Cinco heridos por un incendio en Santutxu: «La silla de ruedas eléctrica empezó a arder y no podíamos apagarla»
Uno de las víctimas se precipitó desde el balcón de un segundo piso y está grave: «Le han tenido que coser hasta la boca»
Un hombre de 42 años permanece ingresado en el hospital de Basurto con pronóstico grave, después de que saltase el sábado por la mañana por ... la ventana de un segundo piso en el barrio bilbaíno de Santutxu. Intentaba salvar las llamas que se desataron en la batería de una silla de ruedas. Los otros cuatro ocupantes de la vivienda ubicada en el número 15 de la calle Karmelo resultaron heridos leves por inhalación de humo. Uno de ellos tenía quemaduras leves en las piernas.
El suceso podía haber sido aún más grave y teñir de negro la Aste Nagusia. Lo evitó la intervención de Hamza, una de las personas que estaba en la vivienda. Es un joven madrileño de origen marroquí que no dudó en sacar la silla de ruedas y la batería ardiendo de casa y dejarla en la escalera del edificio. «El suelo del piso es de madera, se hubiera incendiado en pocos minutos; en cambio, en el descansillo hay azulejo», relató ayer a EL CORREO.
Hamza estaba en casa de su hermano, el varón ingresado y que lleva «muchos años» residiendo en Bilbao. Llegó hace unos días junto a su otro hermano, que sufre discapacidad y debe desplazarse en silla de ruedas. Como en ediciones anteriores querían disfrutar de la Semana Grande, pero se les truncó la fiesta. También vinieron la mujer de su hermano y su hija. «Lo hacemos desde hace años, lo pasamos muy bien», comentó disgustado. A él le dieron el alta este domingo. «El que está peor es mi otro hermano que tiene daños y fracturas por todo el cuerpo». «La cadera, piernas... Le han tenido incluso que coser la boca», relató.
Incosciente
El varón -cada uno de los tres hermanos se llevan cinco años- se precipitó por la ventana del segundo piso por miedo a las llamas. «Lo cierto es que no sabe qué paso, no recuerda nada, no ha sido capaz de decir algo en el hospital», comentó Hamza. El usuario de la silla estaba en la habitación, mientras la batería y la silla se cargaban en un enchufe de la cocina. «De repente, por una subida de tensión o a saber qué pasó, explotó. Se registró un fuerte ruido y luego todo se llenó de llamas y humo», recordó Hamza. La víctima cayó a un patio interior del bloque de viviendas. Este domingo los vecinos aseguraban que había «restos de sangre». El edificio no tuvo que ser desalojado.
Hamza fue dado de alta el mismo sábado, a las pocas horas de que tuviera lugar el suceso. Muestra quemaduras menores en las piernas. «Mi hermano es el que peor ha salido en el suceso, pero no corre peligro», aseguró. Todavía tiene el susto en el cuerpo. «No podíamos apagar la silla, enseguida comenzó a arder, es increíble que pueda suceder algo así, encima que es algo necesario para personas que no se pueden mover», comentó.
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