Bizkaia premiará con rebajas en la tasa de basuras a los que más reciclen
Los vizcaínos se deshacen mal del 92% de los restos orgánicos; la nueva norma foral pretende poner límite a ésta y otras malas conductas
En los océanos ya hay islas de plástico tan grandes como países y las previsiones científicas apuntan a un calentamiento global superior a los 1, ... 5 grados centígrados en los próximos años con consecuencias catastróficas. El cuidado del medio ambiente obliga a reciclar los desechos para evitar la proliferación de la basura. Y la realidad es que en Bizkaia los municipios reciclan mucho menos de lo deseable. Así queda de manifiesto en los últimos datos (pertenecientes al año 2021) recogidos en el plan de residuos de la Diputación, una norma foral de más de 200 páginas que entró en vigor el 10 de diciembre tras años de cocina y que pretende reducir el volumen de desperdicios que acaban en los vertederos y que los ciudadanos reciclen más y mejor.
El territorio histórico generó aquel año 544.584 toneladas de basura doméstica y comercial, -472 kilos por habitante- y apenas 204.565 se separaron en origen. La mayoría de ese medio millón de toneladas fueron desperdicios orgánicos (el 26% del total). Son también los que menos se reciclan. Un 92% de esos restos de comida, peladuras de fruta o cáscaras de huevo acaban en el contenedor gris mezclados con productos a los que no se les puede dar una segunda vida.
Junto a ello, hay otros datos que subrayan los problemas de los vizcaínos para separar la basura. Por ejemplo, solo se deposita el 32,58% de los envases ligeros en los más de 6.000 contenedores amarillos que hay en la provincia, una cifra muy baja y que choca con todas las directrices europeas. Además, se recuperó el 68% del papel-cartón, el 65% del vidrio, el 89% de los voluminosos y el 85% de la madera.
La cuestión es que en seis años este panorama debe cambiar drásticamente, si el territorio quiere alinearse con la legislación europea sobre el reciclaje. La forma de tirar la basura será muy distinta: tal vez no podamos arrojarla a diario y quizá necesitemos una llave física o digital para abrir los contenedores. También habrá que generar menos: un máximo de 449 kilos por habitante. Al contrario de lo que ocurre ahora, la mayoría deberá separarse en casa -nada menos que el 58%-.
En este sentido, la Diputación quiere que en 2030 se recicle el 44% de los desperdicios orgánicos, quintuplicando las toneladas que actualmente acaban en el contenedor marrón; el 85% del cartón y el vidrio; el 75% de los envases ligeros y objetos voluminosos; y el 60% del textil y aparatos eléctricos y electrónicos, entre otros objetos reutilizables.
Para ello, la Administración foral apoyará técnica y económicamente a los municipios que implanten sistemas como el puerta a puerta -que fue muy polémico en Gipuzkoa- o el pago por generación, que incrementa en un 25% la tasa de recogida selectiva de los hogares y comercios. Se trata de premiar a quien más recicla y de penalizar a quien menos lo hace y genera más fracción resto, permitiendo una tasa municipal de basuras más justa en la que pague más quien más contamina. ¿Cómo controlarlo? Instalando contenedores que solo puedan abrirse con una llave personalizada, por ejemplo. La localidad de Basauri, con más de 40.000 vecinos, ha instaurado este año este sistema para tratar de aumentar el uso del contenedor marrón.
En Bizkaia, la Diputación obligará a que en la aplicación de esta alternativa se tengan en cuenta aspectos como el impacto de género. Por ejemplo, para no penalizar a las mujeres o a las familias se pueden instalar contenedores específicos para tirar pañales y compresas, como hizo en su día Zamudio. En realidad, la Ley 7/2022, que recoge varios mandatos de Europa de índole ambiental, obliga a los municipios a que implanten el pago por generación en la tasas municipales este próximo 2025. Todos tendrán que hacerlo antes o después.
Además, el Ministerio para la Transición Ecológica establecerá en dos años un sistema de devolución y retorno de envases, unas máquinas en las que los consumidores depositan las botellas y recuperan el dinero con el que se incrementará el precio de esos productos. Se trata de una demanda histórica de los ecologistas. La Diputación analizará «la posibilidad de contribuir» al desarrollo de este sistema.
Sanciones «contundentes
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Confía también la Administración foral en que otras disposiciones legales referentes a los envases ligeros y plásticos de un solo uso reduzcan en una quinta parte el número de los que se producirán en 2030 en el territorio. Por otro lado, en el plan se compromete a luchar contra los vertederos ilegales y la basura marina y fluvial con medidas de limpieza y con «la aplicación de sanciones contundentes que luchen contra la impunidad de estas operaciones». Se pondrán en marcha acciones de concienciación en el sector pesquero y agrícola y se apoyarán estudios para reutilizar esta basura.
Además, la Diputación estudiará la implantación de mayores incentivos fiscales por depositar residuos eléctricos y electrónicos en centros autorizados. Este tipo de basura crece de forma espectacular y es, además, muy contaminante pero muy aprovechable. Por otro lado, mejorará la red de pequeños depósitos para aparatos eléctricos o electrónicos y se incrementarán también los de aceite usado. También se dará un impulso al contenedor blanco que gestiona Koopera, en los que tienen cabida pequeños electrodomésticos, además de textiles y libros: se instalarán más depósitos -ahora hay 477-, permitiendo que acojan más objetos y difundiendo su uso. Además, se mejorará la maquinaria de la entidad para optimizar la calidad de los productos que allí se clasifican y que puedan recuperarse más prendas y accesorios. Y se mejorarán los garbigunes para que sean utilizados por más gente.
Por otro lado, se tomarán otra suerte de medidas, como planes de apoyo a empresas para que reduzcan sus desperdicios, -en lo que se invertirán 2,7 millones del total de 85 previstos en el plan- se pondrán en marcha cláusulas verdes en la contratación pública, ayudas para comercios sostenibles y muchas campañas de concienciación ciudadana. Por ejemplo, se subvencionará a los ayuntamientos para que repartan envases y bolsas reutilizables que ocupen el lugar de las de plástico que, aunque han de pagarse, se siguen utilizando.
Más reparaciones
También se incidirá en la reducción de desperdicio alimentario con campañas en el sector y conectando mercados y empresas con asociaciones benéficas y se seguirá apoyando el autocompostaje en las zonas rurales. Se quiere incentivar el consumo «inmaterial» y poner en marcha una guía de establecimientos de artículos de alquiler, de tiendas de reparación y de venta de productos de segunda mano. Además, habrá talleres municipales de reparación de bicis, muebles... Y bonos descuento para reparar cosas. Ya hay una campaña de este tipo denominada 'Bizkaia Repara'.
El plan deberá revisarse el próximo año. Entonces, se deberá reciclar el 55% de los residuos, según la Unión Europea. El objetivo último es que dentro de seis años se logre dar una segunda vida al 70% de los residuos que producen los domicilios y comercios vizcaínos, mientras que otro 5% será dedicado a realizar compost. Un 20% será revalorizado en Zabalgarbi (de este proceso también surgen subproductos, como ceniza y escorias, además de electricidad) y menos de un 3% terminen en vertederos. En este sentido, una partida significativa, de 5 millones, se destinará a expansiones de los vertederos.
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