Flores contra el olvido en los cementerios vizcaínos
Miles de personas peregrinan a los camposantos en la festividad de Todos los Santos
Es un día de homenaje a los que ya no están pero que dejaron huella. Los camposantos viven este martes la festividad de Todos los ... Santos, en la que miles de vizcaínos recuerdan a sus familiares y allegados fallecidos. Unas 25.000 personas pasarán hasta el domingo por el monumental cementerio de Derio, el más importante de Bizkaia, para honrar a sus seres queridos con flores, homenajes y oraciones en una suerte de terapia para el alma, aunque hoy será la jornada de mayor afluencia. A las puertas de este camposanto, donde descansan más de 400.000 personas, ofrecen rosas, margaritas, claveles, helechos, crisantemos... Las flores perfuman los accesos a la espera de adornar los sepulcros, que lucen más limpios que el resto del año. «Los más típicos son las rosas, los claveles, los girasoles... Los crisantemos se los han llevado todos, pero esto ya no es como antes, cuando veías a un montón de gente llegar por la carretera», cuenta Marisa, de Nagore Flores y Plantas.
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«Solemos comprar claveles o rosas, pero hoy hemos traído tulipanes», explica Cristina Santos, que ha llegado con su hermana, ambas residentes en Bilbao y que nunca faltan a la cita para visitar a sus padres. Ambos eran maestros de primaria, y llegaron a la capital vizcaína desde Palencia para dar unos mejores estudios a sus hijos. Murieron en 1981 y en el 2002, los dos de cáncer. «Es un día que te remueve muchas cosas, que te recuerda que estamos de paso. Siempre tratamos de esquivar la muerte, no hablar de ella, pero es algo natural e inexorable. Esto es lo que hay, todos vamos a acabar aquí, así que 'carpe diem', porque la condición humana es dura. Y saberlo te hace intentar disfrutar más de la vida, ponerla en valor. Y hay que venir este día porque es como un tributo, porque mis padres eran buenas personas. Es un símbolo de gratitud hacia ellos», dice
El cementerio ha recibido este año el premio al mejor cementerio de España en cuanto a sostenibilidad. En enero comenzaron a funcionar 176 placas solares en la entrada de Mungia, que abastecen en un 70% las necesidades energéticas del recinto. Los tiempos han cambiado. Solo se renuevan la mitad de las concesiones de tumbas y panteones cuyo plazo expira. Las personas optan en su mayoría por las cremaciones. El año pasado, se practicaron más de 1.500, mientras otros 1.200 bilbaínos optaron por un enterramiento convencional. Hay que tener en cuenta que ahora muchas incineraciones se realizan en las funerarias, cuando antes todos estos ritos eran competencia exclusiva del cementerio, asegura Xabier Begoña, jefe de estructura del cementerio.
Víctimas del coronavirus
La jornada se ha vuelto el doble de especial para todas aquellas familias que perdieron a un ser querido durante la pandemia. No tuvieron la posibilidad de despedirse y eso abrió heridas que aún sangran, aunque visitar con calma la sepultura alivie como una suerte de bálsamo. Felisa y Juan Sánchez, dos hermanos de Bilbao, perdieron a su ama por el coronavirus y hoy han acudido a Derio a llevarla flores. «En cuanto pudimos venir lo hicimos, estaba todo cerrado y con restricciones, porque no pudimos despedirnos bien», aseguran emocionados.
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Empezaron a venir cuando eran pequeños y su abuelo murió. «Acudíamos por su cumpleaños, el día del padre y el día de los Santos». El 1 de noviembre es también una fecha de reencuentros. La gente sigue llegando a Derio desde varios rincones de España. «El cementerio está abierto todo el año y hay que recordarles siempre. Tenemos a muchos familiares aquí. Y sobretodo es un día de reunión familiar», contaba Mikel Uribesalgo en compañía de unos allegados de Galicia.
Varias patrullas de la Policía Municipal custodiaban desde primera hora de la mañana la entrada, sobre todo para impedir el acceso de los coches al interior y ordenar el tráfico. En la capilla, el obispo Joseba Segura ha presidido la Misa Mayor del mediodía y, como viene siendo tradición, acto seguido se ha celebrado un concierto lírico. «Las Bienaventuranzas hablan de las cualidades de algunas personas, de aquellos que sufren y lloran o son objeto de injusticia, que son igualmente bendecidos. Hoy mostramos nuestro agradecimiento por aquellos, padres, familiares y amigos que han tenido cualidades, han sido serviciales, humildes y han dejado una profunda huella en nosotros. Ellos eran limpios de corazón. Los que trabajaron por la paz, serenando los ánimos y haciendo que el corazón fuera capaz de perdonar. Hoy agradecemos todas esas personas que nos han inspirado», ha apuntado el Obispo durante el oficio, que también ha recordado que en el otro lado, el espiritual, hay consuelo y esperanza para todos aquellos tratados injustamente.
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Se trata del primer Todos los Santos sin restricciones por la pandemia. La concejala de Salud y Consumo y responsable de los cementerios, Yolanda Díez, espera una asistencia masiva. Por ello, el Ayuntamiento llamó a realizar «unas visitas escalonadas» y a utilizar el transporte público para visitar el espacio, «cuidado con muchísimo respeto por parte de Bilbao Zerbitzuak», la empresa municipal responsable del camposanto, «porque se trata de la segunda ciudad de Bilbao». En el claustro se han habilitado entradas accesibles para las sillas de ruedas, y el cementerio pone a disposición de quien lo necesita sillas eléctricas. El Consistorio también creado un memorial para las víctimas del coronavirus y un espacio de más de 40.000 metros cuadrados para futuros enterramientos, además del bosque del recuerdo para depositar las cenizas y un espacio de duelo perinatal para las personas que han perdido a un bebé durante el embarazo o durante las jornadas posteriores.
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