 71% en la comarca y el 85% en Euskadi». Este dato refleja, por otro lado, el «alto» porcentaje -61%- de los inmuebles dedicados a segunda residencia en la localidad.

Bakio cuenta con un parque de 3.275 viviendas, «pero es difícil hacerse con alguna en propiedad o en alquiler porque la competencia de la segunda residencia encarece los precios», explica la alcaldesa, Amets Jauregizar.

En mayo del pasado año, cuando en Bakio habia algo más de una veintena de pisos a la venta, su precio medio alcanzaba los 447.920 euros, mientras que el de los alquileres –una docena- rondaban los 1.800 euros mensuales. «Aunque la mayoría de estas casas estaban entre los 1.000 y 1.500 euros, una cuarta parte de las mismas superaban los 3.000 euros al mes», detallan en el informe.

«Esta situación contrasta con la capacidad económica de las familias locales que, según la ley, no deberían destinar más del 30% de sus ingresos a gastos de vivienda; es decir, un máximo de 1.000 euros al mes», señalan fuentes municipales. «Pero vemos que una gran parte de la población tiene que invertir más que ese porcentaje para vivir en una casa», aseguran, asimismo.

Desde el Ejecutivo costero sostiene además que la escasez de viviendas asequibles, sumada a la presión del mercado turístico, con 133 viviendas de uso turístico, ha llevado al municipio «a que se sitúe en una zona tensionada», pese a que de momento no ha sido reconocida como tal por parte del Gobierno vasco.

El Ayuntamiento ha calculado también que la ocupación promedio de los pisos turísticos en el municipio costero es «de solo el 38% del año», lo que para la Administración bakiotarra sugiere «un aprovechamiento limitado que podría destinarse a cubrir las necesidades residenciales de la población».

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