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La discoteca Sonora, ubicada en el barrio erandiotarra de Astrabudua, vuelve a estar en el centro de la polémica. Esta vez, surge a raíz de ... una reciente resolución del Ayuntamiento de Erandio que exige la limpieza de las pintadas en la fachada de un inmueble, situado a solo cinco minutos de la sala atravesando la pasarela peatonal que conecta con la estación de metro. La medida ha generado fuertes críticas entre los residentes, quienes consideran que los responsables de los grafitis son, en su mayoría, los jóvenes que acuden al espacio de ocio nocturno.
Los vecinos del edificio, que han expresado en varias ocasiones su malestar por el ruido y las molestias causadas por los clientes de la discoteca, consideran que la actuación del Consistorio es «selectiva». «Nos exigen a la comunidad de propietarios que limpiemos las pintadas, pero ¿quién se encarga de limpiar el resto de la estación de metro, que está llena de grafitis? Las inmediaciones de la Sonora están plagadas de pintadas y mobiliario urbano deteriorado», denuncia uno de los afectados.
Los ciudadanos responsabilizan a los jóvenes que se agolpan durante los fines de semana fuera de la sala para hacer botellón, una práctica que ha ido en aumento en los últimos meses, de los daños causados en propiedades públicas y privadas cercanas. «Están fuera de control y la discoteca no hace nada para evitarlo. El Gobierno local tampoco actúa para resolver este problema, pero ahora sí exigen que limpiemos nuestras fachadas», critica otro vecino, que ha preferido no revelar su nombre.
El descontento va más allá de las edificaciones. Los residentes también señalan que la zona presenta muchos desperfectos como las paredes exteriores de la estación, las escaleras, el suelo y el puente peatonal, todos ellos cubiertos de grafitis. También se quejan de la inoperatividad de las escaleras mecánicas desde hace varios meses y las constantes averías del ascensor cerca de la parada del metro, principalmente a comienzos de semana tras las actividades de ocio. «Si vamos a aplicar la ley, que sea para todos, no solo para un edificio. Las pintadas están por toda la zona, y el servicio municipal de limpieza no ha hecho nada para solucionarlo», reclaman.
A pesar de las críticas, el Ejecutivo local ha defendido que la orden de limpieza está en línea con la normativa municipal, que exige el mantenimiento adecuado de los edificios y propiedades para evitar la degradación del entorno urbano. Defiende que la Ley de Suelo y Urbanismo del País Vasco establece que «los propietarios de terrenos, construcciones, instalaciones y edificios tienen el deber de mantenerlos en condiciones de seguridad, salubridad, ornato público y decoro, realizando los trabajos y las obras precisas para conservarlos o rehabilitarlos, a fin de mantener las condiciones requeridas para la habitabilidad o el uso efectivo».
En este sentido, el Ayuntamiento ha dado un plazo de un mes a la comunidad de propietarios para cumplir con la resolución. En caso de no hacerlo, se tomarían medidas adicionales, como la ejecución subsidiaria de los trabajos a cargo de los residentes o la imposición de sanciones, incluyendo multas mensuales.
«¿Por qué no se reparan también otras cosas? Llevamos meses pidiendo que se arreglen las goteras del centro cívico o los bancos rotos en el parque», comenta José Antonio García, un residente del barrio. Su indignación refleja el sentir de muchos vecinos, que creen que la limpieza de las pintadas es solo una medida superficial que no aborda los problemas más graves de conservación y mantenimiento de la localidad, tanto en el entorno de la sala como en el centro del barrio.
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