«Al cerrar peritos se notó menos gente; esto potenciará el barrio»

El anuncio el jueves, durante la tradicional recepción de San Ignacio, de que la Diputación unificará sus sedes en el solar que dejó vacío la antigua escuela de peritos junto a La Casilla no supuso una gran sorpresa en la zona. El sentir general es que asisten a «constantes» noticias sobre proyectos para revitalizar el barrio que, por una razón u otra, se quedan en dique seco. Pero, en un ejercicio de confianza, si partían de la base de que esta vez sí se materializará, vecinos y hosteleros se mostraban favorables al proyecto, siempre y cuando vaya acompañado de una regeneración más amplia.

«¿Van a mejorar la zona y a urbanizarla bien?», cuestionaban Jesús Martínez y Jorge Villares. A renglón seguido recordaban que «tenemos un pabellón de deportes que ni se sabe qué van a hacer ahí». Y puntualizaban que «cambios estructurales» en la zona «ha habido pocos o ninguno» en las últimas décadas.

Marcos Pérez, trabajador del bar Etxetxua, optimista con el proyecto, mencionaba que igual de la mano de este proyecto«aceleran la Línea 4 del metro». Además de porque «va a venir bien para los negocios», entiende que es «bueno» porque supone «un impulso y se va a revalorizar la zona». Una de las preocupaciones que rondaban, toda vez que se desconocen datos concretos sobre la futura sede foral, era la del aparcamiento. «No sé qué tendremos que hacer los vecinos, porque no creo que construyan un parking para los 3.000 que van a venir a trabajar», planteaba Cristina mientras compraba el pan en Ogion Karrantza 2.

El responsable del negocio, Ricardo Fuentes, ponía el acento en lo positivo, porque «algo así siempre potencia el barrio». Después de 35 años con la tienda, es un buen testigo de la evolución de la zona. Y también de cómo «se notó el descenso» de clientes en general cuando cerró el centro universitario. Apuntaba además que, al margen de los empleados forales, se apreciará «movimiento» y ventas «de la gente que vendrá a hacer papeleos».

En ese sentido, Omid, que hace año y medio cogió las riendas del Bar Viena, en la calle Gordóniz y a escasos cien metros del solar, ponía como ejemplo el entorno de la sede de Hacienda, en Basurto, donde «hay muchos bares que tienen desayunos, comidas...». Reconocía, eso sí, que «a los vecinos igual les molesta el ruido o el polvo».

Preguntados por eso, los residentes estaban resignados, incluso los del entorno más próximo. «Tenemos obra en el portal, hemos vivido la rehabilitación de la fachada... Las obras son necesarias y, si se lleva a cabo, estaremos encantados, porque dará un impulso al proyecto de La Casilla», valoraban Yolanda y José Antonio, residentes en la calle Almirante Antonio Gaztañeta.

Pisos interiores

Los más afectados, en cualquier caso, serán los residentes del 9 al 13 de Avenida del Ferrocarril. Los pisos interiores tienen desde 2014, cuando se derribó la antigua escuela de peritos, «mucha luz», que perderán con el nuevo edificio. O no, «porque no se sabe todavía mucho sobre cómo va a ser», comentaban varios residentes.

Juan Fernández, vecino desde 1973, vivió el cierre del centro universitario, el derribo y, ahora, la revitalización de ese solar. «La escuela quitaba bastante luz, y esto dependerá de cómo lo hagan de alto», analizaba. Iñigo Unzurrunzaga, que rememora que «en el solar estaba proyectada hasta una piscina», aseguraba que «no se puede construir más de cuatro a cinco alturas», por lo que él, residente en un séptimo, no tendrá problemas. «Ha habido muchos proyectos que no han llegado a buen fin por el dinero. Espero que este sí, porque en ese solar hay hasta ratas», concluye.