Bilbao, un gran solárium
En días de verano como estos, los parques o la azotea de la Alhóndiga son ideales para tostarse sin dejar la ciudad
En los países nórdicos, la gente suele volverse un poco loca en cuanto sale un buen día de verano, hasta el punto de que ese ... sol desacostumbrado acaba trastocando el funcionamiento habitual de las ciudades. Porque, claro, todo el mundo se echa a las calles y los parques, improvisa pícnics y convierte cualquier cachito de suelo en su solárium particular. En Bilbao, sin llegar a esos extremos, también ocurre algo parecido: vale que el tópico exagera al presentarnos como criaturas envueltas en sirimiri, pero es cierto que se trata de la capital de provincia española que recibe menos radiación solar (así lo afirma un estudio confeccionado hace algunos años por Aemet), de modo que conviene aprovechar al máximo estos días que las nubes se cogen vacaciones.
El parque Etxebarria siempre ha sido un buen sitio para tostarse al sol, y este verano todavía más, ya que el Ayuntamiento ha instalado 40 tumbonas de un modelo bautizado con el nombre de la villa. Bastan unos minutos de observación para percatarse de que estos nuevos elementos han dado lugar a una curiosa dinámica entre los usuarios: utilizan las tumbonas para tomar el sol boca arriba, pero muchos prefieren el suelo cuando quieren broncearse la espalda, añadiendo así un movimiento de ascenso y descenso al clásico vuelta y vuelta. «Para estar boca abajo son muy incómodas», aclara Miren Edurne Arana, la más veterana de las usuarias de primera hora de la tarde, y a su alrededor todo el mundo asiente. «A mí se me hacen un poco durillas, pero no nos podemos quejar», comenta su vecina de parque, Laura Gutiérrez.
La gente que toma el sol en Etxebarria suele tener cerca su casa o su empleo y aprovecha los ratitos libres para buscar los rayos de sol. Son personas como Estrella Palomares («salgo del trabajo, estoy hora y media y me voy», explica) o Ibon Benito («vengo aquí por comodidad, me pilla a tiro de piedra de casa»). ¿Y no sienten añoranza de la playa, con su brisa y su mar? «A mí la arena me gusta para pasear. Para tomar el sol, prefiero la hierba», descarta Estrella.
¡Qué colorcito!
En Abandoibarra, Jana Olatz García y Garazi Fernández charlan al sol. Se han colocado entre las canchas de baloncesto y el Palacio Euskalduna, con sus tres perritos (Zara, Hiru y Maritxu) orbitando a su alrededor. Las dos jóvenes son habituales de estos jardines, aunque normalmente forman parte de un grupo más amplio, con amigos que hacen deporte y otros que prefieren relajarse en la hierba. «Venimos mucho, porque con los perros no puedes ir a la playa. Como tengo dos, ni siquiera puedo llevarlos en el tren: a veces le pido a alguien que se haga cargo de uno, como si fuese suyo. Suelen aceptar, a algunos hasta les hace ilusión porque nunca han sujetado una correa», sonríe Jana.
Las laderas de Doña Casilda acogen a un buen número de amantes del sol y a una cantidad nada desdeñable de amantes de la sombra, en una proporción cercana al 50%. Destaca, entre los primeros, Ángel, un señor que se ha arremangado el pantalón, se ha despojado del niqui y se expone al sol sentado en un banco, con la cabeza protegida por una visera. «Suelo ir a las playas, pero hoy tenía poco tiempo. Me he comprado un par de botecitos de espárragos, me los he comido aquí y estaré al sol quince o veinte minutos, porque más es malo. Me gusta que me comenten qué colorcito tengo», reconoce, un poco coqueto.
Claro que uno de los entornos urbanos más propicios para tomar el sol pasa desapercibido a ras del suelo: la azotea del Azkuna Zentroa es una isla veraniega en mitad del mar de casas. Abajo, el atrio brinda una opción alternativa que no pone moreno, pero tampoco hace sudar. Se trata, cómo no, del sol perpetuo de la pantalla gigante, el único que tenemos garantizado en Bilbao.
Encuentros al sol
-
Elis Denciu | Etxebarria
Competitiva
Elis vive justo al lado del parque y este año está metiendo muchas horas al sol. «Quiero estar muy morena, por competencia con mis amigas», se ríe la joven. ¿Cuánto puede aguantar? «Cuatro horas y media. Me encanta el sol».
-
Christel Heumen y Jade Beas | Doña Casilda
Turistas
La parisina Christel lleva un par de días de vacaciones en Bilbao con su marido y sus tres hijos. Entre los hitos del viaje destacan la araña del Guggenheim, el Puerto Viejo, el centro Zubiarte y también el sol. «Sabíamos que aquí suele llover».
-
Ibon Benito | Etxebarria
Una siesta
Vive en el Casco Viejo y suele hacer escapadas al parque. «En la playa, entre que vas, aparcas y vuelves, pierdes el tiempo». ¿No usa las tumbonas? «Ni aquí, ni en la playa. Me tumbo en el suelo y me quedo dormido, ¡acabo de despertarme!».
-
Garazi Fernández y Jana Olatz García | Abandoibarra
Con los perros
Para estas jóvenes, los parques tienen la ventaja de que pueden compartirlos con sus mascotas. «Se debería ver más gente por aquí», afirma Jana. ¿La única pega? «Da un poco de palo ponerse en bikini», admite Garazi.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión