Bizkaibus estrenará botones del pánico y un protocolo para atajar agresiones en los buses
Un Puesto de Mando visualizará en tiempo real las cámaras de los buses forales, cuyos chóferes han sufrido 235 ataques físicos o verbales en 7 años
En marzo del año pasado la plantilla de Bizkaibus convocó un inédito paro de 24 horas para denunciar el «aumento de agresiones» que estaban padeciendo ... los chóferes y exigir a la Diputación y a las empresas concesionarias que tomaran medidas. La primera decisión del Gobierno foral fue convocar por primera vez una Mesa de Seguridad para analizar la situación con los trabajadores en busca de soluciones. Tres reuniones después ya hay sobre la mesa una batería de iniciativas concretas y plazos para su puesta en funcionamiento.
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Según el plan de actuación al que ha tenido acceso EL CORREO, el cambio más inmediato ha sido instalar en el cuadro de mandos de toda la flota de autobuses un botón del pánico que permita a los conductores dar la voz de alarma cuando estén en problemas. Existe ya en más de 160 unidades y se calcula que para junio estará disponible en todas. Hasta ahora los chóferes tiraban de 'pisón', un pedal cuya función original era avisar cuando sufrieran algún percance técnico en ruta. Había empezado a ser usado para cuestiones de seguridad, pero no resultaba demasiado eficaz porque la alerta llegaba a los talleres y había que redirigirla, aunque nadie tenía muy claro a dónde.
Según el balance de incidentes que maneja el Departamento foral de Transportes, entre enero de 2018 y septiembre de 2024 se han producido a bordo de los autobuses interurbanos 738 «conflictos». 469 –el 60%– requirieron la intervención de la Ertzaintza o de las policías locales y 235 fueron catalogadas como «agresiones al personal». La mayoría –222– fueron verbales, pero también hubo 17 físicas. Algo más de dos por ejercicio. El incivismo, las reticencias a pagar el viaje y a usar la mascarilla durante la postpandemia fueron los otros grandes focos de problemas. También hubo roturas de material, peleas en aglomeraciones, reproches desde otros coches en carretera, usuarios grabando o fotografiando sin permiso a otros viajeros con el móvil...
La conclusión ha la que se ha llegado en la Mesa de Seguridad es que durante el periodo que duró la crisis sanitaria hubo un repunte de agresiones, y pese a que las físicas están retrocediendo ya a cifras precovid las verbales «se han disparado». Desde 2020 hay un 94% más de media al año. Se espera que las campañas de concienciación, el botón del pánico y todo el protocolo que va a llevar aparejado ayuden a relajar los ánimos y a dar mayor seguridad a los conductores.
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Cuando todos los bizkaibuses estén equipados con el nuevo dispositivo arrancará una nueva era. De ahora al verano los 1.200 chóferes van a recibir formación específica para que sepan cómo actuar ante seis tipos diferentes de situaciones comprometidas, que van desde la más habitual del pasajero agresivo a otras mucho más puntuales como posibles episodios de acoso sexual a viajeras o intentos de robo. Por norma general se pedirá a los profesionales que mantengan la calma, que no abandonen su puesto ni interactúen con el agresor y que activen discretamente el pulsador rojo del salpicadero.
Inicialmente, el botón del pánico activará la emisión en directo de las cámaras que porta cada autobús y conectará al chofer con el centro de control de tráfico de Malmasin. Expertos decidirán allí si es necesario avisar a las fuerzas de seguridad o si la cosa no pasa a mayores. En el primer caso, se pedirá al conductor que aparque a la espera de que llegue una patrulla.
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La coordinación con la Ertzaintza y las guardias urbanas también se está afinando los últimos meses. La presencia policial en días, horas y paradas 'calientes' ha empezado a ser más evidente. Según las estadísticas, hay tres líneas en las que se registran más conflictos que en las demás. Con mucha diferencia. Son las que van de Bilbao a Amorebieta, Gernika y Bermeo, la que llega a Lemoa, Durango y Elorrio, y la que conecta con Barakaldo y Santurtzi.
Dudas con las mamparas
Durante los siguientes años la idea es ir un paso más allá. Conforme se vaya renovando la flota de autobuses las unidades contarán con nuevas cámaras que grabarán permanentemente y trasladarán la señal a un Puesto de Mando Unificado que se creará en una sede aún por determinar. Un equipo que liderará un responsable de seguridad, puesto de nueva creación, visibilizará el interior de todos los vehículos en servicio permanentemente. Además del botón del pánico, un software permitirá detectar al momento comportamientos «extraños» de los pasajeros.
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En paralelo a todo este despliegue tecnológico, la Mesa de Seguridad también debe dirimir durante sus próximas sesiones si instala mamparas protectoras para los conductores. Fue una de las primeras peticiones de la parte social y la Diputación ha rastreado el mercado para ofrecer varias alternativas. También se irían instalando con la renovación de las unidades, pero es una cuestión que no está clara. Los trabajadores sopesan si la protección total que facilitarían compensa las pegas: quedarían encajados y en algunos casos generan reflejos incómodos para conducir. Es posible que se monten algunos prototipos en algunos buses a modo de prueba.
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