Un tramo peatonal del puente Euskalduna seguirá cerrado «tres o cuatro días» por seguridad

Como dueño de la infraestructura, el Consistorio ha decidido mantener cortado parte del tramo peatonal hasta que se garantice mediante puntales la marquesina, para evitar que elementos como los focos, algunos de los cuales se salieron con la rotura del estribo, puedan desprenderse y caer. Permanecerá bloqueado para los viandantes «tres o cuatro días», según explicó este jueves Fran Viñez, director municipal de Obras Públicas y Servicios.

Estefanía explicó que existen dos partes diferenciadas en el Euskalduna: el puente propiamente dicho y la rampa, que representa el último tramo elevado que muere en la rotonda y que es precisamente el que ha sufrido problemas de asentamiento casi desde su inauguración al estar construido sobre terreno blando con rellenos. No obstante, desde 2014 no se han detectado nuevos corrimientos y, por las mediciones que se practicaron ayer, el desvío se mantiene en 14 centímetros desde entonces. Los técnicos colocaron ayer testigos para comprobar si existía movimiento y el resultado fue negativo.

La alarma se desató cuando una patrulla de Seguridad Ciudadana de la Ertzaintza que se encontraba en Botica Vieja sobre las cinco de la mañana escuchó un fuerte ruido procedente del puente y comprobó que había producido una fractura en la cubierta, por lo que avisó a la Policía Municipal y esta a su vez a responsables municipales, entre ellos el alcalde, Juan Mari Aburto. Ante la posibilidad de que se hubiera registrado un fallo en la cimentación del puente, el Consistorio decidió cerrarlo al tráfico a las seis de la mañana, una medida que afectaba a uno de los principales accesos a la capital vizcaína, que conecta la ciudad con el Txorierri y el puente de Rontegi. Se calcula que cada día pueden atravesar esta pasarela unos 40.000 vehículos. La circulación se desvió por Abandoibarra y el puente de Deusto como únicas alternativas.

Tras una primera revisión, se optó por abrir el paso de los peatones hasta las escaleras que bajan a Botica Vieja, justo a la altura de la pista de patinaje, sobre las nueve y media de la mañana. Técnicos de la Diputación examinaron entonces la fractura en la zona volada del puente y finalmente concluyeron que no había «riesgo para el tráfico rodado ni para las personas», por lo que el puente quedó de nuevo abierto a la circulación a las 17.00 horas, salvo un tramo peatonal.

A partir de ahora, la Diputación se plantea dos actuaciones: por un lado, realizar un estudio en profundidad para comprobar si el asentamiento del puente se ha «estabilizado»; y por otro, «diseñar una pieza» que una las dos placas del techo pero permitiendo el movimiento de ambas, para evitar que vuelva a repetirse un incidente como el de ayer.

El Euskalduna, un puente en curva alabado por los expertos como una joya de la ingeniería, es uno de los 16 viaductos que unen las dos márgenes de la ría, el último el de Frank Ghery en Zorrozaurre. Cinco meses después de su inauguración ya sufrió el primer susto al hundirse 12 centímetros, situación que se agudizó los años siguientes. En 2001, un tramo del Euskalduna se cerró por unas obras precisamente para frenar el asentamiento. Las inyecciones de hormigón y los 500 micropilotes que, según Fran Viñez, sujetan la infraestructura parecen haber hecho efecto.

Viñez descartó rotundamente que los problemas del puente Euskalduna se puedan relacionar con las obras del canal de Deusto y el tránsito de camiones por este motivo, ya que «es reducidísimo comparado con el tráfico pesado que soporta en general».