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A comienzos del pasado año, la Diputación publicó un decreto de ayudas para que las explotaciones agrícolas y ganaderas adquirieran vallados portátiles, pastores eléctricos, geolocalizadores ... y perros para prevenir los ataques de lobos. En ese momento, solo recibieron cinco solicitudes y repartieron 10.000 de los 100.000 euros presupuestados. El pasado verano, volvieron a abrir la convocatoria y las peticiones, de acuerdo a la resolución aprobada ayer, se multiplicaron por cinco, de manera que hasta 27 explotaciones se aprovecharán de estas subvenciones, en las que la entidad foral invertirá más de 67.000 euros.
El incremento se explica por varias razones. Desde el área de Medio Natural y Agricultura precisan que entonces el sector «no conocía tanto» como ahora la existencia de estos apoyos económicos, porque era «la primera vez» que se ponían en marcha. Y también responde el crecimiento a los cambios que se introdujeron en la segunda convocatoria para hacerla más atractiva. Hace casi dos años, se subvencionaba hasta el 50% del gasto para implementar estas medidas, con un máximo de 6.000 euros; este año, el porcentaje asciende al 85% y la cuantía hasta los 10.000.
Aunque otro de los factores que ha influido en que se haya recurrido más a estas subvenciones es el avance del lobo en el territorio. Según los datos recogidos en el diagnóstico del Gobierno vasco que sirvió como base al plan de gestión del canis lupus, 2023 fue el año con más ataques en Bizkaia de la serie histórica (comienza en 2005), con un total de 51 episodios registrados. De ahí que en este 2024 la necesidad de ayuda haya sido mayor.
La semana pasada, incluso el Gobierno vasco, a través del Departamento de Desarrollo Rural, solicitó al Ministerio de Transición Ecológica que retire la «protección especial» para este animal, ya que los ataques se han multiplicado y han generado «daño permanente e irreparable» sobre algunas explotaciones ganaderas en Álava y Bizkaia.
Lo que sí se subvencionó en la primera convocatoria y no en esta ocasión es la adquisición de mastines para cuidar los rebaños. Algunos ganaderos consideran a estos animales imprescindibles para protegerlos, mientras otros creen que no cumplen bien esa función y que generan más problemas -y cuantiosos gastos- que beneficios. Es más, en 2023 solo se incorporaron tres perros con la línea foral de ayudas.
Buena parte de quienes han solicitado subvenciones esta vez lo han hecho para la instalación de pastores eléctricos, con diecisiete actuaciones. También se ayudará a catorce personas en la compra de geolocalizadores para el ganado y a seis para vallados portátiles.
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