Cajas nido para rapaces contra las plagas en Bilbao
Nacen los tres primeros cárabos en las 20 casitas instaladas por el Ayuntamiento, que colocará este año otras 20 para atraer halcones peregrinos y cernícalos
Se alimentan de roedores, cucarachas o pájaros como las palomas bravías que tantos quebraderos de cabeza causan a los vecinos. Además de armas de lucha ... biológica, las aves rapaces son tesoros naturales que hay que proteger y piezas fundamentales para la biodiversidad. En parques como Doña Casilda, El Arenal o los jardines de la Universidad de Deusto habitan cárabos, que pueden alcanzar casi un metro de envergadura, y pequeños autillos comunes. Las lechuzas viven en buhardillas y edificios en ruinas de la ciudad y se alimentan de ratas y pichones. Todos son ejemplares que cuentan con una especial protección legal. El Ayuntamiento de Bilbao quiere favorecer su implantación y lleva un par de años colocando cajas nido en diferentes parques para que proliferen. A más rapaces, menos productos químicos habrán de emplearse para controlar la proliferación de bichos.
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El Área de Salud y Consumo, la misma que se ocupa del control de los animales que pueden suponer un riesgo para la salud pública, ha instalado en los últimos meses 20 cajas nido (siete de cárabo, siete de autillo y seis de lechuza) para que las rapaces nocturas las ocupen y así contribuyan de manera importante en la labor de control de las plagas.
Las situaron en lugares adecuados para facilitar la nidificación de estas especies, principalmente, en puntos de la periferia de la ciudad. La pasada semana se detectó el primer nacimiento de tres crías de cárabo en ellas. Y es que algunas cuentan con microcámaras que han permitido observar a los ejemplares. Así que la ciudad dispone ya de tres futuros depredadores de roedores, palomas, lombrices y escarabajos.
«Son los tres primeros nacimientos de los que tenemos constancia. En otros nidos se han observado plumones, pero no hemos podido capturar las imágenes», relata el concejal de Salud y Consumo, Álvaro Pérez. «Este tipo de prácticas fomenta la biodiversidad urbana y, además, se reduce el impacto en la aplicación de productos químicos para el control de las plagas. También se favorece la creación de ecosistemas más equilibrados. Se trata de dejar a la naturaleza que haga su trabajo», abunda.
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A lo largo de este año está prevista la instalación de otras 20 cajas, en este caso para reintroducción y asentamiento de especies diurnas. Así, se colocarán 10 para el halcón peregrino y el mismo número para atraer cernícalos.
Las primeras son las aves de presa más majestuosas y las más veloces de entre todas las que surcan los cielos. Cazan ratas, gaviotas o la abundante paloma bravía, aunque en su menú también figuran los estorninos, vencejos, gorriones... En Bilbao residían dos parejas en el entorno del Pagasarri que hacían de la ciudad su territorio de caza - vigilaban a sus presas desde la Torre Bizkaia-, pero uno de los halcones falleció en 2021 al chocar con un tendido eléctrico en Alonsotegi. El cernícalo común, mientras, también anida en los balcones y grietas de edificios o en tejados. En Bilbao han llegado a contabilizarse una docena criando entre pisos, según datos del biólogo Iñigo Zuberogoitia. Lo mismo capturan roedores, topillos o lagartijas que pequeñas aves e insectos grandes, como saltamontes y langostas. Son incluso capaces de capturar pajarillos enjaulados introduciendo sus garras por los barrotes.
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Hoteles para insectos
La instalación de cajas nido para rapaces no es la única iniciativa para favorecer la biodiversidad en la ciudad. La Cruz Roja, en colaboración con el Ayuntamiento y a petición de la Asociación Zerynthia, estrenó los primeros hoteles para mariposas en noviembre en los Jardines Salesianos de Sarriko, el parque de Ibaieder en La Peña y el parque Eskurtze en Irala. El pasado verano, desde el área de Medio Ambiente, se creó un hotel de insectos en Monte Cabras, que se suman a los del parque Europa y Rekalde. Según los expertos, consiguen atraer abejas, avispas, arañas, mariquitas, ciempiés, tijeretas o escarabajos, a los que les gusta alimentarse de las plagas más habituales -pulgón, hormigas, cochinillas y caracoles- y hacen una tarea tanto o más efectiva que un producto químico antiplagas.
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