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Los carnavales de Deusto dan el pistoletazo de salida a estas fiestas en Bilbao. Maika Salguero

Carnaval en Bilbao 2024

Deusto se disfraza de Bilbao

El popular barrio convierte la apertura del calendario carnavalero en una fiesta para la celebración del primer centenerio de su anexión a la capital vizcaína

Domingo, 4 de febrero 2024, 14:37

Deusto tiene prisa. Los tomateros fueron los primeros de Bizkaia en recuperar los carnavales en plena transición, allá por 1977, y desde entonces son también quienes marcan el arranque de la fiesta pagana por antonomasia. Cuando está a punto de llegar la Cuaresma, Deusto se disfraza y el resto de Euskadi le sigue. La mecha se ha encendido este domingo, a las doce del mediodía, con la inscripción de las cuadrillas para el desfile. En cuestión de minutos, el barrio se llena de música, confeti, baile y mil colores. La juerga de las dobles personalidades tiene en esta ocasión un significado especial. La vieja anteiglesia conmemora el primer centenario de su matrimonio con Bilbao. No es un disfraz, es un motivo de fiesta.

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«Me gusta la fiesta porque todos vamos disfrazados, es bonito y resulta muy divertido», cuenta Natalia Aparicio, una niña de 12 años, que pertenece al grupo de tiempo libre Gazte Alai. El colectivo se ha enfundado en sudaderas amarillas para convertirse en un ejército de clones de Rusell, el adorable y ruidoso niño de la maravillosa película 'Up'. A Natalia le encanta la idea del desfile y de ir a comer luego todos juntos al entorno de la Iglesia de San Pedro.

¿Por qué 'Up'? «No sabría decírtelo», explica uno de los monitores del grupo de chavales, unos treinta, con edades comprendidas entre los ocho y los 18 años. Se llama Asier Ruiz Mestraitua

- Y, más allá de porque sea Carnaval, ¿por qué se disfrazan?

- «No sabría decírtelo», responde el joven. «A mí me gusta y es algo que resulta muy divertido a cualquier edad. Mire a su alrededor.

Una fiesta pagana en la iglesia

Cientos de personas, quizás podría hablarse de miles, han salido a la calle enfundados en todo tipo de máscaras y vestimentas. Los hay clásicos, como indios y vaqueros, marcianos, payasos, monstruos, criaturas del más allá y del más acá... y otros más de ámbito local, que recuerdan el día en que, como cantaba Víctor Manuel, el amor que liberó a Deusto le quitó su libertad. Embarcaciones de la ría, el emblemático puente del barrio sobre la ría... «Este año nos hemos animado a salir un grupo de padres y madres de estudiantes de sexto de Primaria del colegio de La Salle», explica Olga Cruz, la madre de Erica Ingrid. Son un nutrido grupo que van de 'Érase una vez la vida', la clásica serie de dibujos animados.

Otra cuadrilla luce su orginal disfraz. Maika Salguero

¿Pero, de verdad aún hay niños que la recuerden? «¡Se lo hemos contado y les pareció una idea fantástica!», cuenta la mujer. Unos van de bacterias, otros de proteínas, un padre grita que él es un virus. «El año que viene estarán ya en primero de bachiller y no querrán saber nada de nosotros. ¡Hay que aprovechar el momento!», confiesa Olga, que corre para no perder su puesto en el desfile que está a punto de comenzar.

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No deja de ser curioso que la inscripción para el concurso y el punto de salida de la marcha tenga lugar en la plaza de la parroquia de San Felicísimo. La gran fiesta pagana de la historia (con permiso de los akelarres) da el pistoletazo de salida ante una emblemática iglesia de Bilbao. En un tiempo denostada, hoy bendecida. Los tiempos cambian. Quizás por eso ni uno solo de los muchos jóvenes presentes consultados para este reportaje hayan oído hablar del sentido de los carnavales. «No sé nada del origen de todo esto. Lo que sé es que me encanta disfrazarme, me gustan las fiestas en familia y me gusta pasármelo bien», cuenta Garazi Barrena. Es una chica de 13 años, perteneciente al grupo de la Academia de Baile All Dance. El año pasado salieron de vaqueros y éste de ángeles y demonios.

Ojos con patas

El asunto es que, a día de hoy, Carnaval e Iglesia se entienden bien. Al menos, en Deusto. A las puertas de la parroquia la ONG Adeco para la ayuda a personas desfavorecidas ha montado, como todos los años, un puesto para vender sus productos de Comercio Justo. Los vecinos colaboran con la organización trayendo sus propias preparaciones y comprando otras. «Hay una clientela fija», explica la responsable del puesto Mila Domínguez. Unos traen una tarta y se llevan la tortilla que ha traído otra familia. «Lo primero que se venden son las tostadas», explica Domínguez. La tradición manda.

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Frente al puesto, los padres y madres de alumnos del colegio La Salle se toman fotografías y esperan su turno para salir. Representan una especie de ataque alienígena. Los mayores van «de ojos» con patas y la chavalería de marcianitos. «En la vida es muy importante saber mirar», explica Itziar Miranda. «Somos el ojo que todo lo ve», corrobora Idoia Marin. «Sí, sí, el ojo de Gran Hermano», subraya Miriam del Campo, muy metidas todas en su papel. Les acompañan Izaskun Arriako, Asier Salinas, Ibon Núñez, Óscar Bermejo, Berta Royo, Verónica Santiago, Vanesa Latorre... Hoy están todos.

También ha habido sitio para los atuendos más tradicionales de estas fiestas. Maika Salguero

A la una de la tarde había inscritos 27 grupos. Se juegan cinco premios, al mejor disfraz individual, al mejor disfraz de grupo, la mejor carroza, la mejor animación y el premio de la asociación local de comerciantes Deusto Bizirik. Está bien ganar, pero en Deusto lo que quieren, por encima de todo, de los premios, de la tradición y de los cien años de anexión, es divertirse. «El carnaval es una fiesta intergeneracional y lo pasamos fenomenal», resume Egoitz Izkara, de la Ikastola de Deusto. Van, según cuenta, de 'Deustrols' y están encantados. Como todos.

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