Bilbao recupera los fuegos artificiales y disfruta de los primeros destellos de fiesta

La Virgen de Begoña devolvió este lunes la alegría a Bilbao con motivo de la celebración de su día, que el año pasado no pudo conmemorarse por la pandemia. Además del 15 de agosto, muchos fieles tienen marcado en el calendario el 11 de octubre y la fiesta canónica de la Patrona de la ciudad. Y así lo demostraron ayer. Con el añadido de que el programa de actos estuvo rematado por unos fuegos artificiales, tal vez el espectáculo más popular y añorado por los bilbaínos tras dos años sin Aste Nagusia.

La cara de Carmen Álava era buena prueba de ello. A sus siete años reconocía que nunca había disfrutado con un espectáculo pirotécnico, y que ayer había visto «palmeras y estrellas en el cielo». «Antes los evitábamos porque le daban miedo. Pero ya no. Y tanto ella como su hermano Jon, que este martes cumple cinco años, lo han gozado», reconocía su padre Iñigo, al que eso sí, le supieron a poco comparados con los de la Semana Grande -duraron poco más de siete minutos-.

Poco antes, a la salida del templo tras la misa mayor, el alcalde, Juan Mari Aburto, se mostraba muy satisfecho con cómo había transcurrido la jornada. Todo había salido a pedir de boca. A pesar de que miles de personas se acercaron a Begoña, no se registraron problemas de aglomeraciones. «Ha sido algo muy emotivo recuperar esta celebración y ver a la gente disfrutarla», subrayó Aburto. En su caso, la felicidad era doble «porque la romería ha servido de marco para recuperar la normalidad y espero que así siga siendo con todos los actos que tenemos por delante».

En la eucaristía, el obispo de Bilbao, Joseba Segura, reconocía que era todo «un gusto» ver de nuevo la basílica llena «y poder volver a celebrar por todo lo alto». Al final de la misa tuvo unas palabras para su predecesor, Mario Iceta, «que sigue siendo muy bilbaíno y no se ha querido olvidar de este día tan especial y me ha pedido que os transmita sus mejores deseos».

Escuchaba embelesada sus palabras, y todavía con la lengua fuera, Begoña Usillos. Esta valenciana había llegado el viernes a San Sebastián con el propósito de hacer parte de la ruta Norte del Camino de Santiago y llegar este lunes a Bilbao. «Pero hemos calculado muy mal y hemos tenido que hacer el último trayecto en tren; un poco más y no llegamos. Después de todo lo que hemos pasado, no quería perderme este momento por nada del mundo». Misión cumplida.

Merche Pérez es miembro del grupo de danzas Erreka Ortu y estaba muy emocionada. «Durante 15 años habíamos acompañado a la romería desde El Arenal y, aunque este año han recortado el recorrido para evitar aglomeraciones, nosotras le vamos a bailar a la Virgen el mejor Agurra», aseguraba justo antes de iniciarse la misa. «Llevamos año y medio sin bailar, pero eso no se olvida. Es una gozada recuperar actos como estos que nos permiten conservar la tradición», remarcaba.

Las integrantes de la 'cuadrilla de las guapas', «que así nos llamamos», estaban ayer más contentas que nunca. Begoña, Sofía, Munila, Camino, Pili y Mari Jose no se juntaban desde el estallido de la pandemia y, aunque por separado sí que habían venido a ver a la Amatxu, no habían podido hacerlo todas juntas. «Es que ser, no será la más guapa, pero a la Virgen de Begoña se la quiere mucho, mucho... ¡Cómo no íbamos a venir!», confesaban.

Nerea Fernández también irradiaba felicidad: había podido abrir de nuevo su puesto de rosquillas en la romería de Begoña. Ella es bilbaína y siempre le ha gustado participar de esta entrañable tradición. Y vender sus productos, claro. Para evitar riesgos, los tenderetes se distribuyeron ayer por el parking anexo a la basílica. «Es la primera vez que monto el puesto en Bilbao desde la pandemia. Y en otros lugares apenas sólo tres o cuatro veces, no te creas», aclaraba. «Pero bueno, parece que ahora nos van a empezar a dejar, en Santo Tomás y en lo que sea», se congratulaba.

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