El público ha empezado a llegar una hora antes de la apertura del barco a las visitas. Jordi Alemany

Colas para visitar el Guayas: «Es precioso y navegar en él tiene que ser un desafío»

El gran velero ecuatoriano Guayas, construido en Erandio hace 47 años, atrae a un público numeroso que formó cola desde primera hora

Sábado, 24 de agosto 2024, 12:42

La llegada del buque escuela de la Armada de Ecuador Guayas a Itsasmuseum en el día grande de la Aste Nagusia de Bilbao no pasó ... desapercibida. Al contrario, la llamativa silueta del barco de 80 metros de eslora, empavesado, con sus tres mástiles adornados con banderas y con una enseña de Ecuador enorme a popa, atrajo a un público numeroso que ya a las 9.00 horas de ayer, sesenta minutos antes de la apertura de la nave a las visitas, empezó a formar una cola que alcanzaba una longitud notable en el momento en el que los primeros grupos empezaron a subir a bordo.

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Las visitas, gratuitas, se realizan en grupos pequeños y se ciñen a la cubierta del barco y parte de sus dependencias, aunque hay puntos sensibles del buque que no se pueden ver. La cocina no es uno de ellos y los dos tripulantes que en la mañana de ayer estaban a su cargo enseguida se vieron asaltados a preguntas sobre el menú de la tripulación, sobre todo por compatriotas ecuatorianos, que conformaban buena parte del público y que eran fáciles de distinguir: vestían ropas con los colores de su país o llevaban su bandera, y se mostraban entusiasmados. «El barco es hermoso, pero para nosotros lo es más, porque es como una parte de nuestro país que viene a vernos», decía Evelyn, joven ecuatoriana residente en Barakaldo.

«Imagina lo que tiene que ser navegar a vela en un barco así con mala mar.Eso no lo hace cualquiera, tiene que ser un desafío», decía un visitante vizcaíno, exmarino mercante. «Es precioso y da respeto al mismo tiempo».

A la izquierda, la placa que conmemora los orígenes vizcaínops del barco. Jordi Alemany

También visitó el barco el comandante general de la Armada ecuatoriana, el almirante Miguel Córdova. Mientras esperaba a la máxima autoridad de la marina militar de su país, el capitán de navío Bernardo Gordon hablaba del «gran honor que supone para mí ser comandante de este velero». Como en todos los barcos de su clase, en el Guayas conviven la tradición y la modernidad. En su puente de gobierno, de madera, hay una rueda de timón que parece sacada de una película naval ambientada en el siglo XIX, pero está flanqueada por pantallas de plasma y teclados de ordenador.    «Antes nosotros navegábamos sin internet, hacíamos con mayor frecuencia la navegación celeste, no teníamos tantos equipos satelitales... Ahora tenemos información casi al instante».

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Aprender a conocer el mar

Pero el Guayas es una escuela. Así que «tratamos en lo posible de seguir manteniendo las tradiciones, a fin de no solamente tener un guardiamarina tecnológico sino también un guardiamarina que aprende a conocer el mar, que aprende la navegación a vela, que aprende a vivir en comunidad. Que aprende, luego de un periodo tan largo de navegación, a entenderse, a soportarse, a vivir en camaradería», explicó el comandante.

Los guardiamarinas Cedeño y García, en el puente superior del buque. Jordi Alemany

Lo de la convivencia no es tema menor. El barco es grande, pero sus espacios pequeños, sobre todo para 154 personas, que son las que componen la dotación. Por ejemplo, hay un gimnasio –con tres bicicletas estáticas y una cinta–, pero en él apenas caben cinco personas. La tripulación duerme en literas, montadas de a tres. Comentaba un tripulante que en este barco    «enseguida uno descubre si le gusta esto o no. El que no, al tercer día se va». Él lleva ocho años.

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Entre los visitantes locales al barco hubo alguno relacionado con el buque desde su nacimiento. Leopoldo Pérez trabajó en su construcción, en la sección de mecanizado de los astilleros Celaya. «Trabajé en este y en los otros grandes veleros también», puntualizaba. Y claro, «no lo había vuelto a ver en 47 años... Entonces yo tenía 32». De sus barcos hermanos «sí que he visto a los dos que ya han venido de visita, el Gloria y el Cuauhtemoc», explicaba a unos pasos de la placa que conmemora los orígenes del buque y en la que se lee «Astilleros y Talleres Celaya, S.A. construcción nº157 Bilbao 1977».

Además de ser embajador de su país, para este viaje el Guayas recibió el nombramiento de 'Embajador del Cacao y del Chocolate Ecuatoriano', por lo que en el barco se realizan eventos de promoción de estos productos. El barco estará abierto al público este domingo de 10.00 a 20.00 horas. Además, la Banda de Música del Guayas dará un concierto de canciones ecuatorianas en el muelle Ramón de la Sota esta tarde, entre las 18.00 y las 20.00 horas.

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