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Llenar la nevera ha supuesto este año un verdadero quebradero de cabeza, y en esta época del año, cuando la Navidad está a la vuelta ... de la esquina, la inquietud regresa con más motivo. A pesar de que los vizcaínos estén dispuestos a aflojar los bolsillos y a darse algún que otro capricho a base de manjares tradicionales como el cordero, el besugo y el marisco, el precio sigue siendo uno de los grandes inconvenientes. Desde la escalada de la cesta de la compra en los últimos dos años, muchos han hecho malabares para cuadrar el presupuesto familiar.
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Se juntó la crisis de suministros con el alza de los combustibles y de la energía. Después, la incertidumbre que desató la invasión de Ucrania. Luego la alimentación creció casi a un ritmo de dos cifras –con una inflación del 9,5%– por los incrementos de los precios de la fruta, las grasas, la carne, el pescado y el marisco. El aceite de oliva fue, precisamente, el producto que lideró el ranking. Todos alimentos que vienen muy bien en la mesa navideña.
¿Cómo estamos ahora? La subida de los alimentos se ha ido moderando hasta llegar al 2,5% en agosto, la cifra más baja desde octubre de 2021, pero no hay que fiarse: el solomillo estaba a doce euros más el kilo respecto a hace un año y las almejas, seis por encima. Un dato que anticipa subidas y anima a pensar que quizá sea ahora el momento de comprar y llenar el congelador.
Así están las cosas a las puertas de diciembre. El mercado de la Ribera se empieza a preparar para una de las épocas más potentes. Mientras colocan los últimos adornos de Navidad, algunos bilbaínos pasean por los puestos. «Hay mucha gente que se está acercando para preguntar los precios de cara a la época navideña, pero comprar como tal, poco todavía. En nuestro caso vendemos carne de todo tipo, sin excepciones, porque se utiliza para hacer gran variedad de comidas, pero destaca la chuleta, el entrecot o la carne picada para hacer pimientos rellenos. Por el momento, los precios están parecidos a los del año pasado», cuenta Paco Domingo, trabajador de la carnicería Pedro Mari.
El ambiente se empieza a notar desde primera hora de la mañana. Carniceros afilan cuchillos, clientes miran el mostrador y comparan precios, pescaderos colocan langostinos extra en las cajas… es la estampa habitual en el mercado de referencia de la villa, donde besugos, pulpos, lubinas, rodaballos y gallos captan la atención de todos los interesados. «Con esto te sale un caldo espectacular». «¿Me das dos doradas y las abres para poner al horno?». «El rape merma mucho. En cuanto lo cortas, se empieza a deshidratar». Conversaciones habituales en torno al género y sus calidades junto a los puestos de carne y pescado.
A pesar de que los comerciantes moderen los precios para resultar competitivos y dar salida al género, algunos señalan que la escasez de ciertos alimentos, como los mariscos, y el pico de la demanda provocarán la inevitable subida en algunos de los manjares más típicos, como es el caso de los percebes. «Se empieza a notar más afluencia de gente desde hace varias semanas. Si normalmente comen marisco cinco mil personas y en Navidad aumenta el número hasta quince mil, hay un problema. Es ahí cuando se encarecen los productos. El año pasado, por ejemplo, tuvimos una falta muy grande de kokotxas de bacalao; no hubo en todo el mes de diciembre», lamenta Joseba, pescatero en el puesto Santurtzi.
La merluza de anzuelo ha subido tres euros; ahora se vende por 16,80. Lo mismo pasa con la lubina superior, que roza los veinte euros cuando el año pasado estaba a unos 18. Jon Ander Alonso regenta otra de las pescaderías del mercado de la Ribera, y explica que una de las razones principales por las que aumenta el precio se debe a los temporales. «El besugo se encarece bastante, porque la gente los quiere grandes y ahora no hay tanta captura. Con el percebe pasa parecido, porque vienen a buscar el más gordo, y con las borrascas habituales en los meses de diciembre y el oleaje cuesta sacarlo. Se quejan de que es caro y muy pequeño. Es la pelea de siempre», lamenta.
Además, explica que a partir del puente de diciembre el mayor aumento de precio se da en crustáceos como la nécora. «Hoy la puedes comprar a 12 euros y la semana antes de Navidad, por unos 30», expone. «Los precios suben a nivel general, no solo el del marisco. También ocurre en las fruterías. Una clienta me comentaba que el tomate también se había puesto por las nubes», añade.
Y con la carne pasa más de lo mismo. Saioa Estenaga regenta el puesto El Cordero Divino. Con la Navidad a la vuelta de la esquina, ya se nota movimiento en el negocio. No ha parado desde que ha abierto el local a primera hora de la mañana. En su caso, los productos que más escasean son los sesos de cordero y las mollejas. «Siempre tengo que andar diciendo que me encarguen más, porque el tamaño de estos alimentos es muy pequeño. Cuando una persona quiere seis sesos, hay que tener en cuenta que equivale a seis corderos. Cuando me piden medio kilo, es complicado».
Algunas vizcaínas han decidido adelantarse a las fechas señaladas para evitar aglomeraciones y ahorrar algo de dinero en el menú estelar del año. «He cogido langostinos frescos y un rape, porque lo voy a congelar. Lo hago porque es más barato y por comodidad. Vengo, lo compro y en diez minutos estoy en casa. En vísperas de Navidad hay mucha más cola», dice una señora a la que atendían en el puesto de pescados y mariscos Kruzi y Diego.
En este sentido, Saioa Estenaga explica que las fechas de Navidad son «una auténtica locura». «Puedes estar esperando dos horas para que te atiendan», suspira. A falta de un mes para Nochebuena, algunas carnes han bajado ligeramente de precio, como el lechazo de Aranda, que ahora está por 24 euros cuando el año pasado se vendía por 25. Al igual que el cabrito. Sin embargo, otras han subido. Es el caso del solomillo de vaca, con una diferencia que roza los doce euros con respecto al año pasado, o el cochinillo. «A este último no le sacamos mucha rentabilidad. Lo que más compra la gente es costilla, jamón… Y, en ese sentido, los precios se han mantenido», cuenta Sergio Gusarov, trabajador de la charcutería Echevarría.
No obstante, no terminan de convencer a algunos clientes, que se quejan de que están disparados. «De momento estamos mirando, porque está todo carísimo», comentan unas señoras que paseaban por el Mercado de la Ribera. Los comerciantes advierten de que la subida comenzará a partir del puente de la Inmaculada. Por ello, invitan a adelantar la compra. «Hemos empezado a tener los primeros clientes durante el mes de noviembre. Hay una diferencia importante de precio. Lo que más se vende en estas fechas son los calamares, el pulpo, langostinos, besugo… Este tipo de género aguanta bien la congelación y, además, la gente ahorra bastante dinero», explica Tino, trabajador de la pescadería Lomar.
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