La playa de Laidatxu alberga un conjunto de cinco noráis naturales, utilizados durante siglos por los arrantzales para amarrar sus embarcaciones Iratxe Astui

Los amarres de roca medievales de Mundaka quieren ser Bien Cultural

El Ayuntamiento insta al Gobierno vasco a preservar los históricos noráis de piedra que se conservan en el puerto, Laidatxu y Portuondo

Iratxe Astui

Mundaka

Viernes, 19 de septiembre 2025, 11:32

Mundaka ha dado un paso firme para preservar los noráis de piedra que todavía se conservan en la localidad costera y que forman parte de su patrimonio marítimo. Con ese objetivo, el Ayuntamiento de la anteiglesia turística (EH Bildu) ha aprobado la iniciativa presentada por el grupo político del PNV para instar al departamento de Patrimonio Cultural del Gobierno vasco a abrir el proceso que permita declarar estos elementos Bien de Interés Cultural. La propuesta, debatida en el último pleno celebrado a última hora del miércoles, contó, asimismo, con el respaldo de la plataforma independiente Herritar Alternatiba (HA), también en la oposición.

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Estos históricos puntos de amarre, utilizados desde la Edad Media por los pescadores para asegurar las embarcaciones, se reparten en puntos estratégicos del municipio: hay cinco en la playa de Laidatxu, dos en la ensenada de Portuondo –uno de ellos de dimensiones notables– y un octavo en el puerto, junto al cañón.

Los noráis de Laidatxu tuvieron, de hecho, un protagonismo especial, «ya que se emplearon como agarraderos para asegurar los barcos «en una época en la que la actual playa se conocía como la ensenada de Posada, un fondeadero documentado en cartas náuticas desde principios del siglo XVI», señaló el historiados del grupo Gernikazarra de la villa foral, José Ángel 'Txato' Etxaniz.

Agujeros de atraque

En el arenal mundakarra, el conjunto de los singulares noráis se aprecia con claridad durante la bajamar. Aunque a primera vista parecen simples formaciones naturales, confundidas entre las demás peñas, al observarlas en superficie se percibe en las mismas la intervención humana. «Durante generaciones, los pescadores fueron esculpiendo estos bloques de roca a golpe de martillo y cincel para sacarles una hendidura en forma de circunferencia o darles la forma adecuada para poder amarrar las estachas de sus barcos con la garantía de que no se soltaran», explicó asimismo, 'Txato' Etxaniz.

Piedra de amarre aún en uso situado en el puerto de Mundaka. T.E.

En el puerto de Mundaka, además, se conservan restos de cañones, «que probablemente formaron parte de las defensas contra corsarios ingleses y durante la primera Guerra Carlista, y que los arrantzales también los aprovechaban por su forma idónea para fijar los barcos». Esos vestigios, pintados de azul marino, lucen ahora como elementos decorativos en el paseo que rodea a la pequeña dársena.

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Asimismo, en Portuondo se pueden aprecian agujeros perforados en las rocas «que los marineros utilizaban para pasar los cabos de parte a parte como otra manera de asegurar la embarcación», apuntaron las mismas fuentes.

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