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Es una misión peliaguda el desarrollo urbanístico de una isla que está en medio de una ría, es decir, que está afectada por las mareas. ... Y aún más lo es ahora, en pleno cambio climático que está haciendo subir el nivel del mar en todo el mundo. Pues es lo que pasa en Zorrozaurre. Para conjurar riesgos de inundación se han hecho, esencialmente, dos cosas. De un lado, se ha subido la cota de la isla un metro y medio; de otro lado, en las zonas ahora pobladas, las que no se pueden elevar, se han construido dos tanques de tormentas. Son dos grandes depósitos que, según ha anunciado el Ayuntamiento de Bilbao, se acaban de concluir.
Las obras para estas dos estructuras (una junto a Artiach, la otra junto al edificio de Papelera) arrancaron en octubre de 2022 y la inversión se ha elevado finalmente a casi 8,3 millones de euros. Estas infraestructuras son importantes para contener las inundaciones porque la zona baja de la isla, la que no se ha elevado metro y medio, se protegerá mediante un muro ciego de las mareas vivas, que previsiblemente ganarán en altura debido al cambio climático.
El problema de eso es que si llueve mucho y la marea está alta no hay manera de que las calles desagüen a la ría. Así que esa zona se quedaría como una especie de piscina. Eso es lo que quieren contener los tanques de tormentas, enormes depósitos para recoger ese agua de lluvia cuando la marea esté alta, y soltarla al cauce cuando baje. Incluso llevan bombas para ser vaciadas de manera forzada si es necesario.
Según ha informado este martes el Ayuntamiento de Bilbao, los tanques de tormentas entrarán en servicio «en cuanto la Junta de Concertación finalice las obras de urbanización del entorno». Se trata de unos trabajos «imprescindibles para garantizar la conexión de los colectores que en el futuro verterán sus aguas pluviales a cada uno de los depósitos». Conforme a la planificación actual, «se prevé que las obras de urbanización sobre el Depósito 2 comiencen a finales de este año y las que corresponden al Depósito 1, a finales de 2026 o inicios de 2027».
La ejecución de los depósitos de inundación ha sido «una obra de ingeniería muy complicada, que ha requerido unos procesos de trabajo muy precisos y por eso se ha prolongado el plazo de ejecución algo más de los veinte meses inicialmente previstos», explican desde el equipo de gobierno. Es que ahí el terreno está compuesto de distintas capas de rellenos artificiales, limos, arenas, roca...
Ambas infraestructuras cuentan con un volumen de almacenamiento suficiente que les permite acumular el agua en los episodios en los que la marea no posibilita el alivio por gravedad, y su posterior vaciado, cuando desciende el nivel en la Ría. En concreto se estima un volumen útil de 1.031,70 metros cúbicos para el Depósito 1 y 1.190,25 metros cúbicos para el Depósito 2. Esta solución, permitirá minimizar los alivios por bombeo.
Además, con el objetivo de mejorar la calidad de las aguas vertidas a la Ría, a la entrada de los colectores de pluviales a cada depósito se ha colocado un desarenador y un separador de grasas.
Por cada uno de los dos depósitos, se han ejecutado tres conducciones que verterán a la Ría: la conducción de vertido por gravedad, la conducción del bombeo y la conducción desde la arqueta de los colectores de pluviales. Algunas de las cuales, fundamentalmente las conducciones por gravedad han requerido excavaciones bajo rasante de más de cuatro metros en algún caso.
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