Bailar hasta que el cuerpo aguante: «Somos imparables»
Cientos de personas han movido el esqueleto este domingo en la estación de tren de Abando con música de todos los estilos
La estación de tren de Abando se ha convertido hoy en una pista de baile. Alrededor de 400 personas de la tercera edad han movido ... el esqueleto con pasodobles y salsas bajo la icónica vidriera. La iniciativa, creada por la Asociación Bilbo Aretoko Dantza TARA - Bilbotara, se lleva a cabo el primer domingo de cada mes y tiene como objetivo fomentar el baile en espacios públicos de calidad y bien comunicados entre las 12.00 y las 14.00 horas. «Queremos que la gente haga deporte combinado con la música, que mueva todo el cuerpo. A nivel mental es alucinante lo que aporta. Conectas con la otra persona, te dejas llevar, conoces a gente... Somos imparables. El baile es eterno y nuestro objetivo es transmitirlo e impulsarlo», cuenta Isabel Saiz, presidenta de la asociación.
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Poco tiempo después de comenzar la sesión, Cristina Iglesias se estaba atando sus coquetos zapatos de baile de color blanco y negro para salir a la pista con su pareja, Miguel Ángel Tapia Ramos. «Hemos venido para divertirnos. Llevamos 18 años participando. Bailar es importante porque nos mantiene activos físicamente y para la salud mental viene fenomenal», contaban.
A la cita han acudido aficionados de todo tipo: desde los que se estrenan por primera vez a los que llevan toda la vida moviendo el esqueleto en una amplia variedad de pistas de baile, con reconocimiento incluido. Uno de los más mayores -a pesar de no aparentarlo- era Joseba Larrea. «Nací el mismo día que Juan Manuel Serrat. Los dos somos capricornio. Nuestras madres se pusieron de acuerdo», se presenta el veterano de 82 años.
«¡Soy una leyenda viva! Empecé bailando a los 17 años. Después comencé a dar clases. Poco a poco me fui formando y conseguí medalla de bronce, plata y de oro. También he ganado bastantes concursos internacionales. Me encanta el baile desde siempre. Lo adapto a todos los estados de ánimo. Es bonito, sano y, además, también se puede ligar, ¿por qué no? Mejor que hacerlo en Mercadona con la famosa piña», bromea.
Los pasajeros que se dirigían al tren este domingo se han llevado una grata sorpresa. Antes de pasar las canceladoras, muchos se han parado a observar a 400 almas felices que movían el cuerpo con salero y alegría. Alguno, incluso, se ha sumado a la fiesta, ¡porque es casi imposible quedarse quieto cuando empieza a sonar la música! No había hueco para la tristeza, el mal humor o el enfado. Todos los aficionados que han abarrotado la explanada de la estación de tren de Abando perseguían el mismo objetivo: bailar hasta que el cuerpo aguante.
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