Bilbao: la ciudad que fascinó a los más grandes
En sus más de siete siglos de historia la villa ha llamado la atención de todo tipo de celebridades
J. A. / C. B. / O. B. de O.
Domingo, 15 de junio 2025
Durante su historia de más de siete siglos Bilbao ha llamado la atención de mucha gente, desde viajeros que pasaron casualmente por ella hasta escritores, ... poetas y pensadores que encontraron en la villa una fuente de inspiración, admiración o crítica.
El nombre de Bilbao resonó incluso en el teatro isabelino. En dos obras de William Shakespeare (1564-1616) aparecen referencias indirectas a la villa. En 'Las alegres comadres de Windsor', Falstaff menciona una espada corta llamada bilbo, cuando habla de «estar como hoja de bilbo doblada con la punta junto a la guarnición, encerrado en la circunferencia de un celemín, con la cabeza entre los pies». En 'Hamlet', el protagonista alude a unos grilletes de hierro vizcaíno llamados «bilboes», al decir: «Pues, amigo, habíase encendido en mi corazón una especie de lucha que no me dejaba conciliar el sueño, y sentíamos peor que los amotinados en los bilbos». Estas menciones reflejan la fama del hierro de Bilbao en el siglo XVI.
Al cabalgar por este pequeño territorio, uno se imagina que está en Connecticut
John Adams
Segundo presidente de los Estados Unidos de América
El naturalista irlandés William Bowles (1705-1780) quedó sorprendido por la vitalidad de BIlbao y su peculiar ubicación. Se preguntó: «¿Cuál será la causa de que sea Bilbao sanísimo, en medio de tanta humedad, y de estar en parte edificado sobre estacas como Ámsterdam?». Describió la villa con admiración: «Situada tierra adentro orilla de una ría, se compone de setecientas u ochocientas casas, en cada una de las cuales hay muchos vecinos, con una hermosa plaza sobre la misma ría, y en ella un magnífico dique para contener las aguas, el cual sigue a muy larga distancia por el paseo del Arenal abajo».
John Adams (1735-1826), que acabaría siendo el segundo presidente de Estados Unidos, llegó a Bilbao en 1780. En su diario, escribió: «La ciudad está rodeada de montañas». Hospedado en una posada junto a San Nicolás, comparó el paisaje con el de su país: «Al cabalgar por este pequeño territorio, uno se imagina que está en Connecticut».
Bilbao, tan impresionante y hermosa, pero la ciudad en sí no es reseñable por su belleza ni por su limpieza
Henry David Inglis
Viajero escocés
El viajero escocés Henry David Inglis (1795-1835), conocido como Derwent Conway, dejó una visión crítica de Bilbao en su obra 'Spain in 1830'. Escribió: «Ya he hablado de la ubicación de Bilbao, tan impresionante y hermosa, pero la ciudad en sí no es reseñable por su belleza ni por su limpieza: los olores son ofensivos y, yaciendo como hace en una cuenca tan profunda entre las montañas, que la cierran al mar, no puedo pensar en Bilbao como una ciudad saludable». Sin embargo, alabó el paseo junto al río.
El erudito prusiano Wilhelm von Humboldt (1767-1835), que pasó cuatro días en Bilbao en 1801, quedó fascinado por su belleza. Escribió: «Bilbao es extraordinariamente bonito: en limpieza solo Cádiz se le puede comparar, y de la amenidad encantadora del paisaje no es posible, con solo la descripción, proporcionar una idea». Su admiración por la villa refleja el impacto que causaba su combinación de naturaleza y urbanismo.

El novelista canario Benito Pérez Galdós (1843-1920) retrató Bilbao en el contexto de las guerras carlistas en su serie 'Episodios Nacionales'. En 'Zumalacárregui' (1898), describió la resistencia de la villa: «Bilbao, con su ría y sus murallas, resistía el embate carlista, mostrándose como un baluarte de la libertad frente al absolutismo».
El bilbaíno Miguel de Unamuno (1864-1936), profundamente ligado a su ciudad natal, escribió en su ensayo 'Bilbao, villa y corte' (1910): «Bilbao, con su ría, que es como la arteria de su vida, y su comercio y su industria, es el corazón económico del País Vasco». El escritor guipuzcoano Pío Baroja (1872-1956), con su mezcla de ironía y admiración, describió Bilbao en 1953 en una entrevista: «Bilbao es el pueblo más dinámico de España. Vive en su ría como un cosaco sobre su caballo. Las ciudades del Mediterráneo tienen los puertos lejos del centro de la urbe. Contemplan el mar a distancia. Bilbao no. Bilbao mira su ría como si fuera su arteria aorta».
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Ernest Hemingway (1899-1961), que visitó Bilbao en varias ocasiones, la mencionó en 'Fiesta' (1926) y en 'Muerte en la tarde' (1932). En este último libro, escribió: «Bilbao es una ciudad minera, rica y fea, en donde puede hacer tanto calor como en Saint Louis (San Luis del Missouri o San Luis del Senegal) y en donde se admira a los toros, pero no a los toreros».
El poeta francés de origen suizo Blaise Cendrars (1887-1961) dedicó un poema a Bilbao en su colección 'Feuilles de route' (1924), inspirado por su paso por la ría: «Antes del alba / En la ría de Bilbao / Las montañas bajas / Las colinas con las luces de la ciudad / Un decorado que recuerda a Picasso / Las barcas con velas triangulares».
A estas aguas les dieron su color el óxido y la sangre.
José Hierro
Poeta español
El poeta madrileño José Hierro (1922-2002) dedicó un poema a la ría de Bilbao, capturando su dualidad de belleza y sufrimiento: «A estas aguas les dieron su color / el óxido y la sangre. / La ría de Bilbao (léase el testimonio / de don José del Río Sáinz, / «Pick», poeta del mar) / es dinamismo y es prosperidad, / humo, estrépito, hierro. (Y también / muerte, / sudor y sufrimiento). / Te veo pasar, ría, / bello tu rostro de aguas arrugadas, / demacrado y ennoblecido / por los trabajos y los días, / e intento adivinar cómo serías / antes de que los hombres / depositaran sobre tu piel fresca / la lepra de sus almas
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