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Bilbao sopla 725 velas con la vista puesta «en los siguientes siglos que va a vivir la ciudad»
Aburto pide aprender del «trabajo conjunto» realizado hasta la fecha para construir una villa «atractiva, amable y cohesionada» de cara al futuro
725 años no se cumplen todos los días. Es una cifra redonda y suficientemente amplia para echar la vista atrás y analizar todo lo que ... se ha logrado en este tiempo. Pero también un punto de partida para lo que está por venir. Así lo ve Juan Mari Aburto, alcalde de Bilbao, una ciudad que este domingo sopla velas. Lejos de dormirse en los laureles el Ayuntamiento considera que esta fecha debe servir de impulso para «proyectarnos al futuro y pensar en los siguientes siglos y momentos que, sin duda, va a vivir Bilbao».
¿Y cómo será esta urbe en el futuro? El deseo del regidor es que sea «atractiva, amable y cohesionada», un lugar donde toda la gente que lo desee «pueda desarrollar su proyecto vital, personal y familiar». Para construir la Bilbao de los próximos siglos el regidor aboga por «aprender de nuestro pasado» y edificar sobre la base de lo que la ha permitido a la villa ser lo que es en la actualidad.
«Hemos llegado hasta aquí gracias al trabajo conjunto, al consenso y a la política del Ayuntamiento. Es un orgullo para todos», ha destacado el alcalde, quien ha insistido en «el poder transformador de la política» para el desarrollo de una ciudad. Y esas deben ser, en opinión de Aburto, las principales herramientas para dar forma a la Bilbao del futuro: «Trabajo conjunto, consenso y que la política siga mejorando la vida de los bilbaínos».
Juan Mari Aburto ha realizado estas reflexiones tras finalizar los actos de conmemoración del 725 aniversario de la fundación de la villa. Una jornada que ha arrancado a las 10 de la mañana con el izado de la bandera de la ciudad en la plaza Ernesto Erkoerka, situada junto al Ayuntamiento. De 7,5 metros de ancho por 5,5 de alto, la enseña blanca y con un cuadro rojo en su parte superior izquierda, se empleaba como insignia marítima para distinguir a los barcos mercantes con base en Bilbao. En 1845 fue asumida como estandarte de la ciudad, aunque no fue hasta la década pasada (en 2016) cuando su uso como bandera de Bilbao fue regulada.
Tras el izado y el aurresku de honor, amenizado todo ello con las canciones de la banda de txistularis, fundada en 2004, la corporación municipal se puso en marcha hacia la Plaza Circular para rendir homenaje a la estatua de Don Diego López de Haro, fundador de la ciudad. Lo hizo a un ritmo entrecortado, el que marcaban los semáforos de los pasos de peatones, y bajo un suave lluvia. El sirimiri, tan típico de Bilbao, no quiso faltar en el 725 aniversario de la ciudad.
Una forma de ser
Una vez bajo junto a la plaza fue el momento de la ezpatadantza y la ofrenda floral. Los concejales del Ayuntamiento, junto con una representación de la ciudadanía de Bilbao, entre ellos varios Ilustres de la villa, depositaron claveles rojos y blanco bajo la estatua de Don Diego. Estuvieron presentes numerosos rostros reconocibles de la vida social, cultural, económica, deportiva y política de la villa. No faltaron tampoco representantes del cuerpo consular, las universidades, el comercio y la hostelería o de las asociaciones vecinales.
Uno de ellos fue José Antonio Taramona, miembro del Consejo Cívico de la ciudad. «Para un bilbaíno hoy es un día importante, porque se homenajea a nuestro fundador», destacaba. Tan relevante es la villa para Taramona que considera que debería tener incluso importancia a nivel religioso para los cristianos, al mismo nivel que La Meca para los musulmanes. «Todas las personas que deseen ir al cielo deberían pasar, al menos una vez en su vida, por Bilbao», valoraba con alegría. Una bilbainada en toda regla, que para eso estaba de cumpleaños.
Por su parte Susana Rodríguez, decana de La Comercial de Deusto durante 13 años, resaltaba la importancia de celebrar el aniversario de la ciudad. «Es algo que hay que mantener y animar a participar en él a la ciudadanía», sostenía. Para esta Ilustre de Bilbao el sentimiento de pertenencia a la villa «con nuestros símbolos, como la amatxu de Begoña o el Athletic, es algo que se lleva dentro y que te envuelve». Es una forma de ser y transitar por el mundo para las gentes de una ciudad que este domingo sopla 725 velas.
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