El calor lleva a miles de vizcaínos a pasar «un día de playa perfecto»
Arenales como Ereaga, Bakio, Atxabiribil y Gorliz registran niveles altos de ocupación en un día de alerta amarilla por altas temperaturas
El concepto de verano es relativo. Astronómicamente, la estación concluye con el equinoccio de otoño, que suele ser el 22 o 23 de septiembre. Este ... año, ocurrirá el 22 de septiembre a las 20.19 UTC (22.19 hora local). Pero meteorológicamente, el verano se fue el pasado lunes. Para fines estadísticos y climáticos, el otoño llega el 1 de septiembre. Esto se debe a que los datos meteorológicos se agrupan en meses completos, y septiembre marca el inicio de la temporada otoñal en términos de patrones climáticos. Así que, según se mire, este sábado ha sido verano pero no lo ha sido. Aunque desde luego sí que lo ha sido para las miles de personas que han llenado las playas vizcaínas. Arenales como los de Ereaga, Atxabiribil, en Sopela, Gorliz y Bakio han registrado niveles altos de ocupación, porque, como decía un bañista mañanero en Getxo, «es un día perfecto de playa».
La perfección de la jornada venía determinada –según el mismo bañista– por factores que tampoco es que sean un misterio: las altas temperaturas, previstas y anunciadas por Euskalmet, la alerta amarilla por ese mismo calor, que era «una invitación» para ir a la playa a darse un chapuzón, y la brisa marina que hacía más llevadero el día en la costa que en el interior. Las banderas verdes (en todas las playas vizcaínas menos cuatro, que las han ondeado amarillas) también ayudaron.
Así que para mucha gente el de este sábado ha sido un extra inesperado del verano ya pasado, como las vacaciones de agosto, «un día estupendo para aliviar la entrada del primer día de trabajo y prepararse para las clases de los chavales, que empiezan el lunes», como explicaba Andrea Elorza, que tomó posición en Ereaga por la mañana, «cuando todavía no hay demasiada gente», con sus dos pequeñas, Alba y Sara, de 4 y 6 años, respectivamente. «Venimos de Portugalete y ha sido un plan improvisado. Abrir la persiana, ver el tiempo y a la playa, porque estamos a tiro de puente colgante. A mí me sirve para desintoxicarme de los primeros días de oficina y a ellas para alargar la sensación de vacaciones, porque el lunes se acabó la fiesta», explicaba ante las dos niñas que miraban con desconfianza al señor con un cuaderno que le hacía preguntas a su amatxu.
Más de 36 grados en la estación meteorológica de Sopuerta
Según los datos registrados por Euskalmet, que ha mantenido activo este sábado un aviso amarillo por altas temperaturas extremas y riesgo de incendios forestales, varios municipios de Bizkaia han superado la barrera de los 35 grados de temperatura, como Sopuerta, que registró 36,7 grados; Güeñes, con 36,6; Amoroto, con 36,1; Balmaseda y Galdakao, ambos con 35,3 grados, y Arteaga, con 34,5 grados. Durante la jornada, hasta las 16.40 horas, las temperaturas máximas en las capitales vascas han sido de 34,7 grados en Bilbao (16.40 horas), 29,9 grados en Vitoria (constante desde las 15.00 horas) y 31,6 grados en San Sebastián (14.40 horas).
Andrea, Alba y Sara habían plantado sus toallas cerca del muelle de Arriluze a las diez y media de la mañana, en bajamar, así que tenían una vista inmejorable a las algas amontonadas en ese extremo de la playa, objeto de algunos interesantes debates entre los bañistas.
Algas junto al muelle
Así, Antonio Guisasola y Txomin Menéndez, ambos de Las Arenas, discutían si las algas estaban allí porque allí las dejó la marea por la noche o porque las habían retirado a ese punto con maquinaria al limpiar el arenal a primera hora de la mañana. «Mejor que sean algas que plásticos» –en esto estaban de acuerdo–. «La corriente siempre lo deja todo en este lado de la playa. Si vienes después de una galerna, en este lado aparece de todo». La discusión se reavivaba cuando Antonio defendía que «esto es normal, ha pasado siempre, lo he visto toda la vida», mientras que Txomin defendía que «aquí nunca han entrado tantas algas. Es por el cambio climático».
No todo eran bañistas locales. Por alguna razón, este sábado en Ereaga era fácil toparse con turistas italianos. Como Lucio Rossi, de Florencia, y su novia, Giada, que habían improvisado el día de playa dejando el Guggenheim para otra ocasión. «Estamos alojados en casa de unos amigos», en Algorta, «y cuando hemos visto el tiempo que hacía nos hemos venido, con sus trajes de baño prestados. No teníamos ni idea de que en Bizkaia suele hacer tan buen tiempo, pensábamos que llovía siempre». «Es por el cambio climático», les diría Txomin.
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