1.600 afectados por once cancelaciones en Loiu por la alerta naranja: «Quiero llegar a mi casa»
Vueling dejó en tierra 10 operaciones de forma preventiva y solo Lufthansa se unió al carrusel de anulaciones con un vuelo procedente de Fráncfort debido a las condiciones meteorológicas adversas
Vueling decidió ayer viernes por la tarde cancelar un total de 10 vuelos con salida o llegada a Bilbao (son los enlaces con Barcelona, Málaga, ... Alicante, Ibiza y Tenerife y los de regreso). La aerolínea catalana tomó esta medida de forma preventiva ante el frente tormentoso que se acercaba al territorio. El Gobierno vasco había aumentado el nivel de alerta de amarillo a naranja por fuertes precipitaciones. La compañía tomó la determinación de suspender los enlaces de última hora desde Loiu. Así garantizaba también que cinco de los siete aviones que tiene basados aquí pudieran pernoctar y comenzar este sábado el día con normalidad. La empresa catalana fue la única que adoptó esta decisión ya que el resto trató de volar y, de hecho, pudieron hacerlo. Sólo Lufthansa se vio obligada a dejar en tierra un aparato procedente de Fráncfort. Los afectados superaron los 1.600 pasajeros, en plenas vacaciones.
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Poco antes de las ocho de la tarde, la tormenta se dejó sentir en forma de descargas eléctricas y algo de lluvia. Poca. No obstante, si uno de estos rayos impacta en un avión no tiene consecuencias directas para los pasajeros, pero sí que obliga a dejar en tierra el aparato para una revisión del fuselaje.
A última hora de la tarde, la terminal parecía un aeropuerto fantasma. Las cancelaciones de Vueling han dejado el área de Salidas prácticamente vacía. Algunos pasajeros salían al exterior con una hoja de reclamaciones en la mano, en dirección al último autobús que les iba a dirigir a un hotel para pasar la noche. A algunos pasajeros no les han recolocado hasta el domingo.
Algunas de estas personas que no han mostrado su incredulidad por la anulación de las operaciones. «Solo quiero llegar a mi casa», repetía una y otra vez Inma Gamero, residente en Ibiza. Ella y su marido volvían a su hogar tras unas breves vacaciones en Bilbao.
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«Mi vuelo tenía que salir a las 19.30 horas y son las 20.00 y aquí ni ha llovido», se quejaba mientras enfilaba el camino de autobús que le llevará esta noche a un hotel para descansar. Sí es cierto que ha caído algún rayo a algo de distancia de 'La Paloma', pero también es verdad que operaciones de otras aerolíneas se han llevado a cabo con normalidad. «Encima no nos han dado plazo en un vuelo hasta el domingo. Yo de verdad que no entiendo como hacen esto».
Aitziber es una joven de Galdakao de 28 años. Volaba hoy también a Ibiza a ver a unas amigas. Se tomaba la noticia de la cancelación con humor. «Bueno, pues me parece que me iré a las fiestas de Santurtzi, que también están muy bien», decía. En su caso, le van a reintegrar el precio del billete. Ha declinado el hotel porque «dormiré en casa». «Pero sí que me ha parecido todo un poco raro, porque aquí no se ve tormenta alguna», comentaba antes de que su novio la recogiera en el área de Llegadas.
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Las anulaciones han afectado a las aeronaves de la empresa catalana que iban a despegar entre las 19.10 y 19.45 horas. Minutos antes había salido conexión de Lufthansa con Fráncfort y, al filo de las ocho, el enlace de Eurowings con Hamburgo. Y en este interín han tomado tierra aparatos procedentes de Londres, Düsseldorf, Santiago o París. Y como solo se han visto algunos rayos, esto ha generado perplejidad entre los afectados (unos 750 en Loiu y otro número similar en los destinos donde se iban a abordar los aviones que no han partido de Bilbao).
El pasado 24 de junio se vivió una situación apurada en 'La Paloma'. Una fuerte tormenta obligó a desviar 7 aviones y anular dos salidas. También hubo retrasos al día siguiente, con cerca de un millar de afectados. En este caso, el número de pasajeros que han visto sus planes arruinados se acerca a 1.500.
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Cancelar vuelos de forma preventiva ante una posible tormenta no suele ser demasiado habitual. Lo normal es que las aerolíneas apuren las posibilidades hasta el último momento. Para ello en los planes de vuelo se suelen establecer destinos alternativos y se carga el combustible en función de esos posibles aeropuertos de llegada que son más lejanos que el principal. El pasado 24 de mayo hubo aparatos que pudieron aterrizar en mitad de la tormenta y algún otro pudo desembarcar en plazas relativamente cercanas como Biarritz.
Una vez en el aire, la decisión última es del piloto, en base a un protocolo de la aerolínea. En caso de inclemencias, Vueling suele devolver sus aviones a Barcelona, su sede central. Argumentan que pueden dar un mejor servicio (hay más hoteles). También les resulta posiblemente más económico.
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