Así empezó la bronca con un herido en las gradas del partido entre Mungia y Otxarkoaga
Mucha tensión en el partido de Regional Preferente que enfrentó este miércoles en Legarda Zelaia al Mungia y al Otxarkoaga, y que el primer equipo ... resolvió por 1-0. El árbitro había pitado ya el final del encuentro cuando un aficionado local propinó un golpe a otro del cuadro visitante que se proponía saltar la valla por la que los jugadores iban a abandonar el terreno de juego. Según se ve en las imágenes que acompañan esta información, hinchas de ambas escuadras se reprenden tras el choque y los futbolistas del equipo visitante tratan de mediar en la trifulca.
La disputa se extendió al parking y justificó el envío de varias patrullas de la Ertzaintza, la Policía Local y hasta una ambulancia para atender las heridas sufridas por uno de los implicados en el altercado.
Las peleas en los campos de fútbol de categorías inferiores se están convirtiendo en algo habitual en Euskadi. El Lakua-Indautxu de la Liga Vasca Juvenil que se disputó a mediados de noviembre en Vitoria fue escenario de una numerosísima batalla campal entre aficionados. Un centenar de personas, entre jugadores y asistentes, protagonizaron unos duros incidentes tras el encuentro; por lo que el árbitro tuvo que requerir la presencia de efectivos policiales.
La instituciones deportivas admiten que se ha entrado en «una dinámica preocupante», como describió el presidente de la Federación Vasca, Javier Landeta, en una entrevista concedida a este periódico tras los incidentes de Lakua. «Está claro que «algo se nos escapa», aseguró entonces.
Landeta explicó que «desgraciadamente son muchos los fines de semana que se vienen sucediendo episodios de violencia, de mayor o menor grado, y esa es la gran preocupación. Este ha sido el último y ha sido grave, pero estamos entrando en una dinámica preocupante».
Tiene claro el presidente que quienes provocan estos incidentes «casi siempre es gente de fuera del campo, no son los jugadores ni tienen que ver con los clubes, pero tampoco es un consuelo. Tampoco quiero llamarles aficionados porque no lo son, son personas que pasan por allí y solo buscan problemas. Pero la problemática está ahí y nos genera mucha preocupación. Me cansa un poco lo de condenar estos incidentes. Que los condeno, evidentemente, pero hay que actuar claramente, tenemos que buscar soluciones todos juntos. Es que condenar... Se muere un pariente, le das el pésame y ya está. Pero el problema sigue ahí».
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