Bizkaibus se plantea cancelar los servicios nocturnos en fiestas por el vandalismo
La Diputación abre una reflexión sobre estas rutas especiales ante los «comportamientos de descontrol» de algunos usuarios
Los servicios nocturnos que a petición de los ayuntamientos presta Bizkaibus cada verano en las fiestas de los diferentes municipios vizcaínos están en el aire. ... La Diputación se plantea suspender este tipo de rutas ante el auge, de un tiempo a esta parte, de «los comportamientos de descontrol y falta de respeto» que soportan los conductores. Es más, el Departamento de Transportes, Movilidad y Turismo invita a «no olvidar» que se trata de itinerarios «extraordinarios y puntuales».
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La decisión definitiva no está todavía tomada, aunque dependerá en buena medida de si persisten o no las conductas incívicas. Esos «incidentes que nos alertan» hasta ahora no han tenido «consecuencias graves», pero sí ponen en cuestión «la sostenibilidad de estos servicios nocturnos», toda vez que la «prioridad» de este área es la integridad de los chóferes. Así lo asegura la diputada foral de Transportes, Sonia Pérez, en un artículo que hoy publica EL CORREO en sus páginas de Opinión.
La plantilla lleva años reclamando más seguridad, hasta el punto de convocar en marzo del pasado año un inédito paro de 24 horas para denunciar el «aumento de agresiones». Se convocó por primera vez una Mesa de Seguridad para analizar la situación con los trabajadores, que derivó en una batería de iniciativas como la instalación de botones del pánico en el cuadro de mando de toda la flota de autobuses para que los conductores puedan dar la voz de alarma cuando estén en problemas.
Aunque no son «graves», sí se ha tenido que cancelar algún servicio por tumultos de usuarios
También se ofreció una formación específica a 1.200 chóferes para que sepan cómo actuar ante diferentes tipos de situaciones comprometidas, especialmente en caso de encontrarse con usuarios agresivos al constatar que la inseguridad era cada vez mayor, sobre todo a raíz de la pandemia. Entre enero de 2018 y septiembre del pasado año, se produjeron a bordo de los autobuses interurbanos -tanto en las líneas regulares como en las especiales- 738 «conflictos», y en seis de cada diez (469) se requirió la intervención de la Ertzaintza o de las policías locales. De esos incidentes, 235 se catalogaron como «agresiones al personal», la mayoría (222) de carácter verbal, aunque también hubo 17 físicas.
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Los autobuses tienen botón del pánico y policías y ertzainas prestan apoyo en paradas «críticas»
No es de extrañar con esos datos que otra de las medidas adoptadas por la Diputación fuera cerrar un acuerdo con la Ertzaintza, suscrito el pasado año, para que refuerce su presencia en torno a las líneas en las que se registran más incidentes, que están bien identificadas. Se trata de las rutas nocturnas de los fines de semana, las que circulan por municipios en fiestas o las que conectan con las inmediaciones de alguna discoteca.
«Riesgos para el personal»
El área de Transportes también solicitó a las policías locales que vigilen algunas de las paradas consideradas «críticas» y que, en las noches festivas, acudan a las paradas a ordenar los flujos de gente. Estas actuaciones parecen no haber calado, toda vez que «cada servicio nocturno en fiestas que ponemos implica riesgos para nuestro personal» y supone «un esfuerzo, pagado con dinero de todos, por la movilidad sostenible» y por la «seguridad» de quienes van a las fiestas, para que no pongan «en riesgo» sus vidas al volver a casa. Sin embargo, «consumen recursos limitados que podrían utilizarse para reforzar las líneas regulares, donde la demanda es constante y la finalidad del viaje está centrada en el acceso al trabajo, a los estudios o a la sanidad».
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La reflexión abierta por la entidad foral, en todo caso, no responde tanto a un hecho concreto como a la «sensación» general tras años de incidentes. Es habitual, en los itinerarios nocturnos en fiestas, que los usuarios intenten coger el autobús a última hora, en ocasiones en visible estado en embriaguez, y que se produzcan tumultos, hasta el punto de que un servicio en unas fiestas tuvo que se suspenderse precisamente por las conductas incívicas de los usuarios.
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