Monika Tato nació en Uribarri y lleva 37 años trabajando como peluquera. ainhoa gorriz

«Compré una lonja para una peluquería, me escrituraron otra y ahora no tengo nada»

Una bilbaína recurre a la Justicia para que le den una solución a la cadena de errores que sufrió tras adquirir un local que ya estaba siendo utilizado

Lunes, 4 de abril 2022, 01:10

Monika Tato lleva 37 años trabajando de peluquera. Toda una vida. Conoce bien el sector y tiene una clientela fija en el bilbaíno barrio de ... Uribarri. En 2019 Monika llevaba ya 9 años con su propio negocio. De pronto le apareció la oportunidad de progresar. A pocos metros de su establecimiento habían puesto a la venta una lonja que encajaba como un guante en sus aspiraciones. El precio (27.000 euros) cuadraba con su presupuesto. Si la compraba podría desprenderse del alquiler que lleva pagando tantos años.

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Monika no lo dudó. La lonja, ubicada en la calle Uribarri, forma parte de un edificio de 1947 que había sido embargado por una entidad bancaria. Lo ofertaba una conocida inmobiliaria de Castro. Pagó los 2.000 euros que le pedían de anticipo. Y poco después, en noviembre de 2019, se vio en una notaria escriturando la lonja. Se lanzó con gran parte de los ahorros de toda una vida. Pero su sueño de establecerse totalmente por su cuenta estaba cada vez más cerca.

«La inmobiliaria dejó de contestar a mis mensajes. Y el banco me dijo que fuese a los juzgados»

En la notaría ya hubo algo que le llamó la atención en la escritura. Los metros cuadrados de la lonja que aparecían en los papeles no cuadraban con lo que había comprado. La tranquilizaron. Le dijeron que sería un pequeño error, algo que «suele pasar» en las inscripciones de los edificios antiguos. Monika siguió adelante.

La peluquera bilbaína estaba muy ilusionada. Monika nació en Uribarri. Lleva toda la vida aquí y contaba a todo el mundo que se había comprado una lonja para emprender un nuevo proyecto profesional. Con las escrituras «libres de cargas» en la mano, dio de alta el agua y la luz. El local necesitaba de una reforma y contactó con un albañil. Le hizo un presupuesto y le pagó el 50% por adelantado. Su idea era instalarse a principios de año y empezar a funcionar poco después del día de Reyes.

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«No sé a quién pagará»

La sorpresa llegó cuando contactó con el administrador de fincas del edificio. Fue entonces cuando descubrió que había habido una terrible confusión: la lonja que había comprado no era la que se ofertaba en la inmobiliaria. No era la que ella quería. Era el local de al lado. Una lonja con más metros cuadrados y que, en principio, resultaba más atractiva. A simple vista parecería una buena noticia: había comprado una lonja mejor por el precio que costaba el otro inmueble, más pequeño. Pero había un problema, el local que había escriturado llevaba seis meses alquilado por otra persona, que había instalado allí una panadería. Este negocio había firmado un contrato de alquiler por varios años y no quiere marcharse de allí. «No sé a quién pagará el alquiler porque a mí no», dice la peluquera.

Monika pidió explicaciones. En la inmobiliaria dejaron pronto de contestarle a sus correos electrónicos. La entidad bancaria le dijo que le devolvía el dinero de la compra, pero no todos los gastos extras (notario, albañil, luz, electricidad...) que ascendían a unos 20.000 euros. Le dijeron que, si no estaba conforme, recurriese a los juzgados.

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Y es lo que ha hecho. Inició una denuncia penal, que fue archivada, y ahora está inmersa en un procedimiento civil. Lo que quiere Monika es que le den una solución. Es decir, que le den una lonja. O bien la que quería comprar o la que finalmente le escrituraron. «Lo cierto es que compré una, me escrituraron otra y ahora no tengo nada», censura.

Monika inició el proceso judicial en 2020. Sigue esperando. Continúa pagando el IBI de un local que no puede utilizar y que está ocupado por otra persona. También sigue trabajando de peluquera en la misma lonja que lleva alquilando casi diez años. Sigue pidiendo explicaciones. Pero no hay respuestas. Lo que le enciende es que la lonja que supuestamente compró haya sido puesta otra vez a la venta en los portales inmobiliarios de internet. El abogado de Monika le dice que tiene todas las de ganar. Pero ella sigue sin nada.

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