Bilbao redobla el pulso con los manteros y multiplica por veinte los productos requisados
En lo que va de año la Policía ha confiscado 8.373 artículos falsos, un 1.900% más que en todo 2023 al haber «más actuaciones y una vigilancia más activa»
Lo más difícil de este asunto es que los manteros son al mismo tiempo infractores y víctimas. Seguramente por eso las policías siempre han tenido ... cierta tolerancia con este tipo de venta callejera de productos falsificados. Los comerciantes se quejan, sí. Pero la gente por la calle a menudo simpatiza con ellos y entiende que de algo tienen que vivir. Mayormente, no generan un gran rechazo en la opinión pública. Así que el Ayuntamiento, el de Bilbao y muchos otros, siempre ha tratado de guardar ese equilibrio entre hacer la vista gorda ante una actividad abiertamente ilegal y visible, y que no parezca que se desentiende del todo. El protocolo habitual era que los policías se dejaban ver antes de pasar por una zona de venta para dar tiempo a los chicos a recoger sus cosas y poner tierra de por medio.
Pero algo está cambiando. Durante los primeros ocho meses de este año, hasta el pasado agosto, la Policía ha requisado 8.373 productos falsificados que se vendían en la vía pública. Es más del doble que durante todo 2024 (cuando fueron 3.997). Y son veinte veces más que en el ejercicio anterior, en 2023, cuando fueron 430. Antes, en 2022, se habían quedado en 146 solamente. Los datos están en una respuesta del Área de Seguridad del Ayuntamiento de Bilbao a una pregunta formulada por el grupo municipal de Elkarrekin.
Semejante incremento responde fundamentalmente, según aclararon fuentes del equipo de gobierno municipal a este periódico, a dos circunstancias: la primera, que este tipo de actividad ha ganado mucha presencia en las calles Bilbao en los últimos tiempos; y la segunda, que ahora está habiendo una «vigilancia más activa» por parte de la Policía Municipal.
«Se ha incrementado la ocupación de la vía pública por parte de vendedores ambulantes no autorizados, lo que ha hecho más visible la venta de productos falsificados en diferentes zonas de la ciudad», explican fuentes del Área de Seguridad. «Esta mayor presencia en las calles ha generado preocupación no solo en el propio Ayuntamiento, sino también tanto entre los vecinos como entre los comerciantes, quienes ven afectada la convivencia y sienten competencia desleal».
Cuál es el mal menor
Como consecuencia de todo esto «también han aumentado las llamadas y denuncias a la Policía por parte de ciudadanía, comerciantes y asociaciones de comerciantes». Según las mismas fuentes del equipo de gobierno «esta presión social ha llevado a una mayor intervención de la Policía Municipal, que ha intensificado los controles y operativos contra la venta ilegal». Por eso ha aumentado el número de requisas. «Ahora hay más actuaciones policiales y una vigilancia más activa sobre este problema».
En resumen, insisten desde el Área de Seguridad, «el aumento de las requisas es el resultado de una combinación entre una mayor ocupación del espacio público por parte de vendedores ambulantes y una respuesta más frecuente y contundente de la policía, motivada por las quejas vecinales y de comercios».
Para demostrar esa inquietud social, en el Ayuntamiento de Bilbao apuntan que «de enero a julio hemos recibido en Policía Municipal 563 llamadas de ciudadanas y ciudadanos alertando, avisando o quejándose de la presencia de vendedores ambulantes en la vía pública». No se incluyen en este cómputo las comunicaciones durante agosto, un mes especialmente pródigo en este sentido. En 2024, sólo durante los nueve días de Aste Nagusia, se recibieron «88 requerimientos».
Este es un fenómeno curioso porque, aparentemente, y visto lo visto durante las últimas fiestas de Bilbao, lo que mayoritariamente se encuentra la Policía cuando va a desmantelar los puestos de los manteros es una oposición ciudadana bastante impulsiva. En los últimos años han sido recurrentes los enfrentamientos entre los uniformados y viandantes que les increpaban, incluso les impelían físicamente a no molestar a los manteros.
Esa oposición ciudadana a este tipo de actuaciones –a menudo instrumentalizada por ciertos colectivos, especialmente durante el periodo festivo– también era lo que en buena medida disuadía a la Policía a la hora de poner coto a la venta ilegal. Esto es, el temor a que el coste de la actuación, con episodios de violencia, fuese peor que la manga ancha con este tipo de comportamientos.
Interceptar furgonetas y decomisos a vendedores rebeldes
Hay otras dos explicaciones adicionales al aumento de confiscaciones este año. En la Concejalía de Seguridad señalan que una parte de ese enorme incremento en la intervención de productos falsos es que se ha decomisado el contenido de alguna furgoneta, es decir, «se ha ido más arriba» para atajar el problema antes de que llegue a la calle. En alguna ocasión, en 2024, se había entrado en una lonja. Pero este tipo de actuación es más compleja. Entrar en un inmueble requiere de autorización judicial, explican los mismos medios.
Por otra parte, la Policía ha detectado un cambio de actitud en algunos manteros. Antes, lo normal era que la presencia policial fuese suficiente para que levantasen el puesto. Pero tras los enfrentamientos con viandantes que defienden a estos chicos, y sientiéndose arropados por parte de la ciudadanía, algunos se resisten a irse por su cuenta. Así que cuando llegan los agentes no les queda otra que actuar, y eso también terminaría por aumentar el número de decomisos.
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