«Para mí estuvo claro que él la había matado cuando se tiró a las vías»
El hermano de Leyre, la joven presuntamente asesinada por su ex marido en la Peña afronta el juicio que comienza mañana con la esperanza de que «la Justicia dé ejemplo»
«Nunca les hemos dichoa los hijos una palabra de odio», dice la familia de Leyre Rodríguez, que afronta el juicio con la esperanza de que «la Justicia dé ejemplo»
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bilbao. Leyre Rodríguez sigue viva para su familia, aunque fue asesinada hace ya casi tres años. «Todos los días hablamos de ella, sus fotos están por todas partes». José, su hermano mayor, se ha hecho cargo de la crianza de sus dos hijos, de 9 y 5 años, las principales víctimas de esta tragedia, que perdieron al mismo tiempo a su madre y a su padre, acusado del homicidio y que permanece ingresado en prisión provisional desde entonces. Jorge Mateos, que declarará el próximo lunes ante el jurado en la Audiencia vizcaína, se convirtió en el primer sospechoso al cambiar su versión y diez días después del crimen intentó suicidarse y quedó en una silla de ruedas. Él alega que la muerte de la mujer fue fruto de un cúmulo de accidentes.
– Mañana comienza el juicio por el homicidio de su hermana con la selección del jurado. ¿Qué esperan de la Justicia?
– Espero que hagan su trabajo, que den ejemplo de una vez. Alguien que quita la vida, el delito más grave que se puede cometer, no puede recibir una condena de risa. Leí en la prensa hace unos días que el asesino de una pareja en un pantano de Cataluña ya había sido condenado antes por homicidio. Eso no puede ser, tienen que revisarlo de forma urgente y así, antes de hacerlo, se lo pensarán dos veces. En este país matar sale muy barato. Además, desde aquí quiero pedir más respaldo para los cuerpos de Policía que tanto se esfuerzan en hacer bien su trabajo y llevar a los culpables ante la Justicia para luego ver cómo, con estas leyes que tenemos, vuelven a salir a la calle en cuatro días.
– Se vivirán momentos duros, ¿la familia va a asistir?
– La idea es ir. Yo tengo que declarar como testigo y a partir de ese momento estaré en la sala. Otros miembros de mi familia también tienen intención de asistir, pero no es seguro. Todos los que hemos conocido al exmarido de Leyre sabemos que es un mentiroso compulsivo, pero aún tenemos la esperanza de que, en su última oportunidad, deje de inventarse más historias y diga la verdad.
– ¿Están preparados para escuchar todo lo que se diga en la sala de vistas? ¿Esperan sorpresas?
– Llevo desde el primer momento en contacto con la Policía. He tenido que ver más de lo que me gustaría, sólo quiero que esto acabe ya. Espero que se haga justicia, aunque para mí la condena siempre será pequeña. Me encantaría que me sorprendiera y dijese lo que se está escondiendo.
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– ¿A qué se refiere?
– Él no lo hizo solo. Le conozco desde hace muchos años y seguro que lo maquinó todo perfectamente en su cabeza, como lo de simular el atropello, pero es imposible que lo ejecutara solo.
– ¿Cómo se encuentran los hijos de Leyre, que quedaron huérfanos de madre siendo tan pequeños?
– Los niños están de maravilla, por suerte. Ellos lo asimilan todo de otra manera. Tienen una familia nueva y estable, yo ahora soy su padre y mi pareja es como su madre. Viven en el mismo barrio y van al mismo colegio que siempre, no han cambiado su entorno. Se acuerdan de Leyre y la echan de menos. Al que no recuerdan ya es a su padre. Ven a sus abuelos paternos y a su tía cada vez que me lo piden.
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– ¿Cómo se enteró de lo que le había pasado a su hermana?
– Me llamó él de madrugada diciéndome que a Leyre le había pasado algo, sin más detalles, y que telefoneara a mi primo para que él me lo contara (un amigo de este familiar fue quien encontró el cuerpo tirado en una cuneta y también quien tuvo que reconocer el cadáver).
– Al principio, la Policía creyó que se trataba de un atropello con fuga. ¿Cuándo empezaron ustedes a sospechar?
– Yo no sospechaba nada y había alguna persona cercana, alguna amiga de mi hermana, que me lo sugirió. Miembros de mi familia también tenían dudas, pero yo no me paraba a pensar. Mi hermana había aparecido muerta en una carretera y los niños se convirtieron en mi prioridad. Hasta fui con Jorge al psicólogo para saber cómo contárselo a sus hijos. Estuve presente cuando, sin derramar una lágrima, le sentó al mayor y le dijo: 'A tu ama le ha pillado un coche que se ha escapado'. ¡Estaba fingiendo! Días después, fui yo el que intenté explicárselo durante una hora al crío, que sólo tenía seis años y empezó a hacerme un montón de preguntas. Quería saberlo todo. Nunca les he dicho a los niños una palabra de odio y me he tenido que morder mucho la lengua. Para mí estuvo claro que él la había matado cuando se tiró a las vías.
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«Para los niños, yo soy su padre y mi pareja, como su madre. Recuerdan a Leyre, pero no a su padre»
Su prioridad
– Perdió al mismo tiempo a una hermana y a un cuñado.
– A mí él nunca me gustó. Era un jeta, se aprovechaba de ella, no pegaba un palo al agua ni se ocupaba de los niños, tenía otras preocupaciones, no la de ser padre ni marido. Era Leyre la que lo hacía todo.
– ¿Cree que su hermana fue una mujer maltratada?
–No físicamente, pero psicológicamente sin duda. No la dejaba prepararse, la menospreciaba, hacia que ella pensara que estaba fea. Me alegré mucho el día que me dijo que no aguantaba más y que quería dejarle. En julio (un mes antes del crimen) habían firmado la sentencia de divorcio y la única preocupación de él era la cuestión económica, se le acababa el chollo.
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– ¿Cómo era Leyre?
–Muy buena persona, siempre con una sonrisa en la boca. Volcada en sus hijos, era toda una amatxu y siempre estaba pendiente de nuestros aitas.
– ¿Por qué cree que lo hizo?
–Hay varios factores, verse solo y la situación en que quedaba, tuvo que salir de la casa y volver con sus padres y tenía que ponerse a trabajar y buscarse la vida. Y, sobre todo, pensar que mi hermana podía rehacer su vida.
– ¿Teme el momento de reencontrarse con él o lo espera?
– Ya le vi en la reconstrucción de los hechos que se hizo en el piso de Ollargan (La Peña, Arrigorriaga) y creo que fue peor para él que para mí. Quiero que permanezca en la cárcel hasta que se muera, pero si buscara venganza pediría que le soltaran.
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– ¿Cómo han vivido estos tres años?
– Desde aquel día, me acuesto y me levanto pensando en ello, es imposible olvidar. Intentamos llevar una vida normal pero un acto así no salpica solo a una familia, sino a un barrio entero, a todo el que conocía a Leyre, a todas las mujeres y los hombres con dos dedos de frente. No a los que se creen más que vosotras, a esos no les afecta.
Peticiones de entre 23 y 30 años de cárcel por asesinato
Las sesiones del juicio comenzarán el próximo lunes en la Audiencia vizcaína después de que mañana sean seleccionados los nueve jurados más dos suplentes encargados de declarar culpable o inocente al acusado. La Fiscalía solicita para él 23 años de cárcel por asesinato con alevosía, mientras que la acción popular que lleva la asociación Clara Campoamor eleva a 25 años la pena, con los agravantes de parentesco y de género. En sus calificaciones provisionales, la acusación particular reclama 30 años de prisión y la defensa, la absolución. Leyre, de 35 años, apareció muerta en una cuneta en la carretera de Buya el 7 de agosto de 2015.
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