Los arrantzales censuran el «bajísimo» precio del verdel a menos de un euro

El verdel ha dividido a la flota de bajura que faena y centra su actividad en los puertos de la comarca, en especial, en Ondarroa y Bermeo. En apenas diez días, las embarcaciones de cerco han consumido casi toda su cuota en caladeros localizados a escasas millas de la costa, visibles desde los pueblos del litoral, mientras que los de anzuelo registran bajas capturas.

Las masivas descargas que se han contabilizado a lo largo de todos los muelles del Cantábrico han provocado que la cantidad máxima que pueden pescar esté a punto de acabar. De hecho, tan sólo en la primera descarga importante de esta especie –que acaba de ingresar en el club del label vasco–, se contabilizaron más de dos millones de kilos. En la jornada de ayer, sólo la lonja ondarresa comercializó 460.000.

«En este momento, aunque los apresamientos han sido desiguales con más suerte para unos que para otros, se ha alcanzado cerca del 95% del cupo asignado a las federaciones de cofradías de Gipuzkoa y Bizkaia, en base a los acuerdos firmados por territorios», señalaron portavoces del sector.

El reparto de la cantidad de caballa que puede llevarse a puerto varía según la modalidad de su pesca, el tamaño del barco y el número de tripulantes y en general oscila entre los 4.000 y los cerca de 100.000 kilos por unidad. Para este año, el tope fijado para el conjunto de la flota española es cercana a los 29.500 toneladas.

Frente a los buenos datos de la pesca se sitúa la fuerte caída registrada en la cotización media, que se ha situado por debajo del euro al quedar en 0,88 céntimos. «Entendemos que en el mercado funciona la ley de la oferta y la demanda y que ha entrado mucho verdel, pero es un precio bajísimo, demasiado que hasta pone en tela de juicio nuestro trabajo», indicaron tanto desde las cofradías vizcaínas como de las guipuzcoanas. La pasada campaña llegó su valor medio llego a situarse en 1,48 euros el kilo, lo que supuso un incremento del 37,2% con respecto a 2021.

La otra cara de la costera es la de las embarcaciones de anzuelo que no logran los resultados esperados. Aunque han localizado los bancos de pesca, los arrantzales están protagonizando bajas capturas. «El pescado va demasiado profundo y nos está costando apresarlo», reconoció el patrón ondarrés Aitor Badiola. «Después de estar toda la tarde en la mar, apenas hemos traído 350 cajas», añadió.

Otra de las cuestiones que más preocupa a los arrantzales durante las últimas jornadas son las capturas de los barcos de arrastre pelágico de Francia. «En el mercado exponen piezas de atún rojo de 200 a 300 kilos, pero estamos seguros de que descartan las de inferior tamaño –de 80 a 90 kilos– y las devuelven muertas al mar dañando el recurso. No vemos ningún tipo de control», denunciaron.

Dos pesqueros galos descargaron ayer en la lonja de Pasaia 53 ejemplares de atún rojo o cimarrón, uno de ellos de 232 kilos de peso, a 14 euros el kilo.

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