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Hace siete meses que la zona de bajas emisiones (ZBE) comenzó a funcionar en la capital vizcaína. Esta ordenanza, a la que obliga una normativa europea, busca sacar del centro de las ciudades a los coches contaminantes y, así, mejorar la calidad del aire que ... respiramos. Los municipios tienen cierta manga ancha para decidir cómo aplican las medidas en sus ciudades, pero Bilbao ha optado por una de las interpretaciones más restrictivas: sacar de Indautxu y Abando a los turismos que consideran que emiten gases más nocivos. En este caso, los de etiqueta tipo 'A' y 'B'. Es una normativa que se aplica los días laborales de lunes a viernes laborables, pero está sujeta a cambios. Y el Ayuntamiento ya sondea cómo están los ánimos entre los vecinos por si, en algún momento, fuera necesario cambiar el espacio o la hora afectadas por la ZBE.
La cuestión es que el Ayuntamiento ha contratado a la encuesta Ikerfel para conocer cuál es la percepción de la ciudadanía respecto a la implantación de la ZBE. Encargar a las demoscópicas un estudio sociológico para después guiar la acción legislativa es una herramienta a la que el Consistorio ha recurrido en más de una ocasión. Es una vía a la que acudió, por ejemplo, para consultar a los vecinos sobre qué hacer en La Casilla antes de diseñar cualquier proyecto.
Esta vez quien ha acudido a Ikerfel ha sido el área de Movilidad y Sostenibilidad con el objetivo de averiguar el grado de conocimiento de la ZBE entre los vecinos de Bilbao, la frecuencia con la que estos acuden a Indautxu y Abando y, por último, qué piensan sobre una bateria de propuesta que el Ayuntamiento ha puesto o se plantea poner en marcha.
Ideas como la posibilidad de reducir el tiempo de espera en los pasos de peatones, impulsar puntos de carga eléctricos en parkings públicos o que los coches menos contaminantes tengan beneficios a la hora de utilizar la zona OTA fueron sometidas al escrutinio de los bilbaínos durante la segunda semana de noviembre a través de una encuesta telefónica. Las dos últimas preguntas planteadas, de hecho, eran sobre la posibilidad de llevar la zona de bajas emisiones a otros barrios y ampliar los horarios en los que está activa.
A la espera de que le empresa demoscópica trate los datos y haya resultados concluyentes de esta encuesta, desde el área de Movilidad explican que aunque no se plantean tomar ninguna decisión al respecto de manera «inmediata», sí que utilizan esta información para guiar sus decisiones futuras. Es decir, que si la mayoría de los vecinos encuestados contestaran que quieren que la ZBE llegue a todos los barrios, aumentarían las posibilidades de que este deseo se convierta en realidad.
La ordenanza, de hecho, ya contempla que «en episodios de alta contaminación atmosférica» las restricciones podrán ampliarse a otras áreas mediante una resolución de Alcaldía. La ordenanza también prevé que, por los mismos motivos, en la ZBE se impulsen medidas más prohibitivas como aumentar las restricciones horarias. La concejala de Movilidad, Nora Abete, ya declaró en una entrevista en este periódico el pasado agosto que «el modelo actual es un punto de partida. Europa va a ir avanzando hacia posiciones cada vez más restrictivas».
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