Fuga de película de un atracador tras robar 60.000 euros a punta de pistola

En la oficina estaban en ese momento otros empleados y el director. Exhibiendo el arma, les preguntó dónde estaba la caja fuerte y les pidió que la abrieran lanzándoles un maletín para que metieran el dinero. Como la caja cuenta con un sistema de retardo como medida de seguridad para evitar precisamente estos casos y tardaban, el asaltante comenzó a ponerse nervioso. Una vez que se hizo con un botín de casi 60.000 euros, salió de la oficina bancaria a toda velocidad.

En realidad, sólo había terminado la parte más sencilla del atraco. A partir de ese momento, comenzaba la huida. Y fue de película. El delincuente se introdujo en un coche parado en la cercana calle Pérez Galdos. El conductor se quedó perplejo. El desconocido que se había sentado en el asiento del copiloto le mostraba con disimulo el cañón de una pistola mientras le pedía que le llevara a Basurto, barrio situado a pocos metros. Al apearse, el prófugo abrió la guantera y le introdujo un billete. «¡Esto es para ti, buen hombre!». El testigo entregó después el dinero a los ertzainas, que lo intervinieron como prueba del delito y lo llevaron a la comisaría central de Ibarrekolanda para incorporarlo al atestado. Si la numeración coincidiera con la del botín sustraído en el banco, vincularía al delincuente con el atraco. Según algunos medios, la propina dejada por el atracador fue de 100 euros, aunque este dato no ha podido ser confirmado oficialmente.

El sospechoso en fuga se introdujo entonces en el edificio de Consultas Externas del hospital de Basurto, donde se concentran distintas especialidades. Allí, se despojó de parte del disfraz. Dejó la gabardina y la peluca en uno de los baños. De buen aspecto, el hombre lucía un pantalón de pinzas, el pelo rasurado y llevaba un maletín en una mano.

Se dirigió entonces a la parada de taxis del centro sanitario bilbaíno y se montó en uno. Para entonces, había pasado ya cerca de una hora desde que entró en el banco. En un primer momento, le indicó al taxista que le llevara a la zona de Altamira, aunque nada más salir de Basurto, en el primer semáforo le cambió la dirección. Aparentemente alterado, volvió a cambiar de opinión y le pidió al profesional que le dejara allí mismo, a pocos metros del hospital. Le pagó la carrera, se bajó y continuó su huida a pie.

Para entonces, Ertzaintza y Policía Municipal habían desplegado la operación jaula, que consiste en vigilar todas las posibles salidas de la ciudad para intentar localizar al sospechoso. Contaban con una descripción física del individuo, de complexión normal y una altura aproximada de 1,70 metros, además de imágenes grabadas por cámaras de seguridad. Patrullas de ambos cuerpos se situaron en puntos estratégicos y tomaron el hospital de Basurto, la Termibus y la sucursal atracada.

Una de las opciones que se barajaron como más probable fue que el delincuente en fuga hubiera cogido un autobús en dirección a Pamplona. Contaban incluso con una posible identidad. Llegó a movilizarse a la Unidad de Intervención de la Ertzaintza, especializada en actuaciones con armas de fuego, aunque finalmente no llegó a salir. Una patrulla siguió a un autocar en la zona de Vitoria y la Policía foral de Navarra identificó a un posible sospechoso a su llegada a la estación de autobuses. Ahí se pierde su rastro. Al cierre de esta edición, el individuo permanecía en paradero desconocido.