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Comienzan dos años clave para relanzar Bilbao y Bizkaia

Pasado el ecuador del mandato toca recoger lo sembrado y dar el impulso definitivo a los grandes proyectos que definirán el futuro del territorio

Domingo, 31 de agosto 2025, 00:43

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Comienza un nuevo curso y, como siempre, es un momento muy especial. Pero esta vez de verdad. Es que estamos en el ecuador del mandato tanto en el Ayuntamiento de Bilbao como en la Diputación, las principales instituciones del territorio. Atrás queda la primera mitad de la andadura de los gobiernos municipal y foral, el tiempo en el que siempre se lanzan las promesas y los proyectos, en el que se plantan las semillas y se abona el terreno. Es cierto que ahora, por alguna razón, los procesos de maduración son más lentos y llevamos muchos años hablando de las mismas cosas. Muchas de ellas llegan desde otros mandatos. Con algunas llevamos décadas a vueltas (el TAV, Zorrozaurre...). Pero, en cualquier caso, lo que ocurra este curso y el próximo, lo que ocurra antes de las elecciones de 2027, será crucial para la ciudad y el territorio.

Es que buena falta les hace a la ciudad y al territorio un buen empujón. Necesitan iniciativas que les hagan ganar dinamismo y frenar este declive suave que, adobado en bienestar y sosiego, a menudo pasa inadvertido. ¿Declive? Pues sí. ¿Por qué? Hay toda una colección de indicadores. Por ejemplo, pese a los buenos datos de empleo no hay suficiente gente trabajando como para garantizar la viabilidad del sistema porque con el envejecimiento de la población cada vez hay más jubilados. En el conjunto de España hay 2,33 cotizantes por pensionista, ratio que en Euskadi baja a 1,94. Pero es que en Bizkaia la situación es aún más grave al quedarse en 1,86. En fin, que es poca gente aportando para hacer frente a tanto gasto.

Además, el empleo se genera, sobre todo, en el sector servicios. En buena medida, por el engorde de las administraciones públicas, que ganan funcionarios; y también por los entornos vinculados al turismo, que ni son los mejor remunerados ni los que crean más valor añadido. Por contra, la industria, emblema histórico de la economía vizcaína, motor de progreso, ya supone sólo el 20% del PIB, frente al 27% en Gipuzkoa y el 29% en Álava.

lento declive

La bonanza que vive el territorio está amenazada por el invierno demográfico y la falta de oportunidades

Grandes proyectos

El magnetismo de Zorrozaurre como polo tecnológico debe ratificarlo la llegada de empresas foráneas

Todo esto tiene que ver, fundamentalmente, con dos realidades. La primera es el invierno demográfico, es decir, que no hay suficientes jóvenes para mantener vigorosa la maquinaria social y económica; y todo apunta a que la cosa irá a peor porque se avecinan tiempos de jubilaciones masivas. La segunda es la falta de oportunidades: no hay suficientes empresas que creen empleo de calidad. Ya se sabe, si no hay sueldos buenos la gente no se puede independizar, comprar piso, formar una familia, tener niños... El sistema gripa. Pues en esas estamos.

La solución es muy fácil: atraer a empresas, crear empleos de calidad, que vengan jóvenes de fuera, que se queden los nuestros, revertir el declive demográfico y generar riqueza para que los servicios públicos, únicos garantes de la equidad social, puedan seguir funcionando. En eso se supone que están las administraciones. Las de aquí y las de los territorios con quienes competimos. Por eso son tan importantes los próximos dos años, porque ahí se verá si los proyectos de Bilbao y Bizkaia para mejorar las cosas tienen recorrido y efectos convenientes, o si se quedan en formulaciones teóricas, literatura densa, y un puñado de buenas intenciones.

Como iniciativa estelar y omnipresente, como pista de aterrizaje para grandes empresas que insuflen bríos a la actividad económica, está Zorrozaurre. Este año, al fin, comenzaron a llegar las concreciones en lo que será el parque tecnológico que se implantará en la isla: se ha comenzado a construir el edificio sede y, lo más importante, se han anunciado las primeras implantaciones. Serán Idom y la Corporación Mondragon. Dos multinacionales vascas que desde hace años tienen presencia este megadesarrollo urbanístico y que ahora la reforzarán con dos edificios nuevos. Quizá se está echando en falta la llegada de firmas foráneas, lo que habría certificado el magnetismo de Zorrozaurre. Aunque también es posible que, siguiendo los pasos de pioneros como Idom y Mondragon, confiando en que su presencia sea prueba de que hay terreno estable, otras compañías se animen recalar aquí. Hay suelo para ello. Y en los próximos dos años, avanzada la urbanización de edificios residenciales y del gran parque ribereño junto al canal, es de suponer que el entorno resultará más atractivo.

Otro espacio relevante en este ánimo de reactivar el tejido productivo es el centro internacional de emprendimiento de Torre Bizkaia, donde se relacionan startups y empresas grandes para desarrollar negocios innovadores. No deja de aumentar el espacio destinado a este tipo de actividades y, de hecho, la Diputación ha tenido que renunciar a mudarse ahí, por lo que levantará un gran edificio en la parcela que tiene junto a La Casilla. Eso provocará una reconfiguración total de las sedes forales. Lo que está por ver es en qué se traduce ese centro de emprendimiento, bautizado como BAT (Bizkaia Accelerator Tower) en términos de creación de riqueza y empleo para el territorio, más allá de ofrecer oficinas céntricas y un entorno dinámico a firmas preexistentes.

La recuperación de las parcelas baldías a lo largo de la Ría, esas que acogieron una intensísima actividad industrial hace décadas, también es una asignatura pendiente que debería tener desarrollo en esta segunda mitad de mandato foral. Y también lo es darle bríos al parque tecnológico de la Margen Izquierda; ahí iba a trasladarse Mercabilbao para transformarse en un polo alimentario donde se fabricasen precocinados y envasados, pero esto ha quedado sepultado en el olvido sin ningún tipo de explicación municipal ni foral tres años después de haber anunciado el ambiciosísimo proyecto.

En otros sectores, sin embargo, sí hay mucho movimiento, aunque dé la impresión de estar algo descoordinado. El negocio del cine crece cada año y el Ayuntamiento de Bilbao anunció la licitación de un polo audiovisual en Punta Zorroza para el primer semestre de 2024; nada se sabe de eso, pero sí se están llevando a cabo rodajes en los pabellones ruinosos de esa zona. Paralelamente, la Diputación de Bizkaia ha anunciado que instalará un plató de cine en Orduña, que estará a diez kilómetros del que la Diputación de Álava tendrá en Amurrio. De qué manera va evolucionando todo esto, y si lo hace de un modo coordinado y coherente, también se debería ver en estos dos años.

Por seguir en la órbita artística, el próximo ejercicio debería desvelarse qué va a pasar con el Guggenheim de Urdaibai. Tras los conocidos procesos de reflexión y escucha hay que decidir si el proyecto sigue adelante pese a la oposición vecinal, si se cambia para hacer algo más aceptable en la comarca, o si se entierra de manera definitiva. O si se abren nuevos procesos de análisis, estudio y contraste.

Mejorar la calidad de vida

Todo lo anterior implica que llegue gente a Bizkaia, y para eso hace falta mejorar la conexión de Bilbao con el exterior. Aquí no se esperan cambios a corto plazo. El principal lastre competitivo en este sentido es la ausencia de tren de alta velocidad (TAV), que como pronto llegará en 2028, y provisionalmente, a Basauri. Sobre su prolongación a Abando, y la obra del soterramiento de la estación, solo queda continuar trabajando para que ocurra en algún momento de la próxima década.

Y a la vez que se va acercando el final de la obra también lo hace la necesidad de que la Diputación aclare si va a aportar dinero a la macrooperación que supondrá el soterramiento de la futura estación de Bilbao. El Ayuntamiento y el Gobierno vasco así se lo reclaman, ya sin ningún tipo de discreción pese a que todas las instituciones están cogobernadas por los mismos partidos.

A corto plazo

La Diputación y el Ayuntamiento tienen que aclarar los proyectos de La Casilla, el Guggengeim de Urdaibai, la Línea 4...

La nueva realidad social

Urge que Bizkaia dé una respuesta a la situación de los jóvenes inmigrantes que llegan a un territorio tan necesitado de jóvenes

En materia de grandes infraestructuras lo que sí está al caer es el subfluvial, el túnel bajo la ría que unirá Leioa y Portugalete ofreciendo una alternativa que ayude a descongestionar el Puente de Rontegi. Está licitado el primer tramo y el tajo comenzará la próxima primavera; eso sí, para el fin de la obra queda mucho y no se estrenará hasta 2032. El ejercicio próximo será también en el que deben coger velocidad de crucero las obras de la Línea 5 de metro, que llegará hasta Galdakao y Usansolo. Más verde está la línea 4, la que llegará a los barrios del sur de Bilbao y, después, hasta Alonsotegi. La negociación Gobierno vasco-Diputación sigue pendiente de concretarse. En Rekalde también aguardan con impaciencia otra obra prometida el pasado mandato: la variante que promete eliminar el histórico viaducto que sobrevuela el barrio.

Por supuesto, entre los cometidos fundamentales de las administraciones también está mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, hacer la existencia de la gente más agradable. En este sentido, los grandes proyectos de Bilbao son los de siempre. Destaca la reactivación de Artxanda como zona de ocio, como gran pulmón verde de la ciudad. La próxima primavera se estrenará al fin el parque de aventura, una zona con tirolinas y recorridos en la naturaleza. Pero habrá que ver si se logra atraer a empresas que desarrollen actividades de ocio y hosteleras (hay que sacar la concesión del histórico y reformado restaurante Antón). También hay que darle salida al edificio Nogaro, que compró el Ayuntamiento hace años y es utilizado como almacén.

Vista de los nuevos columpios en el parque del Encuentro, Arxanda, Bilbao Jordi Alemany

Lo mismo con la reactivación de la Ría, que ya tiene sus estudios, sus acuerdos interinstitucionales, pero sigue sin eclosionar como la nueva 'gran vía de Bilbao', sin recuperar el protagonismo que tuvo como punto de conexión y no como frontera. Hace muchos años que la Diputación tiene entre manos un plan para convertirla en un recurso socioeconómico que no acaba de sacar del cajón.

Hay otro proyecto muy interesante para la Bilbao que quizá sí resucite antes de que termine el año: la reconstrucción de La Casilla, que quiere convertirse en un nuevo lugar emblemático de la ciudad, elemento con el que el Ayuntamiento quiere reactivar una zona que se ha quedado algo mustia. La primera licitación quedó desierta porque no concitó interés entre la iniciativa privada. Nadie quiso levantar el equipamiento para luego explotarlo durante cuatro décadas. El equipo de gobierno está tratando de elaborar unas bases más atractivas con las que podría lanzar una nuevo proceso este otoño.

Además, están todas esas obras que le dan nuevos aires a la ciudad. La segunda fase de la reforma de María Díaz de Haro comenzará también en otoño y se prolongará durante catorce meses. El parking del Ensanche ya está en fase de cimentación y se estrenará, si todo va bien, antes de que termine 2026. Habrá que seguir extendiendo la reforma de Rodríguez Arias como nuevo corredor comercial. Y está a punto de iniciarse también la reforma de Plaza Euskadi para mejorar el entorno del museo de Bellas Artes y su conexión con el Guggenheim. Entre otros proyectos como la plaza de Sendeja, el albergue de peregrinos, la Casa de las Mujeres... Va a haber mucho que 'vender' en estos dos años.

Habrán notado que en este recorrido no aparecen las dos grandes preocupaciones de la ciudadanía en Bilbao y en Bizkaia. La seguridad y la vivienda, respectivamente. En el primer asunto el discurso del lehendakari se ha endurecido, y también el del alcalde. Otra cosa es si el cambio en el tono conllevará un cambio en las políticas, que también tienen una dimensión social importante porque en buena medida el problema se relaciona con las bolsas de exclusión crecientes. Esto es, con el aumento de jóvenes sin techo a los que no se les logra dar respuesta en un país que tanto necesita de jóvenes.

En cuanto a la vivienda, habrá que ver qué hace el Gobierno vasco. La Diputación ha retocado la fiscalidad, lo único que le compete, y la concejalía del ramo en el Ayuntamiento es la que cuenta con menos presupuesto y, por tanto, poco margen de maniobra.

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