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Ramón García, con su inseparable acordeón. e. c.

La balada de Ramón

Bilbainos con diptongo ·

jon uriarte

Lunes, 18 de noviembre 2019, 01:37

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No pude ver cuánto le dio. Pero la sonrisa del hombre lo decía todo. Y no era la primera vez. Siempre que veía a un ... músico callejero, abría su cartera. Así era Ramón García. Padre de mi amigo y hermano de la vida al que todos conocen por ser gran embajador de Bilbao y convertir su Ramontxu en diminutivo cariñoso y firma profesional. Pero el verdadero Ramontxu era su padre. El hombre a quien dijimos la pasada semana hasta luego. Aunque no lo crean, tuve la sensación de que sonó menos música de lo habitual. Como si los instrumentos callaran por el maestro que se fue. Al fin y al cabo su historia es la banda sonora de nuestra tierra. Miembro de una saga de artistas, formó parte de la Orquestina García, de Sodupe. Perdón, orquesta. Que ya me dejó claro que eran muy grandes. De hecho, escribí sobre ello unas líneas que hoy quiero recordar. Para ello viajaremos hasta 1945, año en que el abuelo crea la orquesta.

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