Los botiquines que resisten en Bizkaia
Ubicados en pueblos de menos de 800 habitantes, existen 13 establecimientos sanitarios de este tipo repartidos por el territorio. Algunos tienen los días contados
Hay elementos que nos retrotraen a otra época. En algunos casos a la niñez. En otros a aquel tiempo en el que la población seguía ... aún asentada en la zona rural y eran numerosas las localidades pequeñas y aldeas que mantenían un número de vecinos constante durante todo el año. Los botiquines de farmacia son un ejemplo de aquel tiempo. Décadas atrás estas instalaciones sanitarias eran relativamente frecuente en diferentes pueblos de Euskadi en los que, por población, no llegaban al mínimo necesario de habitantes para abrir una oficina de farmacia como tal. Actualmente se mantienen 23 botiquines repartidos por otras tantas pequeñas localidades vascas, según figura en la información publicada por el Departamento de Salud, de los cuales 13 se encuentran en Bizkaia.
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Tal y como establece la norma del Gobierno vasco, un botiquín se puede abrir en aquellos municipios de menos de 800 habitantes que no estén recibiendo una atención farmacéutica en adecuada. De su gestión se hacen cargo aquellas oficinas de localidades cercanas. Son atendidos por farmacéuticos, normalmente durante unas horas a la mañana de algunos días a la semana, que suele coincidir además con la franja del día en la que está abierto el consultorio en esta localidad.
Alaitz Golzarri es titular de la farmacia que lleva su apellido en Mungia. Desde este establecimiento llevan también el botiquín de Maruri-Jatabe. «Es sanidad en el mundo rural y es muy cercana porque conoces a la gente de la zona y ellos a ti. Se establece una relación de confianza y es algo muy bonito», explica. También hay un contacto más estrecho con el personal de medicina de los consultorios de esas localidades. Colaboran con ellos en numerosas ocasiones o les cuentan si han detectado que un vecino está flojo y pude necesitar atención médica. Y es que no hay que pasar por alto que la gente de los pueblos es de poco quejarse y de ir al consultorio cuando su problema sanitario suele estar avanzado.
Aunque con el paso de los años los botiquines son un tipo de establecimientos que ha visto reducido su número. «Antes en la zona de Mungialdea había tres y ahora solo queda uno», señala Golzarri. Esta reducción se debe a varios motivos, según detalla. Entre ellos se encuentran la escasez de farmacéuticos –cada punto debe ser atendido por una persona con esta titulación–, o la proliferación de la receta electrónica. «La mayoría de estos establecimientos se encuentran en localidades donde viven personas mayores y ahora, con los datos de su TIS, sus hijos les pueden adquirir la medicación en cualquier farmacia de otro lugar y llevársela a casa», indica.
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Otros dos motivos de esta disminución progresiva de estos espacios es su falta de rentabilidad. Además de un farmacéutico deben contar con un stock de medicamentos, con el coste que ello supone en localidades pequeñas que, por tamaño, tienen una demanda reducida.
El último aspecto que en estos momentos juega en contra de los botiquines es que algunos de ellos se encuentran en núcleos que, en vez de perder población, la han ido ganando en los últimos tiempos. La Ordenación Farmacéutica de la Comunidad Autónoma del País Vasco fija que para abrir una farmacia como tal en una localidad es preciso que esta tenga un mínimo de 2.500 habitantes. En los últimos tiempos hay algunas localidades rurales que han incrementado su población y llegan ya a estas cifras. Es lo que ocurre en Maruri-Jatabe. Allí ha sido autorizada la emisión de una licencia para la instalación de una farmacia, por lo que el botiquín actual tiene sus días contados.
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