Bilbao dará una segunda vida al cementerio de Begoña al convertirlo en un parque «con memoria»

Lo ha descrito de esta manera Asier Abaunza, concejal de Obras, Planificación Urbana y Proyectos Estratégicos, la mañana de este miércoles. ¿Y cómo lograr avanzar en todos esos objetivos en esta parcela de 6.150 metros cuadrados? El Ayuntamiento de Bilbao ha convocado un concurso de proyectos para llevar a cabo esta «intervención integral, arquitectónica e histórica». El desafío es peliagudo porque hay que buscar un equilibrio entre los dos modelos ahora existentes a la hora de afrontar la segunda vida de los cementerios. Dice el concejal que por un lado está la modalidad nórdica, en la que todo se mantiene, se ponen unos bancos, y listo: conviven lápidas centenarias y cruces con fechas lejanas (tras haber sacado los cuerpos, claro) con zonas de estancia. Por otro lado estaría el modelo mediterráneo, consistente en desterrar todo vestigio del uso pasado y hacer un parque más o menos convencional pero sin rastro del camposanto.

Lo que el Ayuntamiento quiere para Begoña es un término medio en un experimento que, según Abaunza, es inédito en el mundo. Se trataría de mantener esculturas, panteones, cruces y restaurar la vieja capilla al mismo tiempo que el entorno se convierte en un parque. Parte de todos esos elementos que se quieren preservar están ahora almacenados en un lateral de la parcela. Algunos son de uso ineludible por tener valor patrimonial; otros están a disposición de la creatividad de las empresas (cruces, por ejemplo) para alumbrar proyectos interesantes. La idea es ir encajando las piezas del puzle.

Ha dicho Abaunza que «estamos ante un gran reto: el del desarrollo de un proyecto de ciudad, singular y de alta sensibilidad social». Además, debe integrarse en el entorno. De ese modo, los técnicos municipales han decidido que a la hora de seleccionar el proyecto ganador se tendrán en cuenta diferentes aspectos: la atención a los valores naturales, culturales e históricos del lugar, así como a los criterios de sostenibilidad y eficiencia energética; la adecuación e integración de usos y actividades; y otras cuestiones generales, como la gestión inteligente del espacio, así como la viabilidad y sostenibilidad económicas.

Las propuestas deberán definir los destinos de los diferentes ámbitos, y de ese modo incluirán un esquema de superficies y usos para explicar la funcionalidad de cada uno de los espacios, los recorridos entre ámbitos, y para el visionado del conjunto escultórico. También habrá de tener en cuenta el papel que jugará la edificación existente, por ejemplo, la antigua capilla, que se pretende recuperar con la finalidad de albergar y difundir los contenidos históricos y culturales del emplazamiento. Se valorará, además, que los usos propuestos tengan una función pedagógica para todos los públicos, con criterios de accesibilidad universal.

Como hay tantos ámbitos en juego el Ayuntamiento va a pedir en el concurso (que se publicará la próxima semana) que los equipos participantes tengan, al menos, un arquitecto, un historiador y un paisajista. Los participantes tendrán dos meses para presentar sus propuestas y el proyecto ganador recibirá 20.000 euros. Los dos siguientes clasificados se llevarán 6.000. El jurado que decidirá quien gana estará liderado por el propio concejal Asier Abaunza. Quien resulte ganador podrá recibir el encargo de redactar el proyecto y ejercer la dirección de obra, o no. En cualquier caso, los trabajos no arrancarán antes del año 2024.

Dado lo particular del recinto, que en su interior va a haber bienes de valor histórico reseñable, y que su propia naturaleza puede ser un imán para colectivos de hábitos extraños y oscuros, el parque futuro mantendrá el muro perimetral y se mantendrá cerrado por la noche.