«Mi corazón es vasco, mi país Luxemburgo y mi tierra Euskadi»
Vascos de altos vuelos ·
Aunque se ha movido por medio mundo, este vizcaíno que se siente luxemburgués reconoce que aún le cuesta adaptarse a los idiomasLeire FErnández
Lunes, 28 de octubre 2019, 01:16
Aitor Larrea nació en Sodupe hace 56 años y tras finalizar sus estudios en la Escuela de Empresariales de Bilbao se dedicó a diferentes tareas ... profesionales hasta dar con su destino en un pequeño país como Luxemburgo. «Mi vida laboral no es tan dilatada como puede parecer ya que siempre busqué la fidelidad y la constancia en todas las empresas donde trabajé, pero he hecho diferentes cosas, desde relojería industrial de barcos en Rekalde, repartidor de Harino Panadera en Bilbao, cocinero y barman en Ibiza... e incluso he sido chófer de la princesa Smilja Mihailovich», rememora. Fue precisamente trabajando en Ibiza cuando conoció a la madre de su hijo y decidió «intentar una vida fuera de Euskadi».
Así llegó a Luxemburgo, donde comenzó trabajando como agente de tráfico, supervisor y jefe de escala de Iberia, un trabajo que le llevó a vivir un mes en Guinea Ecuatorial. Actualmente es director de seguridad y salud y delegado sindical en BCD Travel, una empresa dedicada a los viajes de negocios. «Por imperativos de mi trabajo, siempre relacionados con viajes, he visitado países de medio mundo».
A pesar de estar habituado a moverse por otros países, este curtido vizcaíno reconoce que los idiomas, el clima y la comida es lo que más le cuesta a la hora de desplazarse. «Sobre todo, los idiomas».
En cuanto a su día a día, afirma que es tranquilo, «oficina, reuniones, viajes y el tiempo libre para mi huerta y mi cocina». Y que si hay algo que echa en falta de Euskadi es «la tierra en todos los sentidos. Mi familia y amigos y Sodupe».
Pese a la distancia, Aitor destaca que el carácter de los luxemburgueses es muy similar al de los vascos. «Gente noble y cerrada, pero que cuando se abre no hay quien salga de su embudo, de su contexto». Sin embargo, también tienen muchas diferencias. Así, «mientras Luxemburgo supo gestionar su identidad (himno, bandera, idioma y fronteras) durante y después de las guerras mundiales, Euskadi todavía no ha sabido o podido gestionar sus señas de identidad como país».
«La fama nos precede»
Aitor Larrea está orgulloso de sus raíces y, como tal, las muestra en su nueva patria sin dudarlo, aunque no hace falta que les enseñe mucho sobre Euskadi a sus vecinos, ya que la fama de los vascos nos precede. «Mi huerta está señalada con una ikurriña que cuelga allá hace 5 años. El Athletic, la comida y nuestro orgullo son de sobra conocidos, si bien a veces nos identifican también con el terrorismo». Y un detalle que le llama la atención. «Cuando decimos que somos de Bilbao, ellos saben que somos diferentes, que somos vascos y eso viniendo de un pequeño país nos enorgullece».
Lo que no hace demasiado en su tierra de acogida es relacionarse con otros euskaldunes. «No creo en los guetos aunque sí tengo trato, pero con unos pocos. Uno de mis mejores amigos es de Getxo. Sí, hay relación, pero al no existir peñas, clubes o centros vascos es más difícil, además de que para los residentes vascos más recientes la simbiosis con otras culturas es más que elocuente», comenta.
Lo que no puede evitar es visitar varias veces por año, siempre que puede, la tierra que le vio nacer. «En fechas marcadas como la comida de la quinta del 63 en Sodupe, navidades en familia, San Lorenzo en Sodupe o San Kosme en Gordexola. ¡Y algún que otro partido europeo del Athletic!», detalla. No en vano, es un gran aficionado al fútbol y llegó a jugar con diferentes equipos, incluidos algunos de Luxemburgo.
En cuanto a si tiene pensado volver de manera definitiva a Sodupe, lo tiene bastante claro. «Mi hijo vive y trabaja en China actualmente, así que en ese sentido no tengo retén aquí. Espero que en 5 años pueda jubilarme y poder pasar largas temporadas en Euskadi y Cantabria con mi actual pareja, pero sin quitar un pie de Luxemburgo, que sería mi primera residencia. Mi corazón es vasco, mi país es Luxemburgo y mi tierra Euskadi», aclara.
«Las señas de identidad deben servir para unir y no para desunir»
Según Larrea, una muestra «divertida y concluyente» de las diferencias entre los luxemburgueses y los vascos es uno de sus refranes. «Nosotros decimos que algo nos suena a chino cuando no lo entendemos. Aquí dicen que suena a español». Aunque eso sí, conocen perfectamente Euskadi. «Los luxemburgueses adoran nuestra tierra, sus ciudades, su gastronomía y la nobleza de sus gentes, y por ser grandes viajeros regresarán plenos de todo ello a sus casas».
Y destaca que los vascos podemos aprender mucho de este estado europeo. «Sobre todo que las señas de identidad de un pequeño país deben servir de ejemplo para que la política interna sirva para unir y nunca para desunir».
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