Buitres y aviones en el cielo de Boroa, un problema para el aeropuerto de Loiu
Los expertos alertan del aumento de carroñeras cerca de Amorebieta, donde aprovecharían las corrientes calientes de las chimeneas industriales
El buitre leonado sigue siendo un problema en el aeropuerto de Loiu. En lo que va de año se han producido tres incidentes destacables entre ... estas rapaces de gran tamaño y aeronaves. Los expertos los llaman cuasicolisiones. «Es cuando un ave pasa tan cerca de un avión, a unos 10 o 15 metros, que se considera que sus motores podrían perfectamente haber absorbido el pájaro», explica Fernando Pinto, que durante tres décadas, hasta su reciente jubilación, se dedicó a vigilar y mantener a raya a la fauna del entorno de 'La Paloma'.
Ahora mismo se desconoce el número exacto de avistamientos de buitres en este 2019. Aena continúa trabajando en esta tarea. Pero su presencia sigue siendo muy importante y casi tan nutrida o más que en 2018, cuando se produjeron dos colisiones y un aparato con 170 pasajeros a bordo estuvo obligado a aterrizar de urgencia, con un solo motor, al haber engullido su turbina una carroñera, causando graves daños. Fue entonces cuando se dispararon las voces de alarma y el Ministerio de Fomento puso en marcha reuniones y un grupo de trabajo para buscar soluciones. Una labor que sigue en marcha pero que aún no ha alumbrado medidas concretas.
El fenómeno que sí se ha observado recientemente es que los buitres llegan en grupos más numerosos que antes. «Vienen en bandadas de cinco a diez ejemplares», afirman fuentes aeroportuarias, que sostienen que este fenómeno se está dando sobre todo a unas seis o siete millas al este de la cabecera 30. Si trazamos una línea recta desde ese punto nos encontramos con la zona de Amorebieta y la entrada al Duranguesado. «Está habiendo bastantes avisos de pilotos en esa parte de la aproximación», sostienen las fuentes consultadas.
«Vienen en bandadas de cinco a diez ejemplares», confirman en el aeropuerto de Loiu
La colonia de Urkiola
Y es que en un porcentaje muy alto (más de 70% de los aterrizajes), los aviones llegan desde el este, descendiendo hacia el Txorierri dejando a un lado Urdaibai y el monte Oiz, mientras que por el otro quedan las cumbres del macizo del Anboto. En este contexto, llama la atención la presencia de buitres en Boroa.
Afirman algunas personas que trabajan o residen en la zona que las rapaces aprovechan las corrientes de aire caliente de las chimeneas de la central de ciclo combinado para ascender y remontar el vuelo hasta una altura considerable (un kilómetro) con el propósito de otear el terreno en busca de carroña. «Lo hacen bastante a menudo, sobre todo en los días de buen tiempo», asegura un operario del CIE Automotive Center, un complejo industrial dedicado al automóvil que se ubica muy cerca de la planta de producción de energía.
Las aeronaves cruzan sobre Boroa a una altura superior a la que suelen encontrarse estas aves
«Es muy posible que los buitres se valgan de estas corrientes ascendentes, porque siempre van buscando vectores y térmicas para facilitar su vuelo», explica Fernando Pinto. El experto en fauna y extrabajador de Loiu asegura que en un pasado cercano su equipo ya prestó atención a los avistamientos en ese entorno. «Teníamos avisos cada cierto tiempo y pensamos en la central, aunque siempre nos preocupó más lo que sucedía en los alrededores de la terminal, donde hay también una gran masa de asfalto, al estar la pista y la plataforma en toda su extensión, y esto sí que hace que el aire caliente ascienda rápido en los días de calor atrayendo a aves de gran tamaño que buscan una forma fácil de ascender», apunta.
Para el ornitólogo Álvaro Camiña, una de las personas que más sabe de buitres en España, aún faltan datos que avalen que se aprovechen de las corrientes de las chimeneas de Boroa. «Es un factor a tener en cuenta, además de estar junto a un amplio terreno urbanizado, pero haría falta un estudio científico para sostenerlo con rotundidad». En cualquier caso, a Camiña no le parece descabellado y advierte de que la colonia de buitres de Urkiola anida muy cerca.
Lo que sí destacan los entendidos es que la presencia de carroñeras en Boroa será más o menos peligrosa en función de sus hábitos. Es decir, si vuelan a baja o media altura no supondrán un obstáculo para la navegación aérea. Los aviones que aterrizan pasan por allí a entre 2.700 y 3.000 pies (cerca de un kilómetro). Los buitres pueden llegar a esas cotas, aunque acostumbran a volar más bajo. Para los despegues constituyen una amenaza menor ya que, cuando cruzan Boroa, los aviones ya van a unos 5.000-6.000 pies de altura.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión