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Martín Ibarrola
Sábado, 6 de enero 2018, 00:57
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Aunque han hallado refugio entre las paredes del frontón de Rekalde, las 25 personas que pernoctan junto la autopista siguen sin poder evitar dormir bajo un puente. Son mayoritariamente jóvenes de entre 19 y 25 años, procedentes de Argelia y Marruecos y sin vinculación a Bilbao, es decir, llevan menos de tres meses en la ciudad. Este último detalle es importante, porque les impide acceder a cualquier albergue municipal -salvo durante las olas de frío- y complica significativamente la labor de los servicios sociales. Los vecinos parecen haberse acostumbrado a los colchones, mantas, mesas y bolsas que desde hace semanas componen este pequeño fortín. «Lo que nos preguntamos es cómo puede ser que haya tanta gente durmiendo en plena calle», se sorprendía un residente que volvía de hacer la compra.
«Cada uno ha venido por su camino. Algunos llevamos unas semanas, otros hasta tres meses. Y la mayoría van a comedores sociales», explicaba Ibrahim, un marroquí de 48 años que pernocta en el frontón desde el pasado 1 de diciembre. Es uno de los pocos del grupo que habla castellano. «Somos como una familia, nos ayudamos unos a otros. Intentamos no meter ruido ni bronca, respetamos a los vecinos». Este marroquí explica que aunque haya otras nacionalidades y edades, la mayoría son «chicos muy jóvenes que se encuentran de paso hacia Francia». Ibrahim ha trabajado en la construcción y el campo en diferentes ciudades de España desde hace 13 años. Ahora gana «entre 2 y 15 euros al día con la chatarra».
Desalojo el pasado viernes
Portavoces del Ayuntamiento aseguran encargarse de «cubrir las necesidades básicas de todas las personas de la villa» y aplican los protocolos para las personas sin hogar, entre los que se incluye seguimiento con un equipo de intervención en calle y entrega de materiales específicos para la protección personal durante episodios de meteorología adversa. También recuerdan que Bilbao dispone de 300 plazas para las personas sin hogar, que se sumarían otras tantas en momentos de frío extremo, e indican que «prácticamente se están atendiendo todas las demandas». Los 25 individuos que comparten camas y mantas en el frontón de Rekalde, sin embargo, se sienten «desatendidos».
Mejorar los servicios públicos
Durante los últimos meses el número de personas sin hogar parece haber incrementado exponencialmente en la capital vizcaína. Los albergues están llenos y, según el último recuento nocturno de indigentes realizado por el Ayuntamiento este invierno, 238 sin techo duermen en las calles, cuando el año pasado apenas eran 90 en las mismas fechas.
Los 'inquilinos' del frontón comentan el gesto de un empresario de Eibar «con buen corazón». «Paco nos ha traído camas, sillas, comida y bebida. Es bonito lo que hace», se alegran. Rachid, un marroquí de 41 años que vivió durante muchos años en Cataluña, relata cómo la Policía desalojó el campamento entero la víspera de Nochevieja. Al día siguiente habían vuelto a la misma esquina del frontón. «Entendemos que hacen su trabajo, pero ¿a dónde vamos a ir si los servicios sociales no nos dejan entrar a ningún albergue?».
Sin hogar hacia el norte
El grupo de la oposición UdalBerri se muestra «alarmado» por el incremento de indigentes en Bilbao y pedirá en el pleno de enero «la adopción de medidas estructurales que mejoren los servicios públicos de los albergues y los comedores sociales, ante una situación de alarma social».
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