Una clienta anónima deja pagados los desayunos de noviembre en un bar de Bilbao
«Me ha dado energía para toda la vida», agradece el dueño de La Viña de San Francisco
luis lópez
Lunes, 9 de noviembre 2020
Dice Patxi que su sueño era tener un bar, así que «no voy a cambiar de sueño por una puta pandemia». Y menos después de ... recibir un chorro de energía en forma de carta anónima. Patxi Trujillo lleva las riendas de La Viña de San Francisco y este lunes por la mañana fue al local a «apagar unas cosillas». A dejarlo todo en orden para las semanas en el dique seco que le esperan. Al entrar, a sus pies, encontró un sobre. Había 30 euros y una carta con este texto: «No puedo evitar que os obliguen a cerrar. Yo sí voy a poder trabajar este mes. Así que he sacado la cuenta de lo que consumiría aquí en noviembre si estuviera abierto. Ya sé que esto no resuelve vuestra situación… Me hubiera gustado poder hacer esto el viernes 6, pero no podía pasar. Un abrazo fuerte».
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«Ha sido precioso. Me ha dado energía para toda la vida», dice el hostelero, abrumado por el gesto y por la repercusión que ha tenido en las redes sociales y en su entorno. Y no ha sido el único detalle de este tipo. El viernes pasado otra clienta le dejó 20 euros con la misma filosofía. Pero la última ni se imagina quién puede ser. «Por la letra es una chica. Tiene que ser alguien que viene a desayunar todos los días...». En realidad, da un poco igual.
Patxi lo cuenta con la ilusión que produce recibir un masaje en medio de una paliza. Además, es como si le reafirmase en la decisión que tomó al principio de la pandemia. Cuenta que desde hace una década llevaba el local con otros socios que durante el confinamiento de primavera decidieron dar un paso al lado y buscarse la vida de otros modos menos arriesgados. «Yo decidí seguir. Es lo que me gusta y no quería renunciar a ello».
Ahora las cosas se vuelven poner feas al menos durante un mes de cerrojazo de la hostelería. No va a mantener el local abierto con producto para llevar porque «hasta para un café hay que hacer reserva, y la Policía está muy vigilante». Además, con el cese de actividad hay «más facilidad para lo de los ERTE», un salvavidas fundamental para negocios como este, que da trabajo a otras cinco personas, «tres cocineros y dos camareros».
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Pero cuando cuenta lo que le ha pasado, lo del anónimo, parece que se ha olvidado de todo lo demás. Ha tenido mucha suerte porque «cualquiera se podía haber llevado el sobre. Algunos días me roban el periódico».
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