«Esto es desesperante»

Pues bien, a estas alturas están decepcionados. «No ha cambiado nada, todo es muy extraño y no sabemos qué pretende hacer el Ayuntamiento», apuntan desde la asociación Foro Cívico, de Abando. «Seguimos a la expectativa».

En el Casco Viejo hacen el mismo razonamiento porque, cinco meses después, esperaban que ya se hubiese avanzado algo en las soluciones para la Plaza Nueva y Jardines. «En noviembre parecía que se iba a solucionar todo, y ahora nos emplazan para después de las elecciones», se duele Javier Rodríguez, portavoz del colectivo vecinal Bihotzean. «Los incumplimientos en el barrio siguen siendo generalizados, esto es desesperante».

Según ambas asociaciones, a finales del año pasado, cuando se anunció que los inspectores salían a la calle con el cuchillo entre los dientes, los hosteleros se contuvieron. Se notó cierta tranquilidad. «Pero en Navidad volvió la hecatombe, y hasta ahora», analiza Rodríguez. Habla de locales que ocupan mucha más calle de la permitida, de toldos que duplican la superficie máxima autorizada, de elementos prohibidos en un entorno protegido como el Casco Viejo. «¿Dónde está nuestro espacio público, el de los vecinos? Plaza Nueva, Unamuno, Santiago, Jardines... Todo ocupado. Es agobiante».

¿Y la inspección? ¿No hace nada? «No trabaja en festivos, que es cuando el problema es más grave. Y cuando los locales incumplen, les hacen un apercibimiento... ¡A mí no me dan ningún aviso cuando aparco mal mi coche antes de multarme!», ironiza Rodríguez. Con ese margen de actuación, a los hosteleros «el incumplimiento les sigue resultando rentable».

A juicio del representante vecinal, el Ayuntamiento está primando la actividad económica -que también es vital para la ciudad- sobre el bienestar de los residentes.