«Una banda de música con el nivel de la de Bilbao no está para amenizar una corrida de toros»
Pone fin a diez años como director titular y lamenta que hay quien cree «que solo actuamos en verano e hibernamos el resto del año»
José Rafael Pascual Vilaplana consume sus últimos días como director de la Banda Municipal bilbaína, que ha dirigido los últimos diez años, mientras prepara unos ... ensayos en Tenerife.
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– ¿Colabora con otras agrupaciones musicales?
– Claro, como el director de cualquier orquesta que tiene una titularidad. Yo dirijo en muchos sitios, aquí, en el extranjero... Tengo mis semanas de contrato con Bilbao y desde que empecé mantengo mi actividad como director invitado. Es lo normal.
– La banda celebra su 130 aniversario. ¿Le queda mucho recorrido por delante?
– Hasta que la ciudad de Bilbao siga creyendo en ella.
– ¿Y cree?
– La banda es un ejemplo de entidad musical y cultural al servicio de una ciudad con 130 años de historia, pero, sobre todo, con un gran futuro. Evidentemente, el papel de las bandas en los siglos XX y en XXI ha cambiado totalmente.
– ¿En qué medida?
– Hoy en día son entidades con una idiosincrasia sonora y de repertorio que aportan una oferta muy diversificada.
– ¿Ha sabido renovarse?
– Sí, ese ha sido un poco el objetivo. Una banda profesional debe tener una actividad totalmente renovada y adecuada al ambiente cultural actual.
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– Hace diez años confesó que buscaba un mayor reconocimiento para su banda.
– Es importantísimo porque las bandas siguen sin ser objeto de estudio ni en universidades ni en conservatorios.
– ¿Ha conseguido su objetivo?
– Muchos desconocen su historia y potencial. Había mucha gente que venía a escuchar a la banda porque tradicionalmente iban con sus padres, abuelos... También hemos recuperado un público melómano acostumbrado a ir a la temporada de la BOSo la ABAO.
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– ¿Los bilbaínos saben la gran banda que tienen?
– Pues he de decir que no en su mayoría.
– ¿Y eso?
– Hay gente de Bilbao que aún cree que la banda solamente funciona en verano y que el resto del año hibernamos. Gente, incluso, con un cierto nivel cultural.
– ¿Sorprendente, no?
– A lo mejor es que falla la publicidad u otra cosa, pero sigo encontrándome con gente que me dice 'os escucho en El Arenal y en Aste Nagusia'.
– ¿Le duele?
– Les respondo '¿qué creéis que hacemos el resto del año?' (Risas).
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– Otros piensan que la banda es solo para gente mayor.
– Absolutamente, pero ese es un estereotipo producto de la ignorancia.
– Ya.
–Y los estereotipos se vencen con educación. Una cosa es que la banda te pueda gustar más o menos, pero detrás del desconocimiento subyace una pura y absoluta ignorancia.
– ¿Se ha cansado tras una década en Bilbao?
– Cierro una etapa. Agosto es mi último mes como director titular. Comuniqué hace un año que esta era mi última temporada.
– ¿Se va con pena?
– Me despedí del público el 11 de abril en el Euskalduna. Creo en la alternancia. Este tipo de formaciones deben tener direcciones artísticas alternas que ayuden a diversificar la actividad. Personalmente, tengo ofertas y ganas de hacer otro tipo de cosas. Creo que es bueno para todos.
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– ¿A los directores les gusta mandar?
– No es que nos guste, es nuestro trabajo. La labor del director está en generar una interpretación conjunta y convertir varias individualidades en una sola voz. Eso se hace no solo con técnica, también con una gran dosis de psicología, convencimiento y, sobre todo, con mucho trabajo.
– ¿Se le sublevan los músicos?
– ¿Sublevar en qué sentido?
– Que no sigan su batuta.
– El músico auténtico y profesional sabe cuál es su rol en cada momento. Cuando nos educamos en la música, nos educamos primeramente en la tolerancia. Somos conscientes de en qué momento mandamos unos y en qué momento mandan otros.
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– ¿Un director no es nada sin sus músicos?
– Absolutamente. Tenga en cuenta que mi batuta no suena. Siempre digo que como director soy un artista dependiente. Ja, ja.
– ¿Le hubiera gustado tocar más en la plaza de toros?
– Desde que el Ayuntamiento decidió no hacerlo, pues no hemos vuelto más. Hoy en día el papel de una banda 'pro-fe-sio-nal', con el nivel que tiene la de Bilbao, no está precisamente para amenizar una corrida de toros. Pero esa es mi opinión personal.
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«Me enamoré de una profesora de solfeo que marcó mi carrera»
– Su antecesor también era valenciano. ¿Los levantinos no conciben la vida sin la música?
– Tuve mucha suerte porque mi padre nos enseñaba solfeo como quien te enseña a leer. Todos mis hermanos en casa sabemos leer música.
– Su carrera tiene un mayor mérito porque usted cargó de niño con el bombardino pese a que no podía con él, ¿no?
– Ja, ja. Donde empecé de bien pequeño me dieron un bombardino y sí, era un instrumento muy pesado para mi edad, pero después disfruté mucho pudiéndolo interpretar.
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– ¿Sería lo que es hoy sin haberse enamorado de su profesora de solfeo?
– Ja, ja. Bueno, no lo sé, la verdad es que conocer, a una determinada edad, a una profesora de solfeo que se sentaba al piano y tocaba con aquella maestría... Todo aquello me envolvió mucho y dije 'algún día me gustaría sentarme al piano y poder hacer eso también'. Todos tenemos en nuestras vidas momentos que no buscas y te marcan. Los momentos vienen y te buscan a ti, ¿no?
– ¿Recuerda el consejo de su madre a su mujer cuando de novios le decía 'antes de los conciertos, no le tenses a José'?
– Oiga, veo que se lo ha preparado muy bien. Pues sí, la verdad es que muchas veces cuando tengo concierto mi mujer sigue recordándome aquello de 'tu madre tenía razón. Ahora, mi mujer les dice lo mismo a mis hijos cuando tengo concierto y estoy nervioso. Les comenta 'no le hagáis caso a papá hasta que pase el concierto'.
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