Balmaseda, capital de la olla ferroviaria
El segundo capítulo de la Cofradía de la Putxera da el pistoletazo de salida a todo un mes repleto de actividades en la tradición de la cocina de cuchara y cocción lenta
diana martínez
Lunes, 30 de septiembre 2019, 00:51
El legado de las putxeras se mantiene vivo en Balmaseda. La Cofradía de la Putxera celebró ayer su segundo capítulo en la villa encartada, en ... el que se reunieron alrededor de 120 personas. El evento fue el pistoletazo de salida para un mes repleto de actividades, como una degustación en la olla para 600 personas en el museo del ferrocarril vasco de Azpeitia (día 5) o el primer encuentro de ollas ferroviarias de La Robla (día 6).
El punto álgido será el próximo 23 de octubre con la celebración del XLIX Concurso Internacional de Putxeras de San Severino, cuyas novedades se presentarán en el Museo Guggenheim de Bilbao el día 17 de este mes. Como siempre, el certamen, el más antiguo e importante de los 300 que hay en España, se convertirá en una gran fiesta, con un jurado de lujo y premios suculentos a los que optarán una media de 200 guisos, a los que se sumarán otro medio millar que los vecinos cocinarán ese día en las calles y que convierten esta jornada en la favorita de los balmasedanos.
Portando su característica capa y estandarte, numerosos cofrades llegados de casi todo el país disfrutaron ayer de una animada velada en un antiguo convento de monjas de clausura del siglo XVII, hoy reconvertido en el elegante y medieval hotel San Roque. Entre los participantes se encontraban la Cofradía Vasca de Gastronomía y la del Desarme de Oviedo, representantes de los espárragos de Navarra, la Nécora de Noja, la antxoa de Donostia y Queso Idiazabal de Ordizia, así como Queso de Cantabria. Y las cofradías del Vino de Rioja y del Cuto divino de Tafalla, entre otros.
El guiso inventado hace más de un siglo por los trabajadores del ferrocarril de La Robla que les permitía comer rico, caliente y barato en sus largos viajes entre León y Bizkaia son toda una seña de identidad en la villa. Antonio Mena, presidente de la Cofradía de la Putxera, destacó que «no es un patrimonio exclusivamente nuestro, es uno compartido que nosotros abanderamos». Aún quedan rastros de estos artilugios en el Museo de Valencia, en Portugal o en Francia, por decir algunos ejemplos. «La diferencia es que aquí esa tradición no se ha perdido», arguyó Jokin Salaberri, directivo de la entidad encartada. Y gracias a los concursos, que han popularizado por todas partes este plato enraizado en las cocinas de la villa que han hecho suyos los txokos y los restaurantes de alto tapete.
En la ceremonia de ayer se galardonó a varias entidades y personalidades destacadas por su colaboración. Enkartur -ente que se encarga del desarrollo turístico de la villa más antigua de Bizkaia- y Balmadenda -asociación de comerciantes del municipio- se llevaron a casa una pequeña putxera como condecoración. Además, el artista guipuzcoano Koldobika Jauregi se marcó otro tanto al diseñar la nueva indumentaria de la Cofradía de la Putxera, inspirada en el vestuario de la película 'Dantza', también creado por él.
Relevo generacional
Por otra parte, se concedió el premio cofrade de honor post mortem a tres reconocidas figuras por su trabajo, dedicación e ilusión, puesto en el patrimonio de esta villa. Txetxu Ortiz de Vallejuelo, Matías Pereda y Juanjo Villar eran tres vecinos del pueblo muy vinculados a los concursos de putxeras. «Los Maradona, Pelé y Messi del cocinado», señaló Salaberri. La cocina de cuchara y cocción lenta sobrevive en Balmaseda.
Y el mérito es del relevo generacional. Jóvenes del municipio recogen el testigo para continuar esta noble tradición de cocinar como se hacía antaño. Prueba de ello son los familiares de los tres homenajeados, que tomaron la capa y medalla en honor de las reconocidas figuras locales, pues tanto hijos como nietos habían resultado campeones en concursos de la villa encartada. Además, el año pasado fueron ganadores dos chavales de 17 y 15 años. Las putxeras han vuelto para quedarse y está claro que su futuro está en buenas manos.
La clave
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El guiso, inventado por los trabajadores del tren deLa Robla, es una seña de identidad de la villa
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El certamen, que se celebra el día 23, es el más antiguo e importante de los 300 que existen
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