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Pedro Calaza evalúa el entorno de La Pérgola. FERNANDO GÓMEZ
«Se caen muy pocos árboles, pero el riesgo cero no existe»

«Se caen muy pocos árboles, pero el riesgo cero no existe»

Imparte un curso de formación para detectar riesgos entre los 35.000 ejemplares repartidos por la villa. «Talarlos es siempre el último recurso»

OLATZ HERNÁNDEZ

Miércoles, 6 de junio 2018, 01:39

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Los árboles son seres vivos que, como las personas, pueden padecer enfermedades. Algunas de las señales que indican el deterioro de su salud se aprecian a simple vista -el tronco inclinado, ramas a punto de caer...- y otras necesitan de un ojo experto como el de Pedro Calaza, ingeniero agrónomo y uno de los mayores expertos en arbolado. Durante dos jornadas ha compartido sus conocimientos con los técnicos y podadores del servicio municipal de jardinería. «No se trata solo de actuar en el ejemplar, también se puede intervenir en el entorno», asegura.

- ¿Qué tipo de trabajos se han llevado a cabo estos días en Doña Casilda?

- Estamos analizando de forma preliminar el parque, intentando hacer una selección de ejemplares que podrían presentar algún tipo de problema y representar un riesgo. La primera fase es visual, miramos a ver si hay algún tipo de alteración y, si la detectamos, pasamos a un segundo nivel de toma de datos.

- ¿Qué tiene que tener un árbol para ser considerado peligroso?

- Una 'diana', es decir, algo contra lo que golpear. Un árbol muerto en medio de una pradera no es peligroso. En la ciudad la cosa cambia. Una diana puede ser estática -un banco, por ejemplo- o dinámica -una persona o un ciclista-. Si eliminamos la 'diana', eliminamos el riesgo. No se trata solo de actuar en el ejemplar, también se puede actuar en el entorno. Talarlos es siempre el último de recurso.

El Ayuntamiento de Bilbao realiza desde mayo de 2016 una revisión periódica del arbolado de la ciudad. De los 35.000 ejemplares repartidos por plazas y parques, unos 3.000 necesitan de una mayor vigilancia -el 10% del total-. «Según la especie, la edad y las afecciones se hace un seguimiento y se valora su peligrosidad». Cuando el riesgo es alto, sólo queda talar el ejemplar. Cada año unas decenas de árboles de Bilbao corren esa misma suerte. El más reciente, un tilo centenario ubicado junto al estanque de Doña Casilda.

- Un niño de 5 años atrapado por un árbol en San Sebastián, el cierre preventivo del Parque del Retiro en Madrid por rachas de viento... ¿Las caídas de árboles son tan habituales?

- El número de colapsos de arbolado es muy bajo. Eso hace que cuando pasa algo sea muy mediático, porque la gente no está habituada. Pero estadísticamente hablando son episodios muy puntuales. Hay que iniciar campañas de divulgación para intentar racionalizar las cosas. Eso sí, el riesgo cero no existe.

«Las zonas verdes mejoran la salud pública y mitigan los efectos del cambio climático»

- ¿Qué herramientas tienen los expertos para evitar riesgos?

- Lo más importante es la cabeza. Los conocimientos y la experiencia son determinantes a la hora de tomar una decisión. También nos valemos de herramientas que nos permiten dar un diagnóstico más preciso.

La naturaleza como terapia

- ¿Qué importancia tienen las zonas verdes de la ciudad?

- Se debe crear una red interconectada de espacios verdes que generen beneficios para la ciudadanía, como una mejora de la salud pública y ventajas económicas, entre otros. Por no hablar de todo lo relativo a la regulación térmica, mitigar el cambio climático y reducir el efecto 'isla de calor', que provoca una sensación de 5 o 6 grados más en espacios urbanos donde no hay árboles cerca. En Toronto ya se usa un tipo de árbol especial para minimizar los efectos del cambio climático.

«Bilbao ha llevado a cabo una muy buena gestión y mantenimiento de sus parques»

- ¿Cuáles son las perspectivas de futuro?

- Hay que cambiar el urbanismo, la forma de hacer las ciudades. El 70% de las muertes se producen por enfermedades relacionadas con el sedentarismo. Las zonas verdes sirven para promover la actividad física. A lo mejor dentro de quince o veinte años tenemos unas urbes más saludables.

- Sentimos predilección por los espacios verdes.

- A eso se le llama 'biofilia'. Es algo innato. La naturaleza es un ambiente más nuestro que la ciudad. Un estudio llevado a cabo por los Kaplan, un matrimonio de psicólogos, afirma que la única desconexión real se produce en un entorno natural.

- ¿Cómo valora la gestión de parques de Bilbao?

- Estuve aquí hace 20 años, cuando acababan de inaugurar el Guggenheim y era una ciudad que necesitaba un gran cambio de perspectiva urbana. Volví hace tres años y me quedé impresionado. Actualmente es una ciudad con un mantenimiento y una gestión de espacios verdes muy bien hecha. Creo que hay una gran responsabilidad y sensibilidad por parte de los dirigentes de hacerlo así.

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