

La odisea de cientos de ingleses para dormir
Se refugiaron en estaciones de metro, bares y recepciones de hotel porque habían llegado sin alojamiento o no había taxis que les transportasen
Los policías que trabajaron este jueves de madrugada en Bilbao vivieron una noche atípica y muy distinta a lo que esperaban cuando empezaron a patrullar. ... Los ertzainas estaban preparados para enfrentarse a posibles incidentes violentos, peleas entre aficiones y robos, como ha ocurrido en muchos de los partidos europeos que ha disputado el Athletic esta temporada. De todo este escenario sólo se cumplió el relativo a los robos, muchos de ellos cometidos en el Casco Viejo. Por lo demás, la noche fue «muy tranquila». Apenas se registraron peleas y en general reinaba «buen ambiente».
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Lo que se salió de lo común fue ver a cientos de ingleses deambulando por la calle o tirados en cualquier esquina. Algunos estaban muy borrachos y la mayoría sólo buscaba desesperadamente un sitio para dormir en medio de la lluvia. Y es que la noche bilbaína no invitaba a quedarse en la calle. Ni siquiera por su equipación. Muchos iban vestidos sólo con camiseta y pantalones cortos. Además, a la una y cuarto de la madrugada el termómetro de Doctor Areilza marcaba 15 grados, pero soplaba un viento que hacía que la sensación térmica fuera mucho menor. Y empezó a llover con fuerza, lo que provocó que los aficionados británicos tuvieran que buscar refugio.
Un número importante de hinchas se metieron en el hall de entrada a los hoteles, en estaciones del metro e incluso en restaurantes de comida rápida. La Ertzaintza recibió numerosas llamadas de diversos hoteles y locales hosteleros pidiendo ayuda para desalojar a los ingleses que se habían colado para pasar la noche, según las fuentes consultadas por EL CORREO. Algunos locales incluso llamaron varias veces en demanda de ayuda.

Hubo también algún momento de confusión, como cuando llamaron por error para expulsar a un turista que sí tenía una habitación reservada. La desesperación de algunas familias llegó al punto de que unos agentes de la Policía vasca incluso accedieron a dejar dormir en el interior de una furgoneta policial a cuatro niños pequeños que estaban con sus padres pero no podían llegar al hotel que habían reservado. Los desalojos de los hoteles, estaciones de metro -donde les permitieron entrar para refugiarse de la lluvia- y restaurante se produjeron «sin ningún tipo de incidente ni malas caras» hacia los agentes, explican los mismos medios.
Lo que ocurrió fue una suma de diversas circunstancias. Por un lado, un gran número de aficionados que llegó a Bilbao sin entrada. Cuando el United y el Tottenham se clasificaron para la final, muchos seguidores que consultaron los precios de los hoteles -se vendían hasta por 1.500 euros- se plantearon seriamente la posibilidad de no alojarse en ningún sitio. En los foros incluso se debatía sobre si era seguro dormir en la calle en la capital vizcaína. «Yo voy sin hotel. Me quedaré por ahí y luego voy directo al aeropuerto», afirmaba uno. «Es mejor pasar la noche en vela y dormir en el viaje de vuelta», comentaba otro hincha. «Voy a hacerme fuerte en algún bar, celebrando el resultado o ahogando las penas, hasta la hora del vuelo», añadía otro.
Lo que en un primer momento podía parecer una broma o una exageración se convirtió en una realidad. Pero lo cierto es no todos los que deambulaban por Bilbao habían llegado sin alojamiento. También hubo muchos visitantes que se encontraron con la imposibilidad de llegar a las habitaciones que tenían reservadas en Bizkaia, Álava, Cantabria, La Rioja... ¿Por qué? Sencillamente porque no tenían forma de hacerlo. «Los taxis estuvieron totalmente colapsados. Las colas para coger uno eran interminables», explica un testigo.
Encima de portamaletas
Uno de los lugares en los que buscaron refugio fue el hotel Radisson, en plena Gran Vía. Y los empleados se lo permitieron al ver la gravedad de lo que estaba sucediendo. «Se refugiaron en el hotel porque no tenían taxis para llegar hasta el aeropuerto», explican desde este establecimiento, que les ofrecieron espacio para que «se resguardaran del frío». Los más afortunados durmieron sentados en sillones, otros en el suelo, y los más atrevidos sobre el frío mármol del suelo. Lo ocuparon todo. Desde las escaleras, rampas de acceso y hasta sobre los portamaletas.
Una escena que se prolongó al menos hasta las cinco de la madrugada. «A las 4.45 horas, que es cuando llegué, estaba todo lleno de gente», describe una chica perteneciente a la organización de la Europa League.
Durmiendo en el aeropuerto





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También se produjeron escenas de ingleses durmiendo en Loiu mientras esperaban a los vuelos que les permitieran regresar a sus hogares, como se puede comprobar en las imágenes que ilustran este artículo. Muchos de ellos pasaron la noche tirados en el suelo en la zona de entrada del aeropuerto antes de pasar la zona de embarque.
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