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El cerco a las viviendas turísticas se estrecha cada vez más en la capital vizcaína. A las constantes sentencias que aumentan el poder de las ... comunidades para frenar su proliferación y a una futura ley vasca que reforzará el control sobre los que ejercen la actividad de manera ilegal, se le suma el que puede ser su varapalo definitivo en Bilbao. En plena ofensiva institucional para garantizar el acceso a una vivienda digna, el Ayuntamiento ha presentado este martes una batería de medidas que restringen sobremanera las posibilidades de poner en marcha nuevos pisos de estas características en la villa y que obligará a que en los barrios más tensionados este tipo de alojamientos tengan un acceso independiente desde la calle. Una restricción que supone un freno importante para la expansión de estos recursos alojativos para visitantes. El objetivo, dice el concejal de Planificación Urbana, Asier Abaunza, «es promover el uso residencial en viviendas para domicilio habitual» en un momento en el que las dificultades para emanciparse se han convertido en la principal preocupación entre los jóvenes.
La cuestión es que aunque Bilbao no es el parque temático para turistas en el que se han convertido otras capitales de provincia (su ratio de camas por habitante todavía está por debajo de Madrid, Barcelona o San Sebastián), el Ayuntamiento lleva meses dándole vueltas a cómo frenar el aumento de alojamientos de esta tipología. Los que ejercen la actividad de manera legal son 1.362 y ya representan el 24% de las camas para turistas existentes en la ciudad, aunque algunos estudios apuntan que la oferta ilegal puede estar muy por encima. Es por ello que el asunto ha sido tratado en un sinfín de ocasiones por el pleno municipal en el último año (a propuesta de las asociaciones vecinales y grupos de la oposición) y el pasado mayo el equipo de Gobierno se comprometió a modificar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) «a fin de limitar la concentración de alojamientos turísticos en los barrios de Bilbao».
Con el objetivo de poner orden y evitar que estas viviendas (VT) y habitaciones (HT) destinadas al uso turístico sigan aumentando mientras se ultima la normativa, el Ayuntamiento aprobó a finales de octubre una moratoria a la concesión de licencias para estos pisos (una medida que los responsables municipales negaron durante meses que fuera jurídicamente viable). Esta prohibición le ha servido al Consistorio para ganar tiempo y realizar un «análisis exhaustivo» sobre la situación de estos pisos en la ciudad, de manera que ha identificado cuáles son las zonas más tensionadas por los alojamientos de esta tipología y en las que, por lo tanto, ven necesario aplicar «un planeamiento más exigente y restrictivo».
Los barrios en los que el área de Planificación Urbana ha detectado una mayor concentración de pisos turísticos son el Casco Viejo, Bilbao La Vieja, Matiko, Abando, Indautxu y Olabeaga. Aunque cada zona sufre la presión de forma diferente –su expansión y el nivel de renta de sus vecinos varía de forma importante–, la realidad es que son los lugares que mayor concentración de camas sufren por habitante. Una situación que en lugares como el Casco Viejo o Matiko ha derivado en importantes protestas vecinales durante el último año, que en ocasiones han provocado episodios aislados de turismofobia.
Es en los bloques de edificios ubicados en estos barrios donde la futura normativa obligará a que las viviendas y habitaciones que quieran estar destinadas al uso turístico a tener una salida independiente a la calle. Es decir, que los visitantes que se alojen en estos pisos deberán entrar por un portal distinto al del resto de los vecinos. Esta medida reduce de manera sustancial la posibilidad de que se concedan un licencias para este tipo de alojamientos, ya que pocos pisos en Bilbao disponen de esta salida independiente y realizar una obra de estas características se antoja, en la mayoría de las edificaciones, imposible.
A la dificultad de que el piso tenga un acceso separado al del resto del vecindario se le suman otra serie de limitaciones que complicarán aún más conseguir estas licencias. En estos barrios del Casco Viejo, Bilbao La Vieja, Matiko, Abando, Indautxu y Olabeaga solo se permitirá un alojamiento turístico por edificio y deberá estar ubicado en la primera planta, ya sea una vivienda o una habitación lo que se ofrece en alquiler. La futura normativa les tratará como si fueran lo mismo. Hasta la fecha, solo las viviendas tenían que cumplir esta regla, mientras que las habitaciones podían estar en cualquiera de las plantas (ya que no se consideraban una actividad económica porque se daba por hecho que el propietario comparte el piso, situación que ha abierto la puerta a la comisión de irregularidades). Del mismo modo, salvo en el Casco Viejo, la planta baja la podía ocupar más de un alojamiento de alquiler para visitantes, de manera que podía haber tantas viviendas de uso turístico como pisos. Con la modificación del plan urbanístico que prepara el Ayuntamiento esto se acabó: solo una vivienda, que esté en el primero y que tenga un acceso diferente al del resto de vecinos.
En el resto de barrios de la ciudad –aquellos en los que los pisos turísticos tienen menos presencia y, por lo tanto, están menos tensionados– la normativa también se endurece, aunque no será necesario que dispongan de un acceso independiente. Lo que establece el Ayuntamiento para estos casos es «que sea accesible». Es decir, que se pueda acceder a esta primera planta en ascensor.
En estos casos, las habitaciones y las viviendas turísticas también se equiparan y solo podrán conseguir una licencia si se ubican en la planta más baja de cada edificio. Se acabó que haya habitaciones en un quinto. Ahora bien, a diferencia de lo que ocurrirá en zonas como el Casco Viejo o Indautxu, no habrá un límite de alojamientos turísticos, por lo que podrán existir tantos como viviendas pueda haber en el primer piso del edificio.
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