«Hace unos días quiso coger a mi hijo en brazos, decía que para practicar»
Los vecinos del barrio bilbaíno se declaran «aterrorizados» ante «gente capaz de hacer esta salvajada»
Olga Díaz se dejaba llevar por la rabia este jueves en pleno corazón del Grupo Sagarminaga, en el barrio de Santutxu. No daba crédito al ... presunto secuestro cometido por su vecina Mireia, de 24 años. Y, aunque confirmaba conocerla desde hace años, se mostraba tajante: «Cómo no vas a estar aterrorizada con gente capaz de hacer esta salvajada». No paraba de repetir que le costaba «un mundo» ponerse en el lugar de la madre del bebé. «No quiero ni pensar lo que estará pasando ahora, y lo que habrá sufrido durante tantas horas infernales», repetía, mientras miraba desconsolada a su hija. «¿Y si nos pasara a nosotras?», se preguntaba.
Justo junto a ellas pasaba una conocida con su pequeño de tres meses en el cochecito y, ante las preguntas de este periodista, admitía también estar «atacada, ¡si esta mañana casi me desmayo al saber quién había secuestrado al bebé». Mireia y ella habían hablado en multitud de ocasiones sobre el embarazo. «Si es que no me lo puedo creer, porque cuando yo estaba de tres meses o así ya me anunció emocionada que ella también había quedado encinta», añadía.
Los encuentros casuales se repitieron muchas veces en este tiempo. Y ella admitía que se generó incluso un punto de confianza. «Si hace tan solo unos días quería cogerme el hijo del coche y decía que era para practicar...», recordaba. La había convencido hasta tal punto de que estaba a punto de dar a luz, «que incluso le tenía preparada una bolsa con las primeras ropas de mi bebé».
«¿Cómo no vamos a estar asustados?«
Eran ya más de las 13.30 horas y el suceso llevaba siendo la comidilla desde primera hora. Así lo aseguraba una vecina del portal donde reside la madre de la detenida acusada de secuestrar al recién nacido. «A mí me despertó mi prima desde Benidorm que lo acaba de ver en la televisión y que me preguntaba que qué estaba pasando en mi barrio y yo no me lo podía creer, ¡pero cómo no vamos a estar asustados!», subrayaba.
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Según ha explicado esta mujer, la joven ya no vivía en la casa de su madre, «sino que debía haberse ido con su abuela, también en el barrio». El padre, separado, también vive cerca. Y el novio, de nacionalidad rumana. En cualquier caso, pasaba mucho tiempo por aquí, «sacando los dos perrazos que tienen en casa». «Tenemos muchos problemas en el portal con esta familia por sus mascotas, que no dejan de ladrar y defecar por todos sitios», protestaba otro residente.
Otra vecina reconocía que no hay mucho trato con la familia de la detenida por «problemas de convivencia», pero que nunca habría pensado que la chica fuese capaz de hacer algo semejante, «Me he quedado paralizada porque el ver la imagen de la sospechosa en la televisión, aunque era borrosa, me ha parecido reconocerla», aseguraba antes de añadir que, «después de lo que hizo, al menos ha dejado al bebé en la puerta de una casa y ha llamado al timbre, porque si se le ocurre abandonarlo en otro lugar... ¡no quiero ni pensarlo!».
«Había comprado el cochecito y la cuna»
Nagore, una conocida de la familia «de toda la vida, tampoco daba crédito a lo ocurrido, y a la presunta farsa montada en torno al embarazo. «El lunes me la encontré en el súper y me dijo que ya estaba a punto de caramelo», admitía. Incluso la madre de Mireia habría comprado el cochecito y la cuna». «De cara al público ha vivido todo el periodo del embarazo con absoluta normalidad y la veíamos muy ilusionada, e incluso a la hija de su pareja, de cinco o seis años, le decía que pronto iba a tener en casa a su hermanito».
Leila, nombre ficticio de otra conocida, confirmaba esta versión. «Para nosotros era una chica absolutamente normal que hacía una vida de embarazada, y no sé si abortó o su era todo algo psicológico, porque era corpulenta», se justificaba. En cualquier caso, añadía que «si todo ha asido una estrategia, la tenía bien pensada, porque nos ha engañado a todo el mundo». Un pensamiento que la dejaba «conmocionada». «¿Estamos volviendo a los tiempos de antes, cuando se robaban bebés ante la impotencia de muchos progenitores? ¡Pero si estamos en el siglo XXI!», se desconsolaba.
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