Bilbao reforma dos barrios protegidos con 16 millones de ayuda del Gobierno vasco
La sociedad Viviendas Municipales promoverá ahorros energéticos del 65% y la accesibilidad total en 400 pisos en Irala y en Santutxu
Amparo García tiene 70 años y trabajó durante más de cuatro décadas como auxiliar de enfermería en Basurto. Lleva 66 años subiendo las mismas vetustas ... escaleras de madera hasta su casa en una quinta planta en Torre Urizar, en Irala, unas de las barriadas sociales históricas de Bilbao. Fue proyectada por Ricardo Bastida en 1919 para «el confort de los obreros» y «de una forma genial, de tal forma que en todas las viviendas hay ventilación y entra el sol en en algún momento del día». Dentro de su casa, la luz de la mañana inunda una preciosa galería acristalada, con vistas a la iglesia. El monte asoma desde todas las ventanas. Amparo colabora con 11 Ongs distintas. Recién operada de la rodilla, no ha necesitado rehabilitación porque «las escaleras me han venido genial», relata.
La sociedad Viviendas Municipales poseía todos los pisos del barrio, aunque vendió una parte a los inquilinos, recuerda la mujer, que lo compró en 2004. Muy pronto Amparo al fin podrá utilizar un ascensor para subir y bajar de su casa. Todo el barrio, en forma de tridente con tres plazas, se somete a una importante intervención, de unos 12 millones, que pretende modernizarlo respetando sus singularidades. Y es que tiene un gran valor histórico y una protección C.
La tarea ha requerido una ingente labor de cocina por parte de Viviendas Municipales para poner de acuerdo a un barrio gigantesco: 264 viviendas distribuidas en 25 portales de las que 170 son del Ayuntamiento, que también posee los 9 locales. Una oficina de Open Gela resuelve las dudas de los vecinos y trata de lograr consenso en cuestiones como el aspecto que tendrán las futuras plazoletas, el tipo de manillas, el color de las fachadas... Una trabajadora social atiende a los vecinos seis horas la día. En la oficina también se gestionan las ayudas y las derramas o se planifican los hitos de la obra para no interferir con la vida de los vecinos. «La atención a la ciudadanía y los procesos participativos son claves en esta rehabilitación», relata Txari Vallejo, arquitecta de Viviendas Municipales.
El ganador del concurso, Egoitz Arana, de Abitura Arquitectos, propuso «una actuación modesta y realista», basada en la protección del patrimonio y la minización de las molestias al vecindario. Las obras, encargadas a la UTE formada por Altuna y Uria y Andrasa, conseguirán la accesibilidad total, instalando los 17 ascensores que faltan, y un ahorro energético del 65% a través del aislamiento de la fachada, la colocación de unos 150 paneles solares con una potencia cercana a los 100 kW en las cubiertas, el cambio de cerca de la mitad de las calderas y de las ventanas a petición de cada vecino y la sustitución de todos los portales.
«A veces resulta complicado convencerles que hagan mejoras. Pero ahora tienen subvención por cambiar la caldera, pero si se estropea dentro de dos años igual no», ejemplifica Vallejo. El Gobierno vasco financiará el 70% de la obra, es decir, unos diez millones y medio de euros, dentro del Plan Interinstitucional de Inversiones Estratégicas del Departamento de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes. que se suman a los 5,6 que aportará en una intervención similar en Párroco Unceta, en Santutxu. El resto del importe correrá a cargo de los propietarios, entre ellos Viviendas Municipales, dueña del 64%.
Lana de roca
Además, las familias vulnerables propietarias podrán acceder a una ayuda extra, de tal forma que hasta el 90% del coste de la obra les quede cubierto. Se han colocado los andamios y se están instalando los ascensores en los 17 portales que carecían de ellos. Como se trata de un edificio de estructura de madera y además protegido, no se puede colocar fachada ventilada y se emplea un SATE especial, de lana de roca, un aislamiento mineral que protege frente al fuego,– se instalan también listines verticales «cortafuegos» cada ciertos metros– del frío, del calor y del ruido, explica Arana. La actuación es compleja porque la fachada incluye multitud de ventanas, relieves, molduras... Ello implica picar con cuidado, colocar el aislante de forma muy precisa y reconstruir. El aspecto deberá ser lo más semejante que se pueda al actual.
Eso sí, se cambiarán las puertas ciegas de los portales, de madera pesada, por otras más livianas y acristaladas que cumplan con la normativa de accesibilidad y que respeten algunos elementos de la estética original. La liquidación final se realizará por cuotas de participación; por bloques, portal (no todos han puesto ascensor) y por vivienda ( algunos vecinos han instalado ventanas o caldera, ambas o ninguna). En general, los propietarios solo afrontarán un 30% del valor de la obra y en el caso de los más vulnerables, un 10 ó u n 20%.
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En la barriada de Párroco Unceta, un grupo construido en 1956 en Santutxu, Viviendas Municipales también desarrolla una actuación similar. Levantada en 1956 y proyectada por Ricardo Bastida, Emiliano Amann y Germán Aguirre, cuenta con 528 pisos. De momento, la actuación afecta a 13 portales con 135 hogares, –desde el 41 bis hasta el 63 de la calle Santutxu–de los que 69 son del Ayuntamiento, que cuenta con un 56 % de la propiedad. La obra comenzó en octubre valorada en 7,5 millones, y el Gobierno vasco aportará 5,6 merced a la misma convocatoria.
Una oficina Open Gela también asesora a los vecinos. La obra finalizará en abril de 2026. Se instalarán 13 ascensores, se aislará la fachada y se colocarán 119 paneles solares con 63 kW de potencia para ahorrar un 65% en suministros. La estructura de los edificios es de hormigón y los elevadores se colocarán «en el hueco en el que está la escalera» y ésta «saldrá un poco hacia la calle», relata Lander Irazoqui, aparejador de la sociedad municipal. Por eso la instalación está resultando más complicada para los vecinos, porque «en ciertos momentos del día no se puede andar por la escalera, ya que van tirando tramos. También hay que picar los balcones, así que se hablar mucho con la gente por las interferencias de la obra», explica.
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