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Uno de los testigos del accidente cuenta cómo lograron sacar al conductor del camión. Foto y vídeo: Luis Calabor

«Si tardamos dos minutos más en sacarle, el chófer arde con el camión»

Un grupo de personas rescató al conductor del tráiler calcinado tras volcar en San Mamés, que bloqueó ocho horas el principal acceso a Bilbao

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Martes, 29 de mayo 2018

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El caos se apoderó ayer de Bilbao. Un espectacular accidente, el mayor desde que abrieran los accesos por San Mamés hace justo cinco años, convirtió la autopista A-8 y las otras entradas a la capital vizcaína en auténticas ratoneras. El siniestro no causó víctimas mortales, pero provocó el cierre del acceso a Bilbao más utilizado durante ocho horas. Un pequeño grupo de personas, entre ellas un mendigo guipuzcoano que lleva siete meses en la ciudad, evitaron la tragedia y salvaron la vida del protagonista del siniestro y de esta historia. El conductor del camión de matrícula portuguesa es un profesional de origen ucraniano, nacionalidad lusa y vecino de Irún de 68 años, según los datos facilitados por la Ertzaintza. Acababa de cargar el remolque de bobinas en la papelera de Aranguren y se dirigía a un pueblo de Francia.

El día se le complicó poco antes de las doce y media de la mañana. Entonces, por error, el chófer tomó la entrada a Bilbao por San Mamés. Al parecer, enfiló la salida de las galerías –donde el límite de velocidad es de 40 por hora– con cierta fuerza, posteriormente frenó e impactó con la mediana. Los testigos escucharon un «fuerte ruido seco, como de un reventón». La carga se desplazó y el camión terminó volcando por causas que aún se investigan. El gigantesco vehículo se deslizó varios metros hacia delante, «como en una película», hasta hacer la tijera en medio de los cuatro carriles. Explotó poco después. Fue milagroso que no acabara en una tragedia, tal y como sostenían los vecinos que contemplaron la escena. Varios hombres llegaron corriendo desde diferentes puntos y le ayudaron a salir de la cabina, en la que quedó atrapado. Rompieron la luna a patadas y a golpes con un barrote y sacaron al conductor «in extremis». Le acababan de salvar la vida.

«Yo iba justo detrás, en un camión de nueve toneladas y llegué un minuto después», explica Unai Bilbao Elorriaga, de 36 años, un transportista de maquinaria de obra que se dirigía a Uribitarte. «El tráiler estaba cruzado justo a la salida del túnel, mientras la gente seguía circulando por el lateral como si no pasara nada. En un principio pensé que estaba vacío. Pero luego vi al hombre, que era mayor y parecía muy aturdido, intentado salir por la trampilla que los camioneros tenemos en el techo». «Para entonces ya estábamos retenidos y de inmediato, puse el freno de mano y bajé». Ricardo Rodríguez, de 48 años y natural de Andoain, que lleva siete meses viviendo en las calles de Bilbao, fue otra de los que participaron en el rescate. «Justo estaba tomando una cerveza a la salida de los túneles. Le ví dar volquete y pedí socorro porque no podía salir». El conductor de una grúa también apareció con un barrote de hierro para ayudar. «Una gasolina verde» comenzó a desparramarse por el suelo y entonces se dieron cuenta de que urgía, de que había que «sacarle como fuera». Así que se liaron «a leches» con la luna delantera. «Cuanto se abrió una 'tela de araña' en el cristal, que era duro de pelar, seguimos a patadas. Le sacamos a hostia limpia», narra Rodríguez. «Estuvimos dos minutos golpeando por fuera y él por dentro. Cuando conseguimos sacarle, el camión ya estaba ardiendo. El fuego empezó por detrás y se fue propagando. Llegamos a tardar dos minutos más y el conductor se hubiera quemado, porque la cabina echó a arder enseguida», asegura Bilbao. Pudieron abrir el hueco exacto para que entrara su cuerpo a través del cristal y, apenas unos segundos después, empezaron las explosiones. Como «cuatro o cinco petardazos», seguidos por otra brutal. El temblor se hizo sentir en el edificio vecino.

El conductor dio negativo en el control de alcoholemia.
El conductor dio negativo en el control de alcoholemia. Luis Calabor

Colas de cuatro kilómetros

Para entonces, ya había llegado una patrulla policial y los sanitarios, al tiempo que comenzaba el despliegue de los bomberos forales por toda la zona. El tráiler ardía sin control y todo Basurto quedó inundado por un fuerte olor a goma quemada que solo borró el paso de las horas. El acceso fue cortado en ambas direcciones para facilitar las tareas de limpieza y la autopista se convirtió en una trampa, con colas que llegaron a los cuatro kilómetros en ambos sentidos. El colapso no tardó en propagarse por las vías urbanas, hasta el centro de la ciudad. Miles de personas resultaron afectadas. Los itinerarios de transporte escolar también se vieron alterados y se registraron retrasos en las empresas de transporte colectivo a San Sebastián y a Vitoria. La Policía recomendó tomar itinerarios alternativos, pero durante toda la tarde siguieron las retenciones en los accesos por Enekuri y Zabalburu. Para entonces, los Bomberos trasvasaban la carga del camión, aún en la calzada. Las bobinas de papel fueron trasladadas a Zorrozaurre y tuvieron que esperar a que la estructura se enfriase para poder arrastrarla con la grúa. Los dos carriles de salida reabrieron sobre las siete, y los de entrada a las ocho y media, ocho horas después de un siniestro difícil de olvidar. El camionero, un profesional con años de experiencia en el sector, prestó declaración ante la Ertzaintza y dio negativo en las pruebas de alcohol y sustancias estupefacientes. Atendido por quemaduras leves en un brazo, regresó a Irún a última hora en taxi.

  1. Rescate del conductor

Vídeo.
  1. El camión, envuelto en llamas

Vídeo.

  1. El incendio ya sofocado

Vídeo.

  1. Las imágenes más espectaculares

Vídeo. Un testigo relata lo sucedido. Luis Calabor

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