El Ayuntamiento urgió a cerrar casas y coches

El alguacil pidió a los vecinos que estuvieran alerta y avisaran al 112 si observaban a algún desconocido

Martes, 4 de junio 2019, 23:00

Zeberio amaneció ayer inquieto, con los grupos vecinales de whatsapp echando humo con preguntas, novedades, mientras la Ertzaintza seguía sumergida en la búsqueda de los tres ladrones fugados. A primera hora, las labores se centraban en el monte Arrugaeta, que comparten este ayuntamiento y el vecino de Orozko. «Tiraron monte arriba, en dirección a ese municipio», decía el alcalde, Karlos Idirin. En su huida, los asaltantes habían mostrado una gran habilidad. Se metieron en el río -«encapuchados», según un vecino- para evitar dejar rastros y despistar así a los perros de la Ertzaintza.

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La irrupción de los delincuentes desató la alarma en este bucólico municipio, «uno de los más seguros de Bizkaia», según el alcalde. Los incidentes se reducen aquí a algún robo esporádico de material o maquinaria. Este pueblo de 1.084 habitantes no recuerda haber vivido nunca un despliegue policial de esta envergadura.

El lunes, el alguacil municipal recorrió los 70 barrios -algunos de sólo dos caseríos- para avisar a los vecinos. Debían cerrar bien las viviendas y los coches para evitar que alguno de los delincuentes hallará allí refugio o robara el vehículo para huir. También pidió a los residentes que estuvieran alerta y que llamaran al 112 si observaban la presencia de algún desconocido. «Se te meten dentro del coche, se esconden y te llevan a donde quieren. Qué miedo», decía una clienta de la farmacia, situada en el barrio Zubialde, donde se encuentran la mayoría de los servicios.

Algunos lugareños se encerraron en casa. Muchos reconocían haber tenido miedo durante la noche. Hubo quien la pasó en vela con la escopeta de caza cargada y a la vista, por si las moscas. Otros, mientras, decían no haberse enterado de nada. José Antonio Mendiola vive cerca de la zona en la que se arrestó a quien de momento es el único detenido. «Nos avisaron a todos para que no dejáramos los coches en medio del camino», explicaba.

Con las llaves puestas

«Los quinquis andan en todas las esquinas. Ya no es como antes, cuando mi difunta madre tenía todo el día la casa abierta». En un pueblo con muchos habitantes mayores, «muchos han estado con miedo de que por la noche les fueran a atacar. Algunos estaban avisados. Yo también tenía la escopeta dentro y si llegan a entrar, pues me defiendo. Tenían que meterles más caña, que les lleven a limpiar pistas». Algo con lo que coincidían otros residentes. «Con todo lo que hemos trabajado nosotros...»

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José Antonio salió con sus perros por el monte a las cuatro y pico de la tarde, como hace siempre -«¿Por qué no voy a ir? ¿Por que estén estos?, se dijo- e incluso pasó por su chabola de aperos para ver si había alguno escondido. «Los perros enseguida hubieran ladrado», aseguraba. «Cuando subía, vino el helicóptero y se puso en medio, quieto, quieto». «El operativo fue espectacular y la gente se asustó y hubo intranquilidad. Poco a poco se vuelve a la normalidad. Pero nos ha venido bien para recordar ciertos consejos, porque yo mismo dejo las llaves del coche puestas. Lo que no sabemos es cómo han acabado aquí si la persecución comenzó en Portugalete, con todos los cruces que hay», decía el alcalde. Los ladrones han dejado huellas y la investigación sigue.

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