El plan concebido para la Nueva Casilla contempla la construcción de un parking subterráneo de 350 plazas. Jordi Alemany

Bilbao rebaja sus exigencias para atraer empresas que levanten La Nueva Casilla

El polideportivo será gestionado por el Ayuntamiento para que la adjudicataria pueda centrarse en eventos y negocios complementarios

Lunes, 29 de septiembre 2025, 00:37

La Nueva Casilla es uno de los grandes proyectos que tiene Bilbao pero se ha quedado en punto muerto después de que ninguna empresa se ... interesase en hacerse cargo de él. De lo que se trata, recordemos, es de tumbar el actual pabellón para, en su lugar, levantar uno nuevo. Y con más usos: seguirá contando con un polideportivo y sumará una piscina en la órbita de Bilbao Kirolak, pero también habrá un parking subterráneo con 350 plazas, un moderno espacio para eventos y actividades diversas, quizás algo de hostelería, y otros usos a sugerir por la iniciativa privada.

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La iniciativa privada es crucial en esta historia porque, tal y como está planteado el asunto, se trata de una concesión pública. Esto es, una empresa se encarga de llevar a cabo la obra, que incluye también la reurbanización del entorno (el parque, las aceras, etcétera), y luego explotaría el equipamiento durante varias décadas (cuatro en principio) para resarcirse y obtener rentabilidad. Lo explotaría todo menos el polideportivo básico, que sería parte de la red pública; eso sí, la empresa debería gestionarlo. Aquí está el problema.

Después de que el concurso con este planteamiento quedase desierto en noviembre de 2024, hace casi un año, el Ayuntamiento de Bilbao empezó a buscar de nuevo el modo de reiniciar el proceso y diseñarlo con unas condiciones que resulten atractivas, ahora sí, para la iniciativa privada. Y uno de los aspectos clave es lo del polideportivo.

Pues bien, según han avanzado fuentes municipales a este periódico, en el nuevo proceso que se está preparando se va a reformular lo que tiene que ver con las instalaciones deportivas y la piscina. Lo que se va a proponer es que queden bajo la gestión directa de Bilbao Kirolak. Mientras, permanecerá en manos de la empresa adjudicataria el resto de usos, «la gestión y explotación de los servicios complementarios que se planteen». Esto es, el parking, la zona para eventos, conciertos y demás, los usos hosteleros... Y lo que se sugiera.

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Este cambio es fundamental. En el Ayuntamiento asumen que la gestión del polideportivo «se había convertido en el principal escollo de la licitación». Según distintas fuentes, por dos motivos: porque las firmas interesadas, cuyo negocio tiene que ver con los eventos y actividades afines, no tenían ningún interés en gestionar un equipamiento deportivo. No es su negocio. Y menos aún hacerlo para una administración porque eso les abocaría a ser 'socios' del Ayuntamiento durante décadas, cosa que asusta un poco por las peculiaridades del sector público y por su dependencia de decisiones del ámbito político, a menudo tan voluble y tan cambiante.

Como en el Ayuntamiento no querían renunciar a un equipamiento deportivo porque «la defensa de los abonados de Bilbao Kirolak ha sido una de nuestras máximas en este proyecto», se opta por la solución mencionada. Esto es, la empresa construye el gimnasio y la piscina junto a todo lo demás, pero luego se los entrega al Ayuntamiento y se desentiende. Así se puede centrar en lo suyo. Esto es, en los eventos y lo que sea que monte ahí. ¿Qué será? Está por ver. Aunque no hay fecha para la nueva licitación, en el Consistorio gustaría que ocurriese antes de que termine el año.

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Un regalo foral

Además de este cambio, hay otro factor sobrevenido que va a tener mucha importancia a la hora de elevar las expectativas del proyecto: la construcción de la sede foral en una parcela próxima. Esto ha caído casi como un regalo para los intereses municipales y para los de las empresas que en el futuro lleguen allí.

Es algo de pura lógica. El plan de la Diputación de Bizkaia de centralizar sus servicios en la parcela donde estaba la antigua escuela de peritos, justo detrás de La Casilla, va a aportar un atractivo extra a la zona. No porque ese solar vacío sea ocupado por un moderno edificio, sino porque en él van a estar buena parte de los 3.000 funcionarios forales. Eso supone movimiento, consumo en el entorno, rotación en el parking...

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En fin, que es previsible que en la nueva licitación de la obra de La Nueva Casilla las empresas tengan en cuenta este asunto a la hora de ver viable el retorno de la inversión que vayan a hacer. Hay que recordarlo: el coste de la obra será, según los estudios municipales, más de veinte millones de euros en su versión mínima. Si la compañía de turno quiere hacer más cosas, si busca algo más ambicioso, el importe se elevará muy por encima de esa cantidad.

Otro capítulo en Autonomía

De momento, todo está en el aire. No hay fecha para el comienzo de las obras ni en la sede foral ni en La Casilla. Pero la previsión es que la zona, en los próximos años, tendrá un aspecto más que renovado, renacido. Y ese era precisamente el ánimo del Ayuntamiento: relanzar un punto estratégico de la ciudad y conectar Rekalde, Amezola y la parte baja de Irala. También darle una vuelta al urbanismo en el lugar, rediseñando la plaza y las aceras circundantes. Se había quedado un poco mustio el entorno.

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Y qué decir de Autonomía. Esto ya es más delicado porque no habrá plan definitivo para su reforma hasta que se cierre el anillo tranviario (las vías lo condicionan todo), y eso no ocurrirá hasta que se haga el soterramiento de Abando. Faltan muchísimos años. El plan municipal pasa por hacer reformas puntuales en la calle utilizando módulos móviles para dar más espacio a los peatones durante los años que tarde en llegar la obra definitiva.

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